domingo, 29 de septiembre de 2013

1° BÁSICO Cuentos Semana del Libro 2013

                                                        Un lindo parque
 
Hace dos años atrás vivía un niño llamado Luis al cual le decían Lucho.  Tenía seis años y tenía muchos amigos y entre todos se divertían mucho jugando, pero siempre había algo que los apenaba que era el parque de la esquina el cual era sucio, feo y solitario.
 
Un día la mamá de Lucho y las mamás de los demás niños se aburrieron de que los niños estuvieran aburridos y sin parque, entonces entre ellas mismas y sus esposos hicieron un parque para que los niños y niñas disfrutaran de él.
El parque era bonito, tenía toboganes, columpios, basureros y muchos juegos más en los cuales todos se divertían jugando entre ellos.
Cuando el parque ya estaba listo y bien pintado, unos vándalos y malas personas querían robar los juegos, pero por suerte la mamé de Lucho había dado la idea de poner alarmas y entonces la mamá de Lucho echo a correr la alarma para que todos los vecinos salieran a defender lo que era de ellos y así salvaron el parque y fue un lindo parque por siempre.
 
Sin nombre
 
                                                      La Llama Selena
 1º Lugar
(1º CICLO)
En lo alto de una montaña vivía la llama Selena.  Ella tenía muchos amigos en el campo y era muy feliz, pero ella un día bajó y se encontró con una de sus amigas, la gallina Carmela.
 Ella iba junto a todos sus pollitos y eso le extraño a la llama Selena y preguntó:  “Señora Carmela ¿a dónde va con todos sus pollitos?”  A lo que la gallina respondió feliz que llevaba a sus pollitos a su primer día de escuela.
La llama Selena no sabía qué era eso de “escuela”, así que volvió  a preguntar: “señora gallina, ¿qué es eso de escuela?  La gallina con el pecho inflado de orgullo respondió que allí sus pollitos podrían aprender a leer y eso la hacía muy feliz.
 
La llama Selena nunca había ido a una escuela, así que no sabía leer.  Llena de curiosidad, caminó hasta encontrarse con el pequeño ratón Cecilio.  Él llevaba unos grandes lentes y con ellos leía el periódico.  La llama Selena le preguntó al ratón si sabía leer y el ratón riendo respondió: “!Selena! ¿No ves que estoy leyendo el periódico?”
Selena avergonzada le dijo al ratón que también quería leer, pero como el ratón no respondía Selena tomó sus lentes creyendo que con ellos podría hacerlo.   –El ratón Cecilio lee con ellos…!yo también podré hacerlo si me los pongo-, pensó.
 
Pero no fue así y el ratón riendo aún más fuerte dijo: “!Selena, no podrás leer con mis lentes porque debes ir a la escuela para hacerlo!”
El ratón llevó a Selena hasta la escuela donde había muchos más animales que querían aprender a leer y también los pollitos de la señora Carmela.
 
Selena feliz aprendió a leer junto a todos sus amigos y con el profesor, el ratón Cecilio.
¡Estaba tan feliz porque gracias a la escuela y a su profesor hizo nuevos amigos y aprendió miles de cosas más!
Sebastián Rojas
1º C

              La primera palabra leída
 
En la mañana me cambié para ir al colegio y en esta semana nos están enseñando a escribir y a leer de manera muy divertida.  En la tarde le pedí permiso a mi profesora para ir al baño y allí cuando estaba frente al baño y había un cartel que decía: “hombres” y otro que decía “mujeres” y yo como no sabía leer empecé a juntar las letras como me enseño mi profesora y hay pude saber a qué baño entrar.  De ahí fui para mi sala de clases y le dije a mi profesora que ya sabía leer la palabra “hombre” y ella me felicitó y me dijo que siguiera así y que pronto sabía leer y escribir.
 Sergio Aguilera
1º A
El cuento Macayino   
Darinka estudia en el colegio Macaya y cursa 1º básico y tiene algunos compañeros desordenados que no la dejan trabajar ni a ella ni a los demás compañeros. 
También está Vicente que es llorón cuando la tía le dice que guarde silencio, pero él sigue metiendo ruido con la silla y Pablo también hace ruido aunque la tía le llamé la atención, pero ellos no entienden.  Entonces la profesora llama a la Inspectora Andrea y los llevan a Inspectoría General y los niños se ponen a llorar.   Entonces llaman a las mamás y les llaman la atención porque se portan mal y Vicente siempre responde que no quiere estudiar.
Pablo le pide disculpas a la tía porque no quiere hacerla rabiar más y le da un abrazo.  Y así pasan los días en mi curso, pero al final siempre nos quedamos felices trabajando en clases.

Darinka Rubina
1º A
                                                           La aventura del saber
Había una vez un niño llamado Miguel, que por primera vez entraba a la escuela.
Miguel tenía siete años, era un niño travieso y un poco revoltoso, pero esta vez como nunca antes lo había estado, se sentía muy nervioso y asustado, porque no sabía cómo sería estar en un lugar donde tendría que aprender cosas nuevas y lo más importante conocer niños y amigos nuevos.

Al momento de estar en la escuela, encontró que era un lugar maravillosos donde los números y letras le daban la bienvenida donde sea que mirara él.  Profesores y alumnos esparcidos por el lugar, le hicieron sentir alumnos esparcidos por el lugar, le hicieron sentir a Miguel que ésta sería una gran aventura y que a pesar del nerviosismo que sentía, sabía dentro de su corazón que era lo mejor que le había pasado hasta el momento en su corta vida.

Para miguel todos los días era un agrado levantarse, tomar su bolso lleno de cuaderno y lápices, y llegar al mejor lugar que podía existir
Así pasaran los meses y miguel aprendía tantas cosas nuevas, se sentía tan lleno, tan único e inteligente; sentía que casi tenía el mundo en sus manos.
Un día Miguel se dio cuenta que era capaz de escribir tantas cosas, sumar y restar las cosas que él quisiera, y lo más importante para él era leer.
Sabía y sentía que el poder leer abría puertas al conocimiento, que la gran curiosidad que tenía por vivir y entender la vida, la gran respuesta era la lectura.
Así Miguel, en su primer año de escuela, emprendió una gran aventura por el conocimiento y sabía que a través de la escuela y el estudio, el fin de esta gran aventura sería el más satisfactorio y el más hermoso que el hombre pueda tener.
Diego Muñoz Sáenz
1º A
 
El sapito Juanito
Había una vez un grupo de sapos jugando al ABC.  Saltaban de letra en letra con ganas de aprender, pero el sapito quiso jugar también saltó contento, pero no sabía leer.
Al darse cuento los de3más sapitos, cayeron riendo, burlándose de Juanito.
De tanta burla y carcajada Juanito se enojó.  Se fue saltando  a su casa y con un gusano se encontró.

-¿Por qué estás tan triste Juanito?- el gusano preguntó.
-Porque quiero jugar con los otros sapos al ABC.  Los demás sapos se burlaron porque no sabía leer. 
El sapo Juanito, dijo: -Yo te enseñaré las letras y aprenderás a leer-.  Le prestó un libro y un lápiz y Juanito empezó a aprender.
Más tarde en el bosque Juanito se paseó y jugando y leyendo con los demás sapos Juanito contento se quedó.
Braulio Sagua
1º A
                                   Angelina, la niña que quería aprender
Había una niña llamada Angelina.  Era una pequeña que quería estudiar, pero no la recibían en ninguna escuela, pero su madre veía a Angelina muy interesada por aprender a leer y escribir para saber qué es lo que decían sus cuentos que su madre le leía antes de dormir.
Su madre hizo todo lo posible y consiguió inscribirla en la escuela de lenguaje “Colina Campestre” en la que conoció muchos compañeros y también a una tía muy buena llamada Ivonne, a la que todos los niños querían mucho por ser cariñosa y amable con ellos la tía Ivonne, tenía mucha paciencia con los niños y mucha disposición para enseñar los niños se divertían aprendiendo y jugando con ella.
Con el paso de los días Angelina disfrutaba mucho aprendiendo a contar, pintar, recortar, ordenar sus cosas, conocer las partes de su cuerpo, los colores y conoció algunas letras y números y lo más importante como cuidar el planeta, hábitos que ponía en práctica en su casa y en la calle.
No todo era felicidad en la escuela.  Un día tuvo un problema con Emily, una compañera de clases que la molestaba siempre que podía, quitándole los lápices y diciéndole que ella no sería su amiga si no le daba lo que pedía y la dejaba trabajar tranquila, pero afortunadamente la tía Ivonne pudo solucionar este incidente llamándole la atención a Emily para que no volviera a molestar a Angelina.
Transcurrido el tiempo Angelina llega a graduarse exitosamente y pasó a pre-kinder.
La madre ilusionada con esta nueva experiencia que su hija viviría, pensó que todo iba a ser como el año anterior, pero no fue así.  El cambio fue muy brusco.  Para Angelina todo era diferente, el horario de entrada era muy temprano y la salida muy tarde.  Le costó adaptarse a esta nueva experiencia.  Era como empezar de nuevo a conocer a otros compañeros y nuevas tías.

Aquí conoció a una compañerita Aranza, la que se convirtió en su mejor amiga y con la que compartía casi todo, pero no fue por mucho tiempo ya que el papá de Aranza fue trasladado a Arica y su mejor amiga tuvo que cambiarse de escuela y viajar con su familia.  La pequeña Angelina se puso muy triste y se enfermó de pena por la separación tan abrupta de su mejor amiga.
Con el paso de los días, la mamá de Angelina le pudo explicar que Aranza tenía que viajar con su familia y Angelina pudo entender y se le pasó la tristeza y comprendió que su amiga se tenía que ir porque no se podía quedar sola.
Para fiestas patrias Angelina y sus compañeros aprendieron a bailar el membrillazo y participaron en un concurso de baile saliendo ganador el curso de Angelina.  Todos los niños estaban felices.

Luego llegó la época de fin de curso donde todos los niños estaban ansiosos por participar en un musical navideño llamado Burrito Sabanero y después de participar angelina y sus compañeros de curso se reunieron en su sala a compartir y a recibir su regalo tan anhelado.
Patricia Espinola Espinola
1º A
                                                           Mi nuevo colegio
 
Había una vez un niño llamado Juan que iba por primera vez a su colegio nuevo.
Juan no quería ir porque no tenía amigos. 
En su primer día de colegio no jugó con nadie y estaba muy triste, pero en su segundo día juan se acercó a uno de sus compañeros y les preguntó si podía jugar con ellos y los niños respondieron que no porque era nuevo. 
Juan triste fue a buscar a otros de sus compañeros quienes les dijeron que sí.
Juan jugó toda la tarde con ellos y ya no estuvo triste pues tenía amigos.
Noelia Cuello
1º A
 
                                                                Aprendiendo a leer
Cuando empecé a ir al colegio todo fue nuevo para mí: nuevos compañeros, nuevos juegos, nuevos profesores y muchas nuevas cosas de las cuales he ido aprendiendo cada día.
Cada día que pasa me enseñan nuevas cosas que me están ayudando a prender a leer y a escribir, lo que me tiene muy contento y con ganas de ir diariamente al colegio.
En mi hogar con mis padres y hermanos, les cuento lo que aprendo, lo cual los tiene muy contentos y entusiasmados porque cada día leo un poquito más y eso me tiene muy feliz.
Espero que este año sea para mí un gran año, porque quiero leer en forma correcta para así darle una alegría a mis padres y hermanos.
Siento un gran apoyo de parte de toda mi familia, que reconoce mis logros y me estimula para poder ser el mejor y un gran apoyo de parte de mi profesora y mi tía que reconocen lo bueno que hay en mí y no sólo lo malo porque a pesar de ser un poco inquieto y juguetón, quiero aprender y lograr poder ser el mejor.
Tengo ganas de crecer y aprender, de jugar y compartir, de conocer nuevos amiguitos y ser cada día más feliz junto a mis padres y hermanos como también de ser feliz en el colegio junto a mis compañeros y profesores.
Diego López Avalos
1º A
 
                                                               Goos, la ballena azul
Hace mucho tiempo, Goos la ballena azul, caminaba por la tierra con cuatro patitas cortas.  A Goos le encantaba mirar cómo se movían tan ágiles los demás seres.  Los tehuelches al rato de mirar, le daba sueño y bostezaba.  Su enorme boca producía una corriente de aire hacia dentro, tan fuerte, que se tragaba todo lo que estaba a su alrededor, incluso las cosas que le podían servir para entretenerse, pero Goos no se daba cuenta de que se las había tragado.
Pasó el tiempo y la gente empezó a echar de menos muchas cosas.  Hasta habían desaparecido muchos guanacos y avestruces, por lo que temieron quedarse sin carne.  Un día Alkin, el segundo jefe de los tehuelches, decidió buscar al Dios Elal, que era el dios familiar que cuidaba a todos los seres.  Lo encontró cuidando una manada de guanacos.
Alkin le contó lo que pasaba alarmado.  Elal dejó a los guanacos y caminó mirando todo a su alrededor.  Notó que faltaban muchas cosas y también se dio cuenta que Goos era el culpable de esto.
Le dio a Goos un polvo mágico que hizo desaparecer sus patitas y así vivir para siempre en el océano donde nunca más bostezó porque no tenía sueño ni motivos para aburrirse.  El océano era tan grande y hermoso que por siempre quedó maravillado con lo que veía.
Valentina Zuñiga
1º A
                                                               Un caramelo y un bombón
En un lugar muy especial existió una amistad sin igual que a continuación les voy a contar.
En una ciudad llamada Caramelia vivía muy feliz un caramelo junto a su familia.  Tenía muchos amigos en su colegio.  Un día a su padre le dieron la noticia de que por su trabajo lo enviarían a otra ciudad llamada Bombolia, la ciudad de los bombones y así él y su familia se trasladaron.  El caramelito estaba muy feliz con la idea de conocer nuevos amigos y un nuevo colegio, pero al llegar todos los bombones le dieron la espalda y lo miraron como un bicho raro. 
Un día mientras el caramelo estaba en el patio, unos gordos chocolates lo empezaron a molestar y el caramelo se puso a llorar lágrimas de azúcar.  De pronto se acercó un pequeño Bombón y se hicieron amigos inseparables y desde ese día nunca más se separaron y se defendían y ayudaban en todo.  Todos admiraban y se asombraban de esta amistad tan profunda a pesar de las diferencias físicas…los pequeños dulces no podían ver esas diferencias porque eran mejores amigos.
Esperanza Vitoria Figueroa Figueroa
1º A
                                                                Jesús, levántate
Jesús era un niño muy travieso, en vacaciones le gustaba quedarse mirando películas animadas junto a su hermana, pero se terminaron las vacaciones y empezaron las clases.
Su primer día de clases para él fue inolvidable, no se quería levantar.  Su mamá lo despertaba a cada rato y él no quería levantarse, tenía mucho y mucho frío, y su mamá tuvo que gritar “Jesús, levántate”, hoy día empiezan las clases, vas a tener muchos amigos y vas a tener muchos amigos y vas a aprender a leer y a escribir, le decía su mamá.
Jesús la escuchó y se levantó con muchas ganas y su mamá lo llevó contenta a la escuela.  Y cuando su mamá lo fue a buscar a la salida, Jesús le dijo “mamá me voy a levantar temprano, ahora me gusta venir a la escuela y quiero aprender muchas cosas más”, le dijo muy Jesús muy contento.
Jesús Cuello
1º A
 
                                               Aprendiendo a leer y escribir
Había una vez unas hermanitas que eran muy felices y amorosas.  Ellas querían aprender a leer y a escribir, pero no querían ir a la escuela porque les daba vergüenza que supieran us compañeros y amiguitos que no sabían ni leer ni escribir.
Era el primer año de escuela y no querían pasar por esa vergüenza.  Sus padres le explicaban que no tenían que tener vergüenza porque a la escuela se iba a prender todo esto.
Las hermanitas se alegraban cuando sus padres le explicaron esto y se decidieron a ir a la escuela con  cierto temor a que pudieran burlarse de ellas.
Al llegar a la escuela pudieron darse cuenta que todos los niños de primer año básico no sabían leer y escribir, pero al igual manera están impacientes para aprender, con alegrías en sus corazones ya no tenían vergüenza por no saber leer y escribir porque sabían que junto  s sus nuevos compañeros y amiguitos aprenderían por igual y comenzarían una nueva etapa en sus vidas.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Sarai Barrientos
1º A
                                                               Esperando el día de mañana
Había una vez un niño que se llamaba Juanito y a la mañana siguiente era su primer día de clases y estaba muy nervioso porque nunca había ido a la escuela.
Entraría a primero básico y sólo conocía lo que había vivido en mi  jardín infantil  y estoy muy feliz, ya que voy a tener compañeros nuevos y tías nuevas.  Lo único que quiero es entrar al colegio para compartir con todos mis amigos y jugar con ellos y también quiero conocer a mis profesoras para entregarle mucho cariño y que sepan que les haré caso en tolo lo que me digan ya que estoy con toda la intención de aprender todo lo que me enseñen.  Yo ya me veo en el recreo compartiendo juegos y colaciones porque no soy para nada de egoísta y espero que tampoco ellos conmigo.  Quiero jugar mucho, correr en el patio, usar la pelota con todos mis compañeros ya que eso es lo que más me gusta hacer, jugar.
Estoy demasiado feliz porque nunca he estado en una escuela, lo primero que quiero aprender es a leer y escribir, quiero aprender a escribir mi nombre , el de mi mamá y el de toda mi familia y quiero aprender a leer porque para así a donde vaya quiero leer todo lo que esté escrito, como por ejemplo cuando uno lee un cartel y que toda mi familia, y sobre todo mi mamá, estén orgullosos de mí.
Ahora me pondré a dormir ya que se hizo de noche y mañana ya es lunes y mi mamá me está preparando todas las cosas para el colegio.  Mi mamá en la mochila me echo un cuaderno, un estuche con lápices de colores y me compraron todo del hombre araña, ya que ese es mi superhéroe preferido.  De colación llevo un jugo, y una galleta y un yogurth con cereal.
Ahora me voy a dormir, buenas noches, adiós.
Benjamín Delgado
1º A
                                               El cambio de escuela
Yo soy Jorge, un niño común como todos.  Del primer día que entré estaba muy nervioso y ansioso por poder tener amigos nuevos y por aprender nuevas cosas también.
Mis nuevos amigos o compañeros era súper divertidos.  Ellos eran Pedro, Juan, Carlos, Mónica y María.  Éramos los amigos inseparables de primero básico y empezamos nuestra amistad.  Siempre unidos y empezaron a pasar las años y sin darme cuenta estábamos en octavo básico y nosotros seguíamos juntos, pero un día mis padres se cambiaron de trabajo y me dijeron que teníamos que irnos a vivir a otra ciudad.  Yo, desconcertado, no podía creerlo y me puse a pensar que hacer porque yo siempre había estado en el mismo colegio y con los mismos amigos, sin embargo, tuvimos que irnos.  Me despedí de mis mejores amigos, pero siempre les dije que no los olvidaría y donde yo estuviera, le enviaré carta para contarles como son mis nueve amigos que voy a tener.
Así fue mi vida de colegio básico, pero siempre a mis amigos de la básica los tengo en mi corazón.
Mayra Garrido
1º A
                                        El niño que no le gustaba ir al colegio
 
Había una vez un niño llamado Caillou que iba en primero A y decía que su escuela era muy fea y tonto sólo porque no le gustaba levantarse temprano.  Él se iba en furgón todos los días y él decía que no quería prender nada y sólo quería quedarse en su casa, pero cuando estaba en su casa se daba cuenta que extrañaba a sus compañeros de colegio y no tenía con quien jugar.  También se dio cuenta que para usar el computador que era algo que le gustaba mucho, debía saber leer y escribir y así fue que se dio cuenta que debía ir al colegio para poder aprender y saber más y escribir en el pc.  Aprendió que si se acostaba  más temprano,  la mañana siguiente no tendría sueño al momento que su mamá lo despertará y se iría feliz al colegio.
Bastian Pradenas Toledo
1º A
                                                               La perrita Linda
La perrita nació y le pusieron Linda.  Pasaron dos años y la perrita encontró un hogar. 
Un día vio a cinco perros callejeros y le dieron ganas de conocer el exterior y se salió y se perdió.  Linda tenía mucho miedo porque no sabía qué hacer y le preguntó a un hámster y le dijo que tenía que irse y justo vino un auto y se asustó. 
Linda se puso a llorar y se encontró con los cinco perros y les dijo donde encontraba su casa y no sabían y se fue y se encontró con una perra llamada Melody y ella también se perdió y entonces se hicieron amigas y se encontraron con dos perros.  Uno se llamaba Roberto y otro Daniel que eran hermanos y se conocieron y se pusieron a pololear.  En cuatro meses fueron papás de unos cachorritos y eran todos muy lindos.
Gerardo Reiman
1º A
                                                              La escuela, mi meta
Ya.  Otro año más en mi escuela.  Colegio Macaya es su nombre y aquí yo vengo a aprender a leer y escribir.

Este año 2013 estudió en el 1º básico A.  Tengo dos tías en el curso.  Una es mi profesora que se llama tía Paola y la otra es mi tía Andrea, la cual me ayuda porque somos muchos niños en el curso.
Yo soy Benjamín Ortiz.  En clases hago mis tareas que la tía me enseña, pero también soy un poco porfiado, ya que me levanto de mi silla mientras estamos trabajando en clases.
También en los recreos soy un poco revoltoso y porfiado.  Pero sé que puedo dar más de mí y por eso le pondré empeño para ser mejor y aprender a leer y escribir.
Mi meta será, ser el mejor compañero de mi curso para que mis padres, hermanos, familia, y tías del colegio y compañeros estén orgullosos de mí.
Benjamín Ortiz
1º A
                                       Mi colegio y yo, creciendo con mis compañeros
Cuando mamá me llevo al colegio Macaya para entrar a primero básico, sentí un poco de miedo porque no sabía cómo serían mis profesores y también me asustaba estar con los niños más grandes o  si tendría compañeros nuevos, pero mi mamá me decía que yo estaba creciendo, que debía cuidarme y portarme bien.  Cuando llegué me di cuenta que mis amiguitos seguían ahí algunos se habían ido pero eran pocos.
Muy pronto comencé a jugar a divertirme y aprender cosas nuevas.  Conocí a mis nuevas tías las que me han enseñado mucho, ya leo y escribo muy bien.  Cuando vamos en la calle con mis padres les leo las señalizaciones del tránsito, los carteles, etc.  Mi mamá y mi papá se sienten muy orgullosos de mí dicen que soy muy inteligente y a mí me agrada oír eso.  También tengo materias nuevas como inglés, historia, comprensión del medio, etc., pero las que más me gustan son religión y educación física.
Ahora ya no tengo miedo y se me cuidar solita.  Me gusta ir a clases y aprender todas las cosas buenas aunque a veces me dan muchas tareas, pero debo hacerlas igual.  Todos estamos creciendo y cambiando por eso a veces peleamos o jugamos en la escuela, pero me gustaría seguir por muchos años con mis compañeros.  Tengo muchas amigas como Daris, Engel, Valentina Rojo, Valentina Zuñiga.  Ellas me prestan cosas, pero pelean conmigo y aunque sigamos peleando yo sé que seguiremos siendo amigas.
A mí me gusta mucho el colegio sobre todo los días que tengo educación física, ya que ahí puedo saltar, correr y jugar con mis compañeros, porque en el recreo no juego mucho porque hay niños grandes que podrían chocar conmigo.
En mi colegio también van mis tíos y mi prima y en los recreos yo juego con ellos y a veces con mis compañeras.
Me gusta mi curso aunque algunos se portan mal o gritan mucho en clases, me gustaría que todos nosotros aprendamos mucho y pasemos de curso y sigamos estudiando juntos muchos años más.
Dóminik González Miranda
1º A
 
                                                                        La escuela
 
Había una vez un niño llamado Raúl y que iba todos los días al colegio porque a él le gustaba mucho leer y escribir y un día habló con su mamá para que cuando fuese grande pudiera ser escritor de cuentos o poeta para que el mundo supiera de su vida.
Como Raúl era un niño de mucho esfuerzo, prometió seguir así hasta lograr su sueño.
Mauret Moreno
1º A
 
                                                        La nueva vida de Melanie
Había una vez una pequeña niña llamada Melanie.  Ella vivía con sus padres en una linda casa en la ciudad de Antofagasta.  A Melanie le encantaba su vida, iba al colegio, tenía muchos amigos en su curso de 1º básico.  Su padre trabajaba todo el día en un banco llamado BCI Nova.  Su madre era dueña de casa.
Un día cuando Melanie volvía del colegio pasó por un jardín que estaba lleno de flores, así que se detuvo para escoger la flor más hermosa para llevársela de regalo a su madre.  Al llegar a casa le causó mucho asombro que su padre también estuviera en casa y no en el trabajo como todos los días.  La razón era que su padre les tenía una noticia, lo habían enviado a trabajar a otro lugar.  Ellos debían ir a la comuna de Alto Hospicio.  Melanie al escuchar la noticia se le cayó la flor de sus manos.  No podía creerlo.  Tendría que dejar a sus amigos y colegio para tener que acostumbrarse a su vida nueva en otro lugar que ella no conocía.  Tendría que dejar su hermosa casita, pero no podía hacer nada pues la decisión estaba tomada.  Debían comenzar todo de nuevo, pero en Alto Hospicio, ese lugar que ella no conocía.
Cinco días después la familia completa ya estaba instalada en otra casa que a Melanie no le parecía tan linda como su casita de Antofagasta y su nuevo colegio tampoco.
Sus padres eligieron un colegio nuevo para Melanie llamado Colegio Macaya.  Al llegar a su primer día de clases, ella se sentía muy sola y triste, ya que no conocía a nadie, pero lo que ella no sabía era que en su nuevo curso 1ºA los niños eran muy amistosos y los profesores muy cariñosos, al tercer día ya tenía muchos amigos, pero había solo una niña llamada Antonia que era muy peleadora, Melanie no comprendía porque Antonia tenía esa actitud así que Melanie decidió acercarse y ser su amiga.  Al pasar de los días la niña se dio cuenta que Antonia era una dulzura y que solo peleaba para llamar la atención de los demás.  Melanie le enseño que eso no era la manera y que debía ser más amable.
Cada día que pasaba a Melanie le gustaba mucho más su nuevo colegio.  Se dejó llevar por el cariño de estos nuevos amigos y se dio cuenta que el cambio no era tan terrible, que pudo conocer a niños muy distintos a ella y distintos también a sus compañeros que tenía en Antofagasta porque cada uno de nosotros somos distintos  tenemos algo que nos identifica y nos hace especial, cada uno en su estilo.  El colegio y el cambio la hicieron una niña feliz nuevamente porque además le trajo una buena noticia.  Tendría un hermanito.  Su madre estaba embarazada.  Melanie sólo le pidió a su madre que su hermanito se llamara Renato.
Benjamín Chavez
1º A
                                                La sirenita encantada
Hola, soy sirenita y voy en el colegio Macaya.  Tengo muchas amigas: Mayra, Rocío, Franchesca, Mia y muchas más.
Mi curso es un poquito desordenado, pero mi fila que es la cuarta de la sala es la más ordenada.  Los niños son los más traviesos, pero la tía igual nos quiere.  Tengo dos tías que son muy buenas con nosotros.  Me enseñan a escribir y a leer a mí me cuesta un poquito, pero la tía no me reta, al contrario, me ayuda y  yo quiero mucho a mis tías y a mi curso.
Francisca Naredo R.
1º B
                                                       Mi primer día en Primero
Nervios es lo que siento hoy.  Voy en el auto con mi papá y mi mamá vestida con mi uniforme y mi mochilita.  Lo único que espero es que lleguen mis amiguitas del kinder.  ¡Qué nervios!  Hoy es mi primer día de escuela.  Ahora mis manos tiemblan, mi papito se está estacionando, me bajo lentamente del auto con una sonrisa en la cara y un nudo en el estómago.  Voy caminando de la mano de mi mamá mirando alrededor.  Nos para una señora y mi mamá me dice que es la inspectora.  Pide que yo ingrese sola y mi mamá le responde que yo soy muy chiquita porque voy en Primero básico y entonces me acompaña.  Ya adentro, no entiendo nada porque veo muchos niños y no sé ni dónde está mi sala.  Ya no sonrío, sólo miro todo en silencio.
 
De pronto escucho a mi papá diciendo que por ahí hay unas profesoras con letreros y comenzamos a caminar otra vez hasta llegar al lado de una
profesora que tenía el letrero que decía 1º A.  Le doy un beso a mis papitos y me formo detrás de ella.
Mientras espero miro alrededor, por un costado están mis papitos mirándome y por otra fila diviso a Michelle, mi prima.  Nos hacemos señas y me muestra la fila donde está Maxuel y lo saludo.  Poco a poco van llegando todos mis compañeros, casi  todos del año pasado.  Hasta el momento hay dos niñas nuevas, después de mucho esperar por fin vamos a la sala.
Cuando llegamos a la sala, la profesora nos dijo que nos podíamos sentar al lado de quien quisiéramos y yo me senté con Trini.  Luego hicimos tareas de los números y las vocales, cuando terminamos escuché la campana.  Eso nos indica que tenemos que ir a recreo, por eso nos hicieron salir al patio grande ¡por fin, desde hace dos años que soñaba con jugar aquí!  Lo malo fue que no nos dejaban ir a la cancha, aun así estaba feliz.  Cuando tocaron la campana volvimos  e hicimos otras tareas, después de eso nos llevaron al comedor para almorzar, cuando terminamos nos llevaron a buscar las mochilas, y nos formamos otra vez.  Cuando estábamos todos listos nos despedimos de la profesora, desde allí caminamos ordenados hasta la portería en donde se encontraban muchos papitos esperando a sus hijos.  Yo me empinaba para tratar de encontrar a mi mamá o mi papá hasta que los vi, apenas pude salir entre tantas personas, pero llegué hasta que donde estaban ellos.  Me saludaron con un besito y me preguntaron cómo me fue en mi primer día.  Yo, muy contenta les conté todo, aunque no me acordaba del nombre de la profesora, pero ya me lo aprenderé.  Llegando a la casa le conté de mi primer día a mi tata y mi mami, me felicitaron y me dijeron que me veía linda con uniforme, estoy tan feliz que lo único que quiero es que llegue el día de mañana para volver al colegio.
Mayden Olivares
1º A
                                                               La niña nueva
 
Un día llegó a mi clase una nueva compañera que se llamaba María.  Era una niña un poco retraída y muy tímida.  Yo quería ser su amiga, pero ella no dejaba que me acercara a ella, pero yo seguía insistiendo e insistiendo, hasta que un día me di cuenta que le costaba mucho ver…por eso su timidez.  No quería que nadie se diera cuenta de su problema, ya que no le gustaba usar sus lentes porque pensaba que se burlarían de ella.  Por esa razón era así. 
Un día yo también tuve que usar lentes, pero a mí no me importaba si me molestaban porque mi hermano igual los usa y a él no lo molestaban y le demostré a María que usar lentes no tiene nada de malo.  Al contrario.  Es un bien para nosotros mismos, así nos hicimos amigas y ahora jugamos y somos muy felices.
Kryshna Sepúlveda
1º A
                                                               La lección a Matías
Había un colegio llamado Macaya.  En él estudiaban como mil alumnos y entre ellos había un niño muy travieso llamado Matías que cursaba primero básico.  Hacía puras travesuras, les rompía las gomas a sus compañeros, pegaba las hojas de los cuadernos a los profesores, borraba la materia del pizarrón y todos estaban muy aburridos de él.
Un día llegó un niño nuevo al curso. Maximiliano,  Él era muy correcto y no le gustaba que molestaran a los demás. 
Maximiliano pensó toda la semana creando un plan para darle una lección a Matías, hasta que se le ocurrió algo.  Cuando Matías estaba en el patio, Maximiliano corría y Matías le puso el pie para que se cayera y Maximiliano exageró la caída.  Quedó tirado en el suelo y no se movía.  Matías al verlo así se asustó mucho.  Estaba tan preocupado que salió corriendo y se fue a la sala de clases, lloraba y lloraba porque pensaba que lo echarían del colegio, lo que nunca se imaginó era que Maximiliano le había tendido una trampa para que se diera cuenta que sentían sus compañeros y profesores cundo le jugaban una broma.  Matías tan asustado que estaba que Maximiliano le explicó todo y se tranquilizó y juro que nunca más haría bromas.  Ahora es el niño más amable y buen compañero del curso.  
Moraleja: No hagas nada de lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
Alexander Schneider
1º A
                                                         Las aventuras de Luchín
Luchín es un niño curioso y preguntón.  Siempre tiene preguntas para su profesor y un día se le ocurrió preguntar sobre cómo nacen los niños.  El profesor respondió que a los niños los trae la cigüeña cuando la luna está llena.  Entonces Luchín esperaba la luna llena para ver si le traía un hermanito.
Luchín deseaba tener hermanitos para jugar y un día miró por su ventana que la luna estaba muy blanca y redonda y saltó de alegría pensando en que llegaría un nuevo bebé a casa.
Espero toda la noche, pero nunca vino la cigüeña.  La luna se escondía y salió el sol.  Entonces Luchín quiso llorar porque se sentía engañado y muy enojado le dijo a su mamá que su profesor le había mentido y que nunca tendría un hermanito.  Su mamá lo escuchó y se rió y le dijo que si iba a tener un hermanito, pero que no lo traería una cigüeña ni ninguna otra ave, sino que saldría desde su vientre y Luchín escuchó la barriga de su mamá y se sintió muy feliz.
Benjamín Cocha
1º A
 
                                                               Marzo, 04
Cada fin de mes de febrero era especial para Elba.  No saber cuál sería el lugar que sus padres escogerían como vivienda para ella y para sus amados gatos. 
 
El trabajo de su padre, aviador, era la posibilidad de conocer gente nueva, espacios y tierras distintas, así como recolectar experiencias vividas en sus primeros años, pero esta vuelta a clases fue diferente, especial y mágica.  El lugar era el lago más maravilloso que alguien pudiese imaginar y no sólo coincidía con su nombre, Lago Elba, sino que además le dio abrigo desde el primer momento en que pisó la casa en donde estaría durante ese año.
Melchor, Gaspar y Baltazar, los nombres de sus gatos, estuvieron también ansiosos por trepar aquellos árboles que lo llamaban para salir a jugar.  Su madre Trinidad, admiraba la cocina que tan pulcra se encontraba junto a los pedazos de leña que la acompañaban y su padre dejándolas nuevamente con su cálido beso en la frente.
Era domingo, sí, domingo.  Un día muy especial.  Uno que con cierta picardía, los pajaritos cantaban sobre los mismos árboles cómplices de los reyes gatos, le decía a Elba que el siguiente día iba a ser el mejor de su vida; durmió y despertó.
Aquella mañana fría, 04 de marzo, fue el comienzo de la felicidad de Elba.  Conocer a sus nuevos compañeros y profesora y así como ese primer día se sentó junto a ellos como ese primer día, se sentó junto a ellos, compartieron tareas y experiencias nuevas.  Y así fue como pasaron los años y Elba con veinte esplendorosos años volvió y se reencontró con esa escuela, con esos tres reyes gatos que fueron siempre la compañía de Elba durante toda su vida.
Giovanni Gutiérrez
1º A
                                               La experiencia de Benjamín
Había una vez un niño llamado Benjamín que salió un día con su mamá.  De pronto vio un lugar de donde salían muchos niños a jugar a un patio el cual estaba cerrado con rejas.  Muy interesado de saber qué era lo que veía le preguntó a su mamá por aquel sitio y ella le dice que es una escuela y él le pregunta qué era una escuela y su mamá responde que es un lugar donde se aprenden muchas cosas.
Benjamín estaba muy interesado en ir a la escuela y su mamá le dijo que dentro de una semana, él también asistiría a una.  El niño estaba feliz y todos los días preguntaba cuando faltaba para ir.  Una mañana llegó el día de ir a la escuela y su mamá lo alistó, preparó su mochila y Benjamín bajó las escaleras corriendo.  Al llegar todo era sorprendente para Benjamín.  Estaba impresionado porque nunca había estado en un lugar así, entonces sonó la campana y vio que los niños entraban al recinto, así que él hizo lo mismo aunque no sabía a qué sala entrar.  Entonces llegó una profesora y le preguntó a qué curso pertenecía y él respondió: “1º A”. 
La profesora lo condujo a su sala y Benjamín tomo asiento mientras la profesora leía un libro.  Muy atento escuchó y al terminar le preguntó a su profesora cómo se llamaba el cuento porque quería que su mamá también se lo leyera en casa.
Lamentablemente la mamá de Benjamín le dijo que tendrían que hacer un viaje y trasladarse a un nuevo colegio y así llegó a un nuevo primero básico y se presentó en su nueva sala  y con su nueva profesora.  Conoció nuevos amigos y al sonar la campana salió a recreo.
De regreso en la sala se presentó frente al curso, dijo su nombre y un niño después le dijo que él se llamaba Danilo y le propuso juntarse en cada recreo y se hicieron amigos.
Un día la profesora les dijo que leyeran un libro en parejas y los amigos decidieron ir a casa de Benjamín y estando ahí le pidieron ayuda a la mamá quien los guió para que pudieran juntar las palabras y al llegar la tarde ya habían aprendido a leer y habían terminado el libro.
Muy contentos de haber entendido de qué trataba el libro, esperaban ansiosos de llegar a la sala y contarle a la profesora lo que sabían.  En clases los niños habían sido los únicos que habían hecho el trabajo en parejas y aunque no lo hacían  a la perfección, pudieron leer frente a su curso un trozo del cuento y juntos sacaron una excelente nota.
David Flores
1º A
 
                                                               En mi sala de clases
He ido aprendiendo  día a día a relacionarme con mis demás compañeros, algunos ya los conozco porque venimos juntos desde pre-kinder.  Algunos se han ido y no los he visto más y este año he conocido a los nuevos que han llegado.  Ho he peleado y me he portado bien.  Ha sido un gran cambio pasar de una pequeña sala de clases a un mundo diferente, una sala más grande y ahora que estoy creciendo tengo muchas más responsabilidades como aprender a leer y a escribir.  No ha sido fácil y me ha costado un poco, pero me esforzaré en lograrlo para que mi mamá y mi papá se sientan orgullosos de mí.  No ha sido fácil dejar de lado no poder jugar con mis muñecas.  Las extraño, pero mi mamá después de que yo llego del colegio me deja jugar una hora y después lloro un rato y me pongo de nuevo a estudiar porque ella dice que debo aprender porque yo doy el futuro del mañana. 
Mis hermanos igual me ayudan a aprender porque mamá y papá trabajan para darme un mejor bienestar para mi vida en el colegio y he aprendido a compartir, a conocer muchas palabras, letras y ahora estoy aprendiendo a leer, me gustan los dibujos en los libros y lo mejor de todo son los recreos porque salgo a jugar y compartir y así no perder mi herencia y mi niñez…estoy feliz ir al colegio porque aprendo cosas entretenidas que me servirán en el mañana.
Francheska Olguin
1º B
                                               Claudio, el ratoncito
Había una vez un ratoncito llamado Claudio.  Él vivía con su mamá, la ratona Filomena, porque su papá trabajaba en la ciudad y sólo lo veían los días sábados y domingos.
Claudio era un ratón muy alegre y cariñoso.  Estudiaba en el colegio del bosque junto a sus amigos: El sapo, tortuga, el pato y juntos siempre, jugaban en el recreo del colegio.
Era un ratón muy obediente y estudioso y todos los días en la tarde después de clases se sentaba con su mamá a hacer sus tareas.
Un día sus amigos no quisieron ir a clases porque había prueba de matemática y ellos no habían estudiado entonces dijeron que no irían a clases, que mejor fueran al parque a divertirse y el ratoncito les dijo que no podía hacer eso porque tendrían prueba y él se había preparado mucho, pero sus amigos le siguieron insistiendo hasta que lo convencieron de no ir y tomaron una micro y se fueron a la ciudad aunque Claudio nunca había salido del bosque.
Jugaron mucho rato en el parque hasta que Claudio quiso ir a jugar a unos juegos que estaban más alejados.
Cuando regresó donde sus amigos se dio cuenta que ellos ya no estaban, se habían ido.  Caminó y caminó sin saber qué hacer, estaba perdido y no sabía el camino de regreso a su casa.
La Sra. Filomena cuando vio la hora y su hijo no regresaba a casa, salió en su búsqueda y cuando llegó al colegio, grande fue su sorpresa al saber que no había ido.
La mamá se puso a llorar porque no sabía dónde estaba su hijo, preocupada fue a la casa de los amigos de Claudio: la tortuga, el sapo y el oso y ellos le dijeron que no sabían nada de Claudio.
Ya se estaba haciendo de noche y Claudio estaba cansado de tanto caminar, tenía hambre y mucho miedo.
Claudio, se acercó a un carabinero que estaba controlando el tránsito y le dijo que estaba perdido, que había faltado al colegio y ahora quería regresar su casa.    El uniformado le dijo que no se preocupara porque él lo ayudaría a regresar.
Claudio estaba muy feliz porque volvería a ver a su mamá y cuando llegó a casa su mamá estaba llorando.  Al verlo lo abrazó fuerte y le dijo que esperaba que toda esta situación le sirviera de lección y que nunca más faltara al colegio sin su permiso.  Claudio la abrazó y entendió que no nunca más debía hacerlo.
Zavia Jeria Uribe
1º B
 
                                              La escuela es mi alegría
 
Había una vez un niñito que se llamaba Aremis y no le gustaba ir a la escuela, pero un día dos compañeras de su curso conversaron con él y le explicaron cuál es la importancia de estudiar, entonces Aremis entendió y quiso saber qué tan importante y entretenido era aprender.
Al otro día Aremis llegó temprano a la escuela y junto a sus compañeros y la profesora se sentaron a aprender sobre figuras y objetos.
Aremis estaba feliz, había aprendido nuevas formas y figuras.  De lo feliz que estaba, le comentó a su compañero Andrés que desde ese día, iría feliz y con mucha alegría a la escuela.
Desde aquel día, Aremis aprendió muchas cosas, como leer.  Todos los días al llegar a casa leía un libro que fuera entretenido y le ayudara a saber más junto a todos sus compañeros y compartía sus textos en clases con sus compañeros.
Ahora, en su clases sabe de números y la profesora Aurelia le explicó cuál era la importancia de saber sumar, restar, etc., y así Aremis pasó un día más de alegría en su escuela con su profesora y todos sus compañeros.
Antonia Carmona
1º B
               
                                                                       Mucho sueño
Había una vez un niño que no quería ir al colegio.  Él decía que era porque tenía mucho sueño y frío. Además decía que encontraba muy aburrido estar tantas horas allí en la mañana, en el colegio y sólo quería seguir durmiendo en su camita.
Siempre su mamá insistía en que tenía que cumplir con sus obligaciones, pero el pequeño no quería, se escondía debajo de las sábanas haciéndose el dormido y decía con voz baja “tengo mucho sueño y hace mucho frío, no, nooo quiero levantarme”.
Pero él desconocía el por qué le daba sueño al tratar de levantarse en la mañana para ir a la escuela.  La razón era porque en las noches,  él prefería seguir jugando en vez de irse a dormir temprano.
Un día se dio cuenta que si podía pasarlo bien en la escuela y sobre todo aprendiendo nuevas cosas, ya que al principio no las sabía por no ir a la escuela.
Con mucho esfuerzo,  él y sus padres lograron transformar esa frase: “no puedo hacerlo”, y aprender  las letras y números.  Con entusiasmo aprendió a escribir su nombre y mostrárselo a su mamá y papá.  Además pudo aprender a sumar y así pudo también, saber cuántos años tenía y saber cuándo era su cumpleaños y navidad.
Al término del año escolar y con mucho trabajo logró al fin escribirle una carta al viejito Pascuero y hacerle saber que lo que más quería  era una bicicleta.
Isaac Pacha Ch.
1º B
 
                                                                      La escuelita
Érase una vez en una escuelita muy alegre que quedaba en una colina.  A esta escuelita asistían todos los niños del pueblo.  Ella les enseñaba a leer, escribir, a jugar y compartir.  Un día llegó Juanito temprano diciendo que en la colina más próxima se había construido una escuela más grande, más moderna con muchos juegos y un negocio con muchas cosas ricas para comer.  Los niños se entusiasmaron mucho y al pasar los días se fueron retirando de su antigua escuelita y la fueron dejando solita y triste, muy pocos amiguitos le fueron quedando.

Al pasar el tiempo la escuelita se da cuenta que los niños solo jugaban y se alimentaban de comida chatarra la cual no le hacía nada de bien entonces ella se preguntó:  “¿A qué hora aprenderán los niños y se alimentaran saludablemente?”

La escuelita estaba muy preocupada por esto y decidió hacer algo para recuperar a todo sus alumnos.  Primero empezó a traer profesores vestidos de payaso.  Las salas estaban adornadas con muchos globos y serpentinas.

La escuelita se pintó el frente con muchos colores y en su patio se escuchaba música infantil junto a diversos juegos también se plantaron muchos árboles frutales para que los niños pudiesen comer muchas frutas saludables.
Los niños al ver estos cambios empezaron a regresar a su antigua escuelita e incluso nuevos alumnos llegaron  a ella.  Desde ese momento la escuelita pudo sonreír y jamás volvió a quedar solita, ya que los niños comprendieron que no solamente hay que jugar también es necesario aprender y le prometieron que jamás se volverían a ir de su lado hasta que terminaran su período escolar y la escuelita se puso muy feliz hasta el día de hoy.
Emilie Varas Ceballos
1º B
 
                                                                   No al bullying
Había una vez un niño llamado Austin.  El niño había ingresado recién al colegio.  Era muy tímido y de pocos amigos.  Un día en el colegio salieron a recreo y el niño estaba muy triste porque no conocía a nadie.  Se sentó en la escalera a ver como los niños jugaban.  En eso llega una niña a su lado y le pregunta si quiere jugar con ellos, él  responde que sí y siguió a su nueva amiga. -Mis amigos son muy simpáticos y buenos-, pensó Austin.
En el momento que jugaban se le acerca un niño mayor y comienza a molestarlos, diciéndoles que no podían jugar en ese lado porque él mandaba.  -No pelees-, le dijo Austin, el patio es para todos nosotros y debemos compartir, de otro modo le tendré que decir a la profesora.  El niño más grande se fue a jugar a otro lado y los dejó de molestar.  Pasaron los días y siempre el niño volvía a molestarlos.  Hasta que un día el niño le pegó y empujó a Austin y cayó al suelo llorando porque se había herido en la rodilla.  Todos los nuevos amigos lo defendieron y le dijeron al niño más grande que lo que había hecho estaba mal, porque no debía ser peleador con nadie y menos agredirlo y uno de ellos le dice: “eso que tú haces de molestarnos siempre, se llama bullying y eso es algo muy malo…¿acaso tu mamá no te enseña? eres un niño muy malo por eso siempre estás solo y no tienes amigos-.  El niño pesado se dio cuenta de que lo que había hecho estaba mal y se puso a llorar.  Con mucha vergüenza fue donde Austin y sus compañeros y se disculpó y les explicó que le daba pena que nadie se juntara con él a jugar.  Austin respondió que no se preocupara, pero que no lo volviera a hacer y si quieres puedes jugar con nosotros.
Así el niño mayor que se llamaba Daniel entendió que pelear no era bueno y desde ese día no fue más un niño pesado y tuvo muchos amigos para siempre. 
Bianca Fuentes
1º B
                                                               Maya y las letras
Érase una vez un niña llamada Maya que no sabía leer y todos los niños de su curso ya lo hacían. 
Un día la profesora les dijo que debían salir adelante a leer una de sus aventuras de verano y esto debía hacerse frente a sus compañeros.
Maya estaba ansiosa de aprender y empezó a estudiar tanto que se quedó dormida.
En sus sueños se encontró con unos personajes muy especiales que eran… ¡las letras!
Ellas comenzaron a tomarse de las manos y así formaban sílabas.  Maya estaba tan entretenida jugando con ellas que no se dio cuenta que estaba formando palabras y así aprendió a leer.
A la mañana siguiente al despertar Maya se dio cuenta que podía leer con más facilidad.
Así leyó sus aventuras de verano rente a todos sus compañeros.
Mya Segovia
1º B
                                               Mi clase favorita
Un día lunes como primer día de la semana la profesora nos leía un cuento, a mí me encantaba y cada vez que mi profesora lo hacía, mi imaginación volaba y al terminar nos preguntaba acerca de lo que nos había leído y yo siempre era la primera en responder y mi profesora siempre me felicitaba.
Un día se puso a leer el cuento de Caperucita Roja y yo, de tanto imaginar, me quedé dormida pensando que era esa niña de capucha roja y mientras dormía mi profesora leía el cuento, pero yo estaba feliz soñando que iba a casa de mi abuelita, ya que ella siempre me tenía regalitos y cositas muy ricas para comer.

En mis sueños pasé de todo: crucé puentes y hasta tuve que pelear con dragones para poder llegar a casa de mi abuelita.  Al llegar a la casa me estaba esperando con una gran torta que era de frutilla con crema y mi abuelita me sirvió un gran pedazo y en el momento que me preparaba a comer, siento un gran golpe que me despertó de un salto.  Era mi profesora que había terminado de leer y dejó caer el libro en la mesa.
 
La profesora estaba haciendo preguntas y yo no pude responder nada y quedé muy triste.  Por eso he prometido no volver a quedarme dormida nunca más en mi clase favorita.
Valentina Henríquez Torres
1º B
                                               Juanito y su antivalor
Había una vez un niño llamado Juanito.  Él iba en primero básico.  Era muy inteligente, pero tenía un antivalor que era muy malo.  Él no aguantaba que sus compañeros se burlaran de él y cuando lo hacían, los golpeaba.
Un día Juanito salió al recreo y un niño llamado Sergio le dijo a Juanito que era feo.  Juanito sintió tanta rabia que le pegó un manotazo y la profesora lo vio y lo llevó a Inspectoría y llamaron a su mamá.  La mamá de Juan, muy preocupada, fue a la escuela y Juanito se sintió muy triste por haber hecho eso.  Cuando Juanito llegó a su casa vio a su mamá llorar y él se sintió súper triste.  Él sabía que era porque le había pegado a su compañero.  Juanito dijo que cambiaría porque no quería ver a su mamá llorar nunca más.  Cuando Juanito llegó a la escuela le pidió perdón a Sergito y le prometió que nunca le iba a volver a pegar a un niño porque quería que todos fueran sus amigos.
Finalmente pasaron dos meses y Juanito nunca le volvió a pegar a un niño porque se dio cuenta que era mejor hacer amigos y estudiar para que su mamá este muy feliz y orgullosa de él.
Duncan Bravo
1º B
                                                              Mi nuevo año de escuela
 
Este es mi primer año de escuela y hoy me presente, pero estaba muy nerviosa y me dolía mi pancita.  Mi mamá me acompañaba en ese momento y me decía que la escuela no es tan mala, me explicaba y que tendría muchos compañeros de curso y profesores que me enseñarían muchas cosas bonitas como a pintar, a leer y escribir y muchas cosas más.  Yo no le creía lo que decía, pensé que era sólo para que me tranquilizara, pero una vez adentro en la sala todo cambió.  Lo que decía mi mamá era cierto, mi sala era muy bonita.  Tiene muchos dibujos de mariposa, arcoíris, árboles y niños jugando y una gran pizarra donde mi profesora nos enseña a escribir y nos explica.  Luego de unas horas suela la campana y nos dicen que es la hora de recreo y yo no sabía qué era eso y nos dice que es un momento para jugar y comer y sobre todo, conocer más amigos.  Después sonó la campana y nos dicen que debemos volver a clases.  Entramos y nos sentamos en nuestros asientos y empezamos a presentarnos para conocernos más con nuestros  compañeros y después se presenta nuestra profesora Adriana y nos explica tosas las cosas del colegio.  Ahora en adelante quiero ir todos los días para aprender y jugar con mis compañeros.  Me encanta mi colegio.  Ya no estaré más nerviosa y mi profesora me dio la confianza para estar ahí.
Krishna  Ulloa
1º B

                            Mis primeros días como alumna de primero básico
                                               en el colegio Macaya 
                     
Cuando entre el primer día al colegio, que estoy cursando primero básico.  Me gustó mucho, me sentí importante porque me veía más grande.  Al verme rodeada con otras niñas
y niños de otros cursos más grandes.
Me gusta que me enseñen mis profesores, me encanta aprender, en especial a leer y matemática.
Me encanta salir al recreo y encontrarme con mi sobrina Monserrat, mi amigo Benjamín, mis amigas Mey y Elizabeth.
Me gusta mi colegio, ir al comedor, al patio, a la biblioteca y estar en la sala de clases aprendiendo.
Lo que más me gusta de ir al colegio es cuando mi mamá Patricia y mi papá Alejandro me van a dejar y me van a buscar.
Me encanta mucho mi colegio Macaya.
Anais Rubio Albornoz
1º B
 
                                               Una nueva amiga en la escuela
Hoy era un día muy especial.  Estaba muy entusiasmada y nerviosa por el primer día de clases.  Era mi primer día en el primero B, no sabía que me esperaba ya que venía del kinder B y no conocía a mis nuevos compañeros ni a mi nueva profesora.  No sabía lo que me esperaba.
En el recreo estaba jugando con mis compañeras del kinder.  Estábamos jugando a las escondidas, pero de repente me sentí un poco sola ya que no encontraba a mis amiguitas.  Estaba un poco triste hasta que se asomó una perrita de color amarillo y se me acercó para hacerme cariño, entonces yo la abracé y mi sorpresa fue grande cuando ella me habló y me preguntó por qué estaba tan triste.  Yo asustada le pregunté de vuelta: ¿cómo es que puedes hablar?  –Me llamo Daisy y cada vez que como sopa de letras puedo decir cosas nuevas-  dijo la perrita.  Entonces yo le pregunté si podía ser mi nueva amiga en la escuela y Deisy dijo que con mucho gusto lo sería.  También me preguntó mi nombre y yo le conté que me llamo Elizabeth Rubina.
Sonó la campana para regresar a clases y le dije a Deisy si me podía esperar en el mismo lugar para seguir jugando y ella me dijo que sí.  Me fui a clases porque tenía una prueba, pero yo sólo pensaba en mi amiga Deisy.
Por fin suena la campana del segundo recreo y me fui corriendo a buscar a mi amiga Deisy.  Ella al verme saltó de alegría y me dijo que no había tenido nunca una amiga como yo, ya que desde pequeña había estado sola y que desde ahora en adelante íbamos a ser las mejores amigas.  Entonces desde ese día siempre nos encontramos y jugamos a las pillas y a las escondidas y la pasamos muy bien las dos todo el rato y desde que la conocí mi vida en el colegio ha sido mucho mejor.
Elizabeth Rubina Mamani
1º B
                                                               Sonic y su nuevo amigo
Había una vez un pequeño niño llamado Sonic.  Él era muy alegre y tenía muchos amigos.   Uno de ellos era Pepe con el que se juntaba todos los días después del colegio.
Un día llegó un nuevo compañero de curso, que era muy gracioso, simpático y amable.  Su nombre era Fernando.  Pepe fue uno de los primeros en darle la bienvenida y luego fue Sonic.  Pasaron los días y Pepe se fue haciendo más amigo de Fernando.  Jugaban en los recreos e incluso compartían su colación, pero Sonic al ver esto se dio cuenta que su amigo Pepe, ya no se quería juntar con él y empezó a culpar a Fernando. 
Sonic lo único que pensaba era en la rabia que sentía cuando Fernando se juntaba con su mejor amigo, entonces Sonic empezó a hacer travesuras para que le echaran la culpa a Fernando.  Una de esas travesuras fue culparlo de que le había robado su colación, pero en realidad eso nunca había sucedido, entonces Fernando se puso a llorar porque él era inocente.
La profesora al darse cuenta de esta situación le dijo a Sonic que dijera la verdad y él con voz de arrepentimiento confesó diciendo: “no profesora, Fernando no fue quien me robó la colación yo lo inventé porque estaba celoso de que se juntara con mi mejor amigo”.
La profesora conversó a solas con Sonic explicándole que Pepe siempre sería su amigo y que él tenía que aprender a compartir y disculparse con Fernando y decirle a su amigo que no volvería a actuar así.  Entonces Sonic agradeció a la profesora su consejo y fue corriendo donde estaban los niños y con mucha humildad pidió disculpas.  A Pepe le dijo que nunca volvería a hacer algo así y que serían amigos hasta viejitos.
Fernando lo disculpó por todo y Pepe le dijo que tenían que aprender a compartir la amistad porque todo era más divertido así.
Sonic al conversar lo que sentía se sintió mejor y se dio cuenta que en realidad Fernando era muy simpático y tenía muchas cosas en común, luego de que pudieron solucionar ese problema se juntaron los tres después de clases y se divirtieron aún más.
Nicolás Contreras Medel
1º B
                                             
                                                               Kokuyo y la escuela
Había una vez una granja donde vivían mucho animalitos entre ellos se encontraban vacas, chanchos, corderos, gallinas, etc. Y también había una familia muy especial de caballos.  La mamá se llamaba Shakira y sus hijos Estrella y Kokuyo.
Ellos eran una familia muy querida en la granja.  Todos iban a la escuela en sus primeros años y todo era muy lindo.  Tenían buenas amistades y muy buenas notas.
Un día llegó el momento de crecer y todo cambió.   Estrella era la más dedicada a sus estudios.  Le gustaba ir a la escuela, pero su hermano Kokuyo era todo lo contrario de ella.  No le gustaba el colegio y se arrancaba.  Su mamá Shakira estaba desesperada con lo que pasaba con su hijo porque era una madre muy preocupada.
Pero a Kokuyo eso no les interesaba, lo único que él quería era ir a las carreras de caballos, pero lo que él no sabía era que esa actitud no lo llevaría a nada.
Un día el caballito se arrancó de la escuela para irse con un amigo a las carreras de caballos, pero lo que Kokuyo no sabía es que al regresar a su casa se iba a encontrar con la sorpresa que nunca podría regresar al colegio porque lo habían expulsado.
Cuando Kokuyo supo que lo habían echado no le dio importancia, pero su madre, hermano y todos en la granja se enojaron mucho con él y no le quedó más remedio que trabajar.
-Trabajo y más trabajo, de día, de madrugada y de noche- decía Kokuyo mientras pasó un año entero.  Al término de este período, el caballo se sentía muy cansado y empezó a pensar que no estaba haciendo nada con su vida y que no estudiar había sido un error.  ¡Él no quería sentirse así toda su vida!
Cuando llegó a su casa le dijo a su mamá que ya no quería trabajar y que deseaba volver a la escuela y su mamá con lágrimas en los ojos accedió a ayudarlo.  Estaba tan feliz de que su hijo hubiese al fin tomado la decisión correcta y darse cuenta de que su hijo era un buen caballo al fin y al cabo.
Y así Kokuyo volvió al colegio muy feliz con su familia, amigos y toda la granja le dio la bienvenida en clases y volvió a ser el mismo buen caballo de antes.
Alan Inostroza Erickson
1º B
 
                                                               El dragón encantado
En Bosquilandia llegó un enorme dragón que atemorizó a la gente y a los animales.  El rey ofreció una parte de su reino a quien venciera al dragón, pero nadie  pudo hacerlo, excepto una niña.  Lo hizo tocando una flauta, así pudo vencer a su dragón y este último se dio cuenta que tener amigos es importante.  Desde entonces en ese país los niños, los pájaros y las flores fueron felices.
Daniel Castro
1º B
                                                  La niña en Inspectoría
Había una vez una niña que iba en primero básico que se portaba mal.

La niña había rayado el cuaderno de un compañero, así es que la enviaron a Inspectoría por portarse mal.  Le llamaron la atención y entonces ella nunca volvió a hacer algo igual.
Carla Moreno
1º B
                                                                       La Sirenita
Había una vez una pequeña estudiante a la que sus compañeros llamaban “La Sirenita”.

En una aldea había nacido una pequeña de una familia muy humilde y esforzada, la menor de dos hermanas.  El papá lleno de egoísmo había ido a una ciudad lejos para poder buscar placeres personales dejándolas solas.
Una tarde cuando la pequeña ya había iniciado la etapa escolar en la absoluta ausencia de su querido padre, a quien siempre había anhelado volver a ver,  y esperaba cada tarde.
En el colegio, unos compañeros le gritaban “Sirena, sirena”, dejándole en claro, y con palabras duras, que ella era sola y abandonada por su padre al igual que una sirena: solitaria y despreciada por los demás como un ser raro y feo.
Ella, esperaba que su padre volviera para no ser nunca más objeto de burla y de desprecio.

-“Sale de Aquí”- se escuchó la voz de una niña cuyo padre tenía todas las comodidades de una familia unida y buen pasar debido a una herencia que él había recibido.  El padre de esta niña la escuchó y la reprendió diciéndole que eso no era correcto porque esa niña era su compañera de curso.
Esta niña se llamaba Camila, y  dijo que ella estaba pidiendo su colación.  El papá le dijo a Camila que le convidara lo que tenía y ella obedeció.
Pero semanas más tarde ella se ensañó con la pequeña Sirena y junto a otras compañeras la empezó a insultar y burlar de ella día a día.
Así pasaron muchos años en que se llamaba a los papás de las niñas que molestaban a la pequeña sirena, y todo quedaba en nada.
Todo esto cambió la imagen de la pequeña niña y en su corazón crecía la angustia y el dolor.

Su madre muy preocupada, le preguntaba por qué estaba tan triste, y la respuesta era la misma.  La niña extrañaba a su papá, decía que él la defendía de los lobos.  Su mamá no entendía quienes eran “los lobos” y la pequeña le dijo que esos animales estaban en la escuela.  La madre le dijo que Dios estaba ahí para protegerla de todo, incluso de esos lobos que no existían y que nunca la abandonaría porque Él ama a todos los niños del mundo.
La  pequeña quedó pensando en por qué dios amaba  a todos los niños si habían niños que la maltrataban y la dañaban cuando lo único que ella quería era que su papá regresara y la defendiera de esos niños.
Un día su profesora le dijo: “Sirena, deja de pararte a cada rato, siempre haces lo mismo” lo que provocó las mofas de sus compañeros y nuevamente comenzaron a llamarla Sirena, solitaria y fea.  La niña lloró tanto que no hubo manera de consolarla y cuando su mamá la fue a buscar se dio cuenta que sus ojos estaban rojos de tanto llorar.
La mamá trató de hablar con la profesora, que le explicara por qué su hija estaba tan triste, pero no obtuvo ninguna respuesta y ambas, tristes, se fueron a casa.
Al siguiente día, la madre le preguntó a su hija que había sucedido y la niña al fin pudo contrale todo y de la pena enfermó.  Dos meses la niña estuvo en cama hasta que un día llegó su papá y se enteró de todo.

El papá de Sirena le prometió que nada más sucedería porque él la llevaría al colegio todos los días y no la dejaría nunca más sola.
Cuando su papá la fue a dejar al día siguiente, se produjo en revuelo en el colegio.  Todos hablaban de eso y Sirena se sentía feliz.  Ya no le importaba que la molestaran, lo único que le importaba era que su papá estaba a su lado.
Pronto su profesora fue cambiada a otro curso y sus compañeros dejaron de molestarla porque se sentían culpables.
En un acto del colegio ella se vistió de sirena y todos los papás del colegio decían lo linda que se veía la niña y desde entonces las cosas cambiaron.  En el colegio hubo más cuidado con el abuso en contra de niños y se detuvo la discriminación por tener sólo una mamá y se creó conciencia y compromiso de parte de los demás padres y con la sociedad.
Pasaron los años y hoy, Sirenita se gradúa con excelentes notas de la Universidad Católica en Antofagasta bajo el título de doctora en Pediatría en niños, porque su pasión son los niños y los ama por sobre todas las cosas.
Mayra Montalva
1º B
                                                               Aprendiendo algo nuevo
Esa noche no podía dormir bien.  Estaba muy inquieta y sólo quería que amaneciera luego para poder ir a mi colegio.  Ese sería mi primer día de clases.
Me llamo Isabella, tengo seis años y entraré a primero básico.

Mi mamá me llevó ese día al colegio, apenas pude tomar desayuno porque estaba muy nerviosa.
Al curso que llegaba era el mismo del año anterior, estaban los mismos niños y mis amigas.  Lo único diferente era que ya no estaba mi tía, ahora tenía profesora.

Al llegar note que habían niños nuevos y la sala en a que nos tocaba era más grande que la otra.
La profesora nos saludó y se presentó.  Se llamaba Alicia, era muy simpática y fue muy agradable conmigo.
Lo único que quería era empezar la clase, quería aprender nuevas cosas, quería aprender a leer, a escribir, a sumar, a restar y conocer otras asignaturas.
Estaba muy nerviosa, tenía miedo de equivocarme y que los niños se rieran de mí.  Pero la profesora nos enseñaba con mucha paciencia y yo de inmediato entendía la lección.
Pasaron los días y me gustaban más las clases.  Cada vez que la profesora preguntaba algo, yo era la primera en contestar.
Cuando salía al patio, me di cuenta que los niños no querían jugar conmigo y me decían “la-sabelotodo”.  Yo me sentía mal, me daba vergüenza el escuchar lo que me decían y empecé a no contestar nada en clases, cada vez que la profesora preguntaba algo, sólo quedaba callada.
A mi profesora le extrañó mi actitud y un día, cuando todos los niños salieron a recreo, ella me dijo que me quedara, porque quería conversar conmigo.  Me preguntó que era lo que me pasaba y yo no quería decirle, pero ella me dijo que debía confiar en ella y contarle lo que me pasaba y así ella podría ayudarme.

Le conté lo que me pasaba y le dije que no quería que me molestaran, solamente quería tener amigos para jugar.  Pero ella me dijo que todos no somos iguales cuando tenemos que aprender algo, que a algunos les costaba más que a otros y que eso no debía de preocuparme.  También me dijo que les dijera que si necesitaban de mi ayuda, que yo lo haría con mucho gusto.  Y eso fue lo que hice.
Entonces, cada vez que la profesora daba alguna tarea en clases, yo siempre era la que terminaba primero y me acercaba a mis compañeros para ayudarles y ellos se ponían muy contentos con mi ayuda.
Finalmente, mis compañeros jugaban conmigo y yo disfrutaba mucho cada día al aprender algo nuevo.
Rocío Veliz Ahumada
1º B
 
                                               El niño y el dinosaurio en la escuela
En el año 2013 había un niño llamado Farich, a él le gustaba ir mucho a la escuela que le quedaba muy cerca de casa.  Farich era fanático de los dinosaurios y siempre llevaba en su mochila un modelo de dinosaurio de juguete para jugar con él.
Un día, el niño olvidó sus dinosaurios y cuando se dio cuenta se puso muy triste.  Estuvo toda la mañana sin sus amiguitos y cuando salió a recreo, Farich miro al patio y unas figuras llamaron poderosamente su atención.
Se acercó curioso a ver que eran estas formas y se llevó una sorpresa al ver que eran sus dinosaurios.  No podía creer que sus amiguitos lo hubieran encontrado.
Sus juguetes eran inteligentes y habían recordado el camino al colegio y lo habían seguido porque también les gustaba ir al colegio para aprender y al igual que Farich, leer, escribir y contar números y por supuesto también pasarlo muy bien en los recreos.
Farich Melgar F.
1º B
                                                               La escuela
Un día tuve que ir al colegio Macaya, específicamente a kinder y conocí a muchos compañeros y a mis profesoras.
Mi nombre es Cristián y un día en un recreo, jugando con mis compañeros, choque con la cabeza de uno de ellos y me quebré dos dientes.  Lloré porque me dolió mucho, me salió sangre y me llevaron al hospital.
De todos modos seguí yendo al colegio todos los días y aprendí los números, las vocales y salimos de vacaciones.  A mis compañeros y a mí nos hicieron una fiesta y vino un viejito Pascuero y me regaló una máquina a control remoto.
Ahora voy en primero básico y aprendo las palabras.  Soy muy feliz en mi escuela.
Cristian García F.
1º B
                                                               Mi sueño
 
Había una vez una niña llamada Cony que tenía tres años y que soñaba con tener cinco años para ir al colegio a aprender a leer, escribir y tener muchas amigas y amigos.
Cuando llegó el momento de ir al colegio, fue con mucha alegría y pena ya que tenía que separarse un ratito de sus padres y hermanita, pero con el tiempo le tomó mucho cariño a sus tías, profesores y compañeros.
Cuando la niña regresaba a su casa le gustaba llegar contando a sus padres, lo feliz que era en el colegio y todo lo que estaba aprendiendo.
Luego de hacer las tareas la niña se bañaba y se ponía pijama para irse a dormir mientras dormía soñaba que estaba en el colegio para aprender más y sentir el cariño de sus profesores y compañeros y así siguió soñando hasta que salió del colegio.
Constanza Mejías B.
1º B
 
                                                   Las aventuras de Joaquín
 
Había una vez, en la hermosa ciudad llamada Supremo, un pequeño niño cuyo nombre era Joaquín, este pequeño vivía solo con su madre la cual le enseñaba todo sobre la vida para que al crecer fuera un gran hombre, pero lo que ninguno de los dos se esperaba era que a Joaquín, con tan solo tres años, comenzaría la aventura más grande de su vida: la escuela y todo esto junto a su inseparable madre.  Ellos conocerían nuevas cosas, nuevos amigos, conocimientos, lo que los tenía muy ansioso.
 
Cuando llegó el día de partir a su aventura Joaquín se encontraba muy contento con todas las cosas nuevas que su madre le había comprado, la mochila, la lonchera, los útiles, el uniforme y todo lo demás.
El día lo acompañaba con un resplandeciente sol, los pájaros cantaban y Joaquín sin entender del todo lo que sucedía, con muchas ganas tomó sus cosas, agarró la mano de su madre y comenzaron a caminar hacia la escuela.  Él solo sabía que lo esperaban muchos amigos nuevos por conocer y eso lo alegraba.
Al llegar estaban ambos con muchos nervios, la madre no sabía cómo se sentiría su pequeño hijo en ese lugar, ya que nunca se habían separado y Joaquín sólo pensaba en cómo se relacionaría con sus nuevos amigos, en como lo tratarían y en qué cosas aprendería junto a ellos, pero a pesar de todos los nervios que lo abordaban, estaban ambos muy felices.
El momento de la despedida había llegado y Joaquín tuvo que despedirse de su madre y separarse por primera vez de ella, pero en ese momento aparecen dos amables tías las que tomando con mucha ternura a Joaquín lo invita a pasar a la sala donde se encontraría con aquellos amigos que con tantas ansias, él esperaba conocer.  Después de unas horas Joaquín y sus amigos tuvieron un momento para salir a conocer el patio de la escuela.  Allí quedaron todos congelados de lo lindo que era este lugar, habían toboganes, canchas para hacer deportes, juegos inflables y muchas cosas más para jugar con sus compañeros.
Así pasaron los días, los meses y los años.  Joaquín ahora tiene seis años y es un niño muy talentoso.  Está en 1º año y la aventura que comenzó junto a su madre aquel día aún continúa enseñándole cada día la importancia de aprender, de socializar con nuevas personas y así disfrutar de lo maravilloso de la vida.
Diego Andrés Andaul Olcay
1º B
 
                                                               La entrada al colegio
 
Esta historia se trata de un niño llamado Matías.
Bueno, cuando Matías iba al jardín le gustaba mucho asistir, ya que era su último año en el jardín infantil.  La madre le tenía que buscar un colegio de educación básico y fue al colegio de sus otros hijos y ahí le dijeron que él tenía que dar una prueba para su ingreso.
Así pasaron los días y Matías preguntaba cuando tendría que ir al colegio de sus hermanos para dar la prueba de admisión y le asustaba el hecho de pensar en que no quedaría, pero su  madre le respondía que faltaba un día porque mañana debía ir.
Llegó el día tan esperado por Matías y se alegró tanto que cuando estaban allí, lo único que quería era conocer la sala de clases en la cual rendiría la prueba y fue tanta su emoción que fue uno de los primeros en terminar. Su mamá le preguntó a las tías como le había ido y ellas respondieron que muy bien.
Desde ese día Matías sólo pensaba en cuantos días le quedaban para poder ir al colegio junto a sus hermanos y sus padres le dijeron que faltaba un par de meses y que tenía que tener paciencia.
Pasó el tiempo y los padres de Matías le dijeron que ya había llegado la hora de ir a comprar el uniforme para ir al colegio.  Matías se puso tan contento que cuando se probó su uniforme no se lo quería sacar porque sólo pensaba que tenía que ir al colegio y así pasaron los días hasta que llegó la hora de levantarse temprano.  Estaba tan contento que sólo pensaba en su nuevo colegio Macaya, incluso quería ir los fines de semana, pero sus papás le explicaron que era de lunes a viernes y no sábados y domingos porque esos días eran de descanso para los profesores y para el propio colegio.
 
Brayan Manquepillan E.
1º B
                                               Mi primer día de colegio
Quisiera contarles que me pasó cuando pasé a primero año básico.  Mi nombre es Álvaro rojas Araya, tengo seis años y voy en primero básico B con la profesora Adriana Galleguillos.  Ella es muy buena con todos nosotros.  Yo vivo con mi mamá, papá y hermanos.  Yo me divierto en mi casa con mis padres que además están esperando una hermanita para mí.  Al principio no quería venir al colegio porque todos me molestaban por ser pequeño, pero cuando empecé a practicar educación física me comenzó a gustar.  Conocí a compañeros con los cuales jugamos.  Cuando vengo al colegio a estudiar mi papá me dice que estudiar es bueno para mí para aprender a leer y escribir.
Recuerdo que un día yo estaba haciendo tareas en clases y no podía escuchar a la profesora por la bulla y me sentí muy mal y me dolían los oídos y no pude seguir estudiando, pero lo que me gusta del colegio son las cosas que me enseñan como escribir mamá, papá y otras cosas que dice mi papá que me van a enseñar y también a leer. 
Quiero leer pronto para poder entender las instrucciones de mi juego lego de “La guerra de las galaxias” que me gusta tanto o el de “Indiana Jones” que son mis juegos favoritos.  Por eso quiero seguir aprendiendo todas las cosas que me enseñan en el colegio y también seguir viendo a mis compañeros.
Álvaro Rojas A.
1º B
 
                                                               Javiera va a primero
 
Esa mañana de marzo, aún con sueño llegó al colegio Javiera.  Estaba muy nerviosa y sentía mariposas en el estómago porque por primera vez iba a primero básico, ni siquiera pudo tomar su desayuno de tanta emoción.  Iba impecablemente vestida con su uniforme.  Llevaba un lindo peinado, una mochila con rueditas y zapatos nuevos que brillaban.
Lo primero que vio al llegar a formarse fue a sus amigas del año anterior lo cual le dio mucha alegría y se sintió más tranquila.  A lo lejos veía a sus queridas tías de kinder que recibían a nuevos pequeñitos con mucho amor y le dieron ganas de estar allá.
De pronto, sonó fuerte la campana y todos pasaron a sus salas.  Fue ahí donde conoció a su nueva profesora y Javiera sacó sus cuadernos y empezaron con la lección.
Al pasar los días todo fue nuevo.  ¡Conoció tantas letras! Y poco a poco fue aprendiendo a escribir y a leer.  Javiera se sentía muy feliz.  Por fin podía leer solita sus cuentos de princesas y hasta le escribió una carta a su abuelita que vive en Arica.
Los meses pasaron muy rápido y llegó el último día de clases y fue tanto lo que Javiera disfrutó su primer año escolar que no quería salir de vacaciones para no extrañar su querido colegio, a su profesora y compañeros, pero se consoló pensando en visitar a su abuela en Arica y comer aquellas ricas aceitunas y se dio cuenta que después de vacaciones se venía otra aventura: segundo básico, así es que la niña sonrió tranquila porque sabía por experiencia que no tenía nada que temer.
 
Sofía Lanas
1º B
                                               La historia del niño que soñaba
Esta es la historia del niño que soñaba con estudiar y ser grande y ser paleontólogo de los dinosaurios.  Entonces este niño estaba en 1° básico y desde muy pequeño le gustaba mucho los dinosaurios y ya conocí algunos nombres como por ejemplo: El espinosaurio, tiranosaurio rex, velociraptor, y se esforzaba mucho por aprender en la escuela lo más que pudiera para poder llegar a ser un gran paleontólogo así que cuando llegaba a su casa hacia sus tareas con mucho entusiasmo.  Estudiar era muy entretenido, era el comienzo de una gran aventura.
Ya por la mañana muy temprano, se levantaba y emprendía el camino con mamá al colegio, un colegio excelente, estricto que le serviría mucho para poder ser el mejor de todos los paleontólogos de Alto Hospicio.  Yo, Raim Quelopana, del 1° C del colegio Macaya, lo voy a lograr.
 
Raim Quelopana
1° C
                                                               Cambio de escuela
Había una vez un niño llamado Joaquín que le tocó entrar por primera vez al jardín, fue una experiencia nueva, pero con el tiempo se adaptó rápido a las tías, compañeros y se fue acostumbrando al sistema le enseñaban a hablar bien a compartir con sus compañeros y a participar en distintas actividades.
También tuvo una muy buena relación con su tía y se encariñó mucho con ella.  Estuvo dos años con ella y sus compañeros.  Tuvo la experiencia de salir elegido rey del curso ahí tuvo que disfrazarse concursar, etc. Y finalmente ganó y  fue elegido rey del jardín.  Estuvo muy lindo todo y él estaba orgulloso de representar a su curso.
Bueno, pasó el tiempo y llegó el momento de la despedida tenía que graduarse de kinder y decir adiós a sus compañeros y tías que lo acompañaron durante dos años y le enseñaron muchas cosas.  Él tenía alegría por un lado porque decía que él era más grande y que ahora iría al colegio y se sentía grande, pero por otro lado estaba triste porque tenía que despedirse de su jardín y tía.
Finalmente le dio las gracias a su tía con un abrazo y un beso.  Se despidió.  Sabiendo que venía una nueva etapa de su vida, pero ahora en el colegio Macaya.
Joaquín Quiñones Herrera
1º C
 
                                                               Mis lentes y yo
Mi nombre es Anahís Álvarez.  Vivo con mi abuelita, porque mi mamá está lejos.  Yo amo mucho a mi abuelita y les quiero contar esta historia.
Cuando era bebé estuve en un jardín hasta los tres años.  Ese jardín se llamaba “Génesis” y estaba cerca de mi casa, en Iquique.  La tía Geo me enseñaba a pintar y a hacer varias cosas, pero un día ella habló con mi abuelita y le dijo que a mí me costaba aprender, que veía las cosas muy de cerca y que no hablaba bien.  La tía dijo que necesitaba una escuela especial de lenguaje.
Mi abuelita encontró una escuela cerca de su trabajo, esa escuela se llama “Mi Rayito de Solaz” y me matriculó, entraba todos los días a las 08.30 a.m.  Pero un día las tías le dijeron a mi abuelita que lo era muy distraída y que no aprendía bien, siempre era la última de clase.  Me llevaron al doctor, era un oculista, y él me recetó un par de lentes porque dijo que mi problema era grave y con los lentes me iba a cambiar la vida.  Mi abuelita compró los lentes y cuando me los puse quedé muy contenta.  Tenía razón el doctor.
Cuando fui a la escuela de lenguaje con mis lentes pude ver bien a mis tías.  Ellas eran bonitas y se emocionaron cuando les dije que las veía bien.  Desde ese día  nunca más me saqué los lentes.  Aprendí a conocer las letras ya que antes me costaba verlas, me puse muy feliz.  Participaba en todas las cosas que me decían, bailaba y actuaba, ya no lloraba ni me enojaba; con mis lentes aprendí a conocer mejor las palabras que me enseñaban y hablar un poco mejor, era otro mundo para mí.  Pasó el tiempo y me gradué me dieron al alta, tuve que despedirme de mis queridas tías de la escuela “Mi Rayito de Solaz”.
Un día tuve que dar una prueba para entrar a primero básico y pude ver bien las letras que allí estaban, gracias a mis lentes me fue bien y aquí estoy, en la escuela “Macaya” aprendiendo a leer y escribir, ya que a mí me cuesta un poco, pero con mis lentes puedo ver mejor y sé que voy a salir adelante y aprenderé muchas cosas más grandes a mis lentes, mis queridos lentes.
Anahis Álvarez A.
  C
                              
                                   Rosela y la orquesta infantil
Había una vez un grupo de alumnos de primer año básico que estaban ensayando con sus instrumentos musicales para la orquesta del colegio Macaya, ya que a fin de año tenían una presentación.  Estaban todos muy entusiasmados tocando, pero en conjunto sonaban muy desafinados.
La profesora de música que estaba a cargo del grupo les dijo que se detuvieran, que dejaran de tocar porque quería que cada alumno tocara su instrumento por separado y así ver quién se estaba equivocando.
Entonces Juanito comenzó a tocar el tambor: “!bon, bon bon!” y la profesora Luisa le dijo que tocaba muy bien, pero que tenía que hacerlo un poco más suave.  Luego cada uno de los niños fue tocando su instrumento: Joaquín el triángulo, Valentina la trompeta, Sebastián el pandero y Rosela, la flauta.
Cuando Rosela tocó su instrumento sonó muy mal.  Lamentablemente ella no sabía tocar la flauta y por más que lo intentaba no le resultaba bien.
La niña se puso a llorar porque por más que trataba, no le salía bien y se sentía fracasada.
Entonces en ese momento la profesora le dijo a Rosela que nadie nacía sabiendo tocar un instrumento y que para que sonara bien tenía que practicar y practicar y que como ella era una niña inteligente iba a aprender rápido.
Aunque Rosela estaba muy triste, las palabras de la profesora le dieron fuerzas para superarse y aprender luego a tocar la flauta.  Por lo tanto todos los días después del colegio Rosela ensayaba en su casa tres horas diarias y así fue tanto lo que insistió en aprender que logró grandes avances.
Cuando llegó el día de la presentación en el colegio, la orquesta sonó de maravilla y Rosela fue la mejor de todos, por tal motivo la profesora para premiar su esfuerzo le pidió un gran aplauso al público en honor a Rosela.
A su vez todos sus amigos la felicitaron y la niña se sintió muy contenta porque había sido valiente y había tenido confianza en sí misma.
Catalina Acuña Ch.
1º C
 
                                                               El sueño del colegio
Érase una vez una pequeña niña que anhelaba ir a un colegio de color verde que veía desde su casa.  Ella estaba muy pequeña y veía que sus hermanos mayores ya asistían a ese colegio y ella iba a un colegio diferente  llamado Santa Lucía.
Todos los días le preguntaba a su madre: “¿cuándo iré a ese colegio donde van mis hermanos?”  Y la mamá le contestaba: “pronto hija, pronto”.
Pronto llegó el año 2010 y vio graduarse a su hermana mayor que se llama Alejandra  y la pequeña con más ansias y más ganas le preguntaba a su madre:  -Mamá, mamá ¿cuándo iré a ese colegio?-  Ella iría como el colegio crecía más y más.  Luego pasó un tiempo y nuevamente vio a su hermano graduarse, pero ella ya había dado la prueba para lograr su sueño.
Cuando dio la prueba asistió con sus padres, le dieron la noticia de que ya pertenecía al colegio, ella muy feliz, se sentía dichosa de haber logrado lo que tanto había soñado.
Y ahora pertenece al colegio Macaya, conoció muchos amiguitos y va todos los días muy feliz al colegio.
Pamela Pereira R.
1º C
                                                               Pablo, el niño
Había una vez un niño llamado Pablo que llegaba al colegio llamado Nueva Esperanza.

Pablo debía cursar primero básico, ya que él había estudiado en un jardín llamado “La Cuncunita”.  Era muy pequeño a comparación de su anterior colegio, este era mucho más grande, tenía muchos profesores y alumnos como él nunca jamás vio.
Para él era un desafío muy grande llegar a un lugar donde se encontraran muchas personas, pero de alguna u otra forma debía enfrentarse al cambio que se le estaba presentando.
En su primer día de clases, Pablo no pudo asistir porque estaba muy enfermo, tenía una gripe.  Estuvo siete días en cama recuperándose de su enfermedad que lo tenía muy mal y mientras se recuperaba en casa pensaba como iba a ser su primer día de clases.
Pablo y su madre se dirigen de su casa al colegio y en el camino Pablo le cuenta a su mamá que él estaba muy nervioso y que tenía ganas de llorar.  Su mamá lo consuela y le dice que todo va a estar bien.
Ya ha pasado una semana de clases y Pablo se siente muy solo, no tenía amigos con quien jugar.  Andaba en el recreo buscando algún compañero con quien hablar, pero nadie lo aceptaba por ser nuevo.  Pablo llegó a su casa muy triste y su madre le pregunta: “¿qué pasa?” pero él no responde nada.  No tenía ganas de volver al colegio.  Su mamá sabía lo que le estaba pasando aunque Pablo no le contaba nada.  Pero al día siguiente fue diferente, llegó al colegio donde estaban los compañeros esperando para entrar a clases.  Suena la campana y Pablo por fin encuentra amigos nuevos y puede jugar y disfrutar de su recreo.
De ese día en adelante todo fue distinto.  Pablo llegaba a su casa muy contento y con muchas ganas de regresar al colegio y hacer todas sus tareas.  Cada día que pasaba le gusta mucho más su nuevo colegio, aprende muy rápido y él piensa que va a aprender mucho más.
Martín Contreras Soto
1º C
                                               Bárbara  y sus nuevos compañeros
Bárbara estaba muy feliz para ir a su primer día de clases, a su nuevo colegio, ya que había salido del jardín el año anterior.  Ella estaba muy emocionada de entrar a clases.
Bárbara y su familia el día antes de entrar al colegio decidieron ir al parque a pasar una tarde entretenida, comieron unos ricos churros con manjar y ella le dijo a su papá que quería ir a casa porque mañana tenía que ir al colegio a conocer a sus nuevos amiguitos y el papá le respondió que estaba muy bien y que él también tenía que levantarse temprano.
La niña con su familia muy contentos llegaron a casa y ella lo único que quería era descansar. 
Al otro día muy temprano suena el despertador y el papá se despierta y con un beso despierta a Bárbara quien muy contenta se levanta de un brinco y se dirige don la mamá para lavarse, vestirse y peinarse.  La niña está lista para ir al colegio y la mamá muy contenta le dice que ellos están muy felices de que entre al colegio, que debe poner atención y obedecer a su profesora.
Los padres muy contentos, van a dejar a Bárbara al colegio y le toman una foto de recuerdo.  Bárbara entra al colegio y le gusta como son sus compañeros y profesoras.  Se comparten todo, juegan juntos.
Bárbara y sus compañeros son muy inteligentes y pasan unos felices años juntos.
Piera Lara
1º C
                                               Benjamín aprendió a leer y a escribir
Había una vez un niñito muy pobre llamado Benjamín que no sabía leer ni escribir.  Benjamín siempre iba a una plaza donde se juntaban varios niños y después del colegio Benjamín siempre intentaba juntarse con ellos, pero le daba vergüenza el saber que ellos iban al colegio y sabían leer y escribir.  Un día Benjamín se acercó a los niños de la plaza para jugar con ellos, pero ellos no quisieron porque él era pobre y no iba al colegio.
Muy triste fue donde la mamá para decirle lo que había ocurrido y la mamá muy preocupada por su hijo,  hizo todo lo posible para que Benjamín fuera al colegio.  El niño estaba muy triste en su casa esperando a su mamá para ver que podía hacer.  Al llegar la mamá le dice que le tiene una buena noticia y él se alegra muchísimo.  Benjamín muy contento escuchó.
Su madre le cuenta que lo inscribió en el colegio para que él aprenda muchas cosas.  Al día siguiente él despierta muy contento y le dice a su mamá que ya es hora de ir al colegio.  La mamá también se alegra de ver a su hijo tan emocionado y lo ayuda a vestirlo y lo llevó al colegio.  Al llegar, Benjamín llega a su sala de clases y se encuentra con los niños de la plaza que ahora eran sus compañeros de curso, lo miraban muy sorprendidos.  Benjamín se sentó en su banco para que comenzara la clase.  El niño muy atento y sin problemas, salió al recreo para compartir con los demás niños y con el paso del tiempo Benjamín se hizo de muchos amiguitos y aprendió a leer y a escribir.  La mamá, feliz con lo que Benjamín había logrado en el colegio le regaló zapatos para ir al colegio.  Él estaba feliz también y le retribuyó el gesto obteniendo buenas notas y aprendiendo a leer y escribir.
Bhayrom García
1º C
                                                          Cualquiera puede aprender
Esta historia se trata de un niño llamado Raúl que no le gustaba ir al colegio porque decía que el colegio era fome y aburrido y a él no le gustaba aprender.
Decía que esas cosas de aprender eran para tontos y a él le gustaba andar con sus amigos que tampoco iban al colegio y sólo hacían maldades.  Les gustaba andar robando y haciendo cosas muy malas y como él no tenía a nadie que lo guiara por el buen camino, él no hacía nada para cambiar. 
Un día tratando de robarse una cartera conoció a una persona muy buena que se llamaba Claudia y era profesora de una pequeña escuela.
Ella cuando vio a Raúl se dio cuenta que él necesitaba alguien que lo guiara por el buen camino, entonces se propuso ayudarlo.

Le empezó a hacer clases en la calle y se dio cuenta que Raúl si quería aprender y luego le propuso ir al colegio y él aceptó, pero él no tenía ropa ni cuadernos, pero su profesora se los regaló y Raúl se emocionó y nunca más dejó de ir al colegio.  Aprendió a escribir y a leer, a hablar y aprendió a ser un buen hombre y le gustó tanto que también sintió deseos de enseñar y demostrar que cualquiera puede cambiar si se lo propone.

Claudio Verdugo
1º C
                                                               José comparte su libro
Una mañana la profesora les aviso a todos los niños del primer año C que faltaban sólo tres días para la prueba del libro llamado “La polilla en el Baúl”.  En la biblioteca ya no quedaban libros y en los locales donde se venden libros estaban agotados y aún faltaban niños que no leían el libro, entonces uno de ellos dijo en voz alta: “Tía, yo aún no he leído el libro porque está agotado en todas partes” a lo que un compañero de nombre José se levantó de su silla y le dije que él tenía el libro y que si quería lo podían leer juntos en el recreo.  Entonces Diego muy feliz aceptó la invitación de su compañero.

Más tarde en el recreo diego llegó junto a su compañero José que estaba con su libro y luego comenzaron a llegar más compañeros, que también querían leer el libro junto a Diego y entonces José comenzó a leer el libro en voz alta para que todos pudieran escucharlo y poder aprendérselo para el día de la prueba.  Al rato después José ya había terminado de leer el libro y sus compañeros le dieron las gracias por haber compartido su libro, José dijo, no se preocupen ahora todos
sabremos la historia de “La polilla en el baúl” y podremos sacarnos una buena nota, pero compañeros aún nos queda tiempo de recreo vamos juntos a comernos nuestras colaciones.
Andrés Fajardo
1º C
 
                                                               Mi sombra me asustó
Era de noche y vi un hombre gigante vestido de negro en la pared.  Me asusté mucho y grité porque cuando me movía, el hombre se movía también.  Corrí con todas mis fuerzas y el hombre corrió tras de mí.  No pude aguantar y me caí del susto y mi padre me salió a rescatar y me explicó: “hijo quédate tranquilo porque el hombre de negro es tu sombra”.
Lorenzo Aguirre
1º C
                                                                        Mi primer día
Érase una vez, un niño de seis años su nombre es Eydan, estaba muy emocionado.  Era su primer día de clases, despertó a sus padres para que le hiciera su desayuno y cambiara de ropa para ir al colegio.

Cuando llegó al colegio, conoció muchos compañeros nuevos, realizó trabajos con los números, formas y figuras también aprendió a escribir su nombre completo, le gustan las horas de recreo, así podría jugar con sus nuevos amiguitos.  Al finalizar la jornada escolar lo esperaba su abuelita con ansias.  Caminaron de regreso a casa y su familia lo esperaba.  El niño contó su experiencia escolar y al finalizar el día se fue a la cama contento y así esperar el próximo día para ir a su nuevo colegio Macaya.
Eydan Chirinos
1º C
                                                               Mi nueva inicio de clases
Este año para mí ha sido un cambio radical en mi vida, ya que dejé una etapa más relajada y ahora pasar a la vida de los cuadernos, libros, enseñanzas de cultura, etc.  He conocido compañeros y compañeras que tienen el mismo propósito que yo, que es aprender a compartir y aplicar todo lo enseñado en cada una de las clases y llevarlo a la vida cotidiana.  Me ha gustado mucho cada día aprender a leer y escribir que todo lo que necesito para tener un buen futuro.

La escuela me encanta y cada día me levantó con todas las ganas de ir por  nuevas enseñanzas y estoy cada  vez más motivada por lograr éxito en mis estudios básicos y jamás desaprovechar los momentos de risas y juegos al compartir con los compañeros.
Fernanda Escobar Lagos
1º C
                                                                    Un nuevo colegio
Me llamo Belén y el año pasado estaba en un colegio lindo que se llamaba “Rayito de Solaz” y me gustaba mucho porque iban pocos niños y la tía Paty era muy buena conmigo y mis compañeros.
El año pasado me gradué y fue muy lindo, pero igual me dio pena porque ya no iba a estar con mis amigas.  Mi mamá me dijo que me iba a cambiar de colegio a uno llamado “Macaya”.  Igual estaba contenta y me despedí de mis tías y compañeras con sentimientos encontrados.
Ahora que comenzaron las clases y voy en este nuevo colegio, fui muy contenta a mi primer día de clases y de a poco me fue gustando porque iban muchos niños muy torpes.  Mi compañero de banco me molestaba y me distraía y a veces hasta me decía que yo le hiciera la tarea.  Mi mamá habló con la profesora y me cambiaron de puesto y todo está muy bien.  Lo único malo es que me cuesta levantarme temprano porque en mi otro colegio estaba acostumbrada a levantarme tarde, pero poco a poco me acostumbre a este nuevo colegio porque aquí aprenderé mucho y mi profesora me enseña muy bien.
Paola Belén García Basilio
1º C
 
                                                               Una nueva aventura
 
Suele suceder que para los niños, su primer día de clases es una aventura.  Así comienza la historia de Azucena, una niña en el campo con su papá.  Ella nunca en su vida había conocido otros niños y como tal su mundo sólo era los animalitos y la naturaleza.
Su padre pensó que ya era tiempo que ella fuera al colegio y que aprendiera de la vida, fue así que viajó por mucho tiempo para llegar a un pueblo.  Azucena pensó que no existía otro mundo en donde había muchas personas, autos y también casas.  Estaba asombrada y sólo se detenía a mirar lo que le llamaba su atención.  Solo un poco más allá a lo lejos se divisaba el pequeño colegio.  Su padre se detuvo y le dijo que el lugar al que iba a ir estaba lleno de niños de su edad y que podría aprender  también a jugar y conocer nuevos amigos.

Azucena no entendía nada pues ella no conocía un lugar como este.  Caminaba y caminaba hasta que llegaron a la puerta de aquel lugar.  Ahí un profesor esperaba y  recibía a todos los niños en su primer día.  Muchos lloraban y también otros estaban felices porque por un instante tenían que separarse por primera vez de sus padres.  Azucena apretó la mano de su papá.  Él la miro y le dijo: “No temas hija, este será tu segundo hogar aprenderás muchas cosas lindas y ese señor que ves parado en la puerta, será como yo.  Él te enseñará a ser alguien en la vida y por primera vez yo estaré feliz viéndote entrar con todos aquellos niños porque tú tienes la oportunidad que yo nunca tuve de ir a una escuela”.
Aquella niña lo miró y abrazó a su papá y feliz se fue con sus amigos y profesor…
Así Azucena comprendió que aquel miedo era el comienzo de una nueva aventura de conocer y aprender.  Ahora estaba feliz porque conocía a muchos amiguitos con los cuales podía confiar.
Cada día era una aventura diferente para ella y miraba el cielo sin saber que su mamá feliz la miraba desde allá.
Alex Miranda Gallardo
1º C
 
                                                               La lección aprendida
 
Había una vez un pequeño ratoncito que vivía en una granja con muchos animales, tenía tres amigos muy especiales a quienes el ratoncito quería mucho: su amiga, la vaca que decía mmuuu cuando saludaba a sus amigos, la amiga oveja que muy orgullosa presumía su bellísima lana negra y junto a ellas un joven elegante cerdo que vestía una corbata bordada con flores.
Un día el ratoncito Parno salió desde su casa a la escuela para ir a clases.  Pasó a buscar a sus amigos, ya que la escuela quedaba un poco lejos de donde ellos vivían.  Cuando llegaron a la escuela la profesora les dio una gran sorpresa a todos ellos.  Les contó que habían llegado a la biblioteca del colegio muchos libros para que pudieran leer.  Parno muy entusiasmado porque a él le encantaba leer y en los libros este pequeño ratoncito encontraba respuestas a todas sus dudas, aprendía sobre los números, las letras, sobre otras culturas, otros planetas y los grandes océanos.

El pequeño ratoncito no podía esperar tanto, sus ganas de poder ver, leer y disfrutar de aquellos hermosos libros eran más fuerte que él, que apenas pudo, se escabulló por el pasillo y se deslizó sigilosamente aquella habitación donde encontraban aquellos fabulosos y coloridos libros. 
Cuando Parno, el ratoncito, estuvo muy cerca de aquella habitación se encontró con un enorme y gordo gato.  El pequeño ratoncito se paralizó del susto, el gato con voz muy grave le preguntó qué haces aquí todavía no es hora del recreo.  Tus compañeros todavía están en clases.  EL pobre ratoncito asustado apenas le salía la voz, así que el gato lo llevó a la sala de clases y habló con la profesora explicándole a ella que había encontrado el pequeño ratoncito en el pasillo frente a la biblioteca.  La profesora le explicó que después de clases irían a la biblioteca, pero que él tenía que ser mucho más paciente y menos impulsivo.
Parno le prometió a la profesora que no volvería a pasar, después de clases llevaron a todos a la biblioteca para disfrutar de aquellos hermosos libros.
Bila Maldonado
1º C
                                               Pipo y sus aventuras en el colegio
Hace mucho tiempo, había un niño muy divertido e inteligente llamado “Pipo”.  A él le encantaba ir al colegio y aprender cosas nuevas para así llegar a su casa y enseñarle a su sobrino.  Cuando él estaba en clases, le encantaba participar y ayudar a sus compañeros, a veces se quedaba sentado soñando que era un profesor y doctor a la vez como su padre.  Él era un niño muy fantasioso para su edad.
Cuando llegaban los días que había que hacer actividades en el colegio, él era el primero en participar.  Para el 21 de mayo, el día del combate naval de Iquique, siempre le gustaba ser Arturo Prat Chacón, y siempre le pedía ayuda a su madre para aprenderse los diálogos para que saliera siempre bien en sus actuaciones.  Pipo era un niño muy perfeccionista y ordenado.  A él le gusta participar en todas las actividades del colegio y también incentivar a sus compañeros  siempre se acuerda que su madre le dice que él todo lo puede y que tiene que ser el mejor, y también eso mismo le dice a sus compañeros cuando tiene que hacer actividades.  Es así como  Pipo pasa los días en el colegio, donde le encanta estar y de vez en cuando fantasear.
 
Paola Luciano Cortés Cortés
1º C
                                                                              El primer cuento
Había una vez un niño llamado Leo.  A él lo que más le gustaba era que papá y mamá le leyeran cuentos.  Leo se dormía escuchando las historias que lo hacían soñar.  Cuando llegaba el día lo primero para él hacía era ver los cuentos, veía los dibujos y siempre se fijaba en unas figuras muy raras que no entendía.
Un día le preguntó a su papá: “¿para qué son esas figuras papá y qué son?”.  Su papá le respondió que era letras y que sirvían para escribir cuentos y muchas cosas más.
Leo le preguntó cómo podía aprenderlas y su papá le respondió que pronto aprendería y que para eso debería ir todos los días al colegio.  Leo que no quería ir a ese lugar cambió de opinión, se animó y así se levantaba todos los días para ir al colegio.  Después se dio cuenta que en este lugar  conoció muchas cosas más que letras, también conoció compañeros, profesoras y gente muy amable.
Una noche su papá le iba a leer un cuento, pero  Leo le dijo a su papá que él lo leería.  Su papá estaba feliz de ver a su hijo leer su primer cuento.
Felipe Mella R.
1º C
                              El primer día de clases junto a su conejo Macayín
 Había una vez una princesa llamada Zamira que estaba muy triste porque no conocía el colegio.  En “El castillo de flores”, sólo hacían clases de violín, canto, ballet y otras más.
La princesa cansada de lo mismo, se disfrazó de campesina y se fue a otro colegio y se encontró con muchos niños, pero ella era la más grande.  No se avergonzó y aprendió las vocales.  De repente de la mochila salieron unas orejas largas y unos bigotes blancos.  Era su conejo blanco regalón. 
Zamira quería aprender a leer, escribir y comprendió que todos tenemos derecho a saber y aprender como en este nuevo colegio verde.
 
En este lugar había más animalitos como pajaritos, hamsters y  gallos y todos se portaban bien con la maestra.  Cuando salimos al recreo yo me comí mi manzana y mi conejo su zanahoria.  Aprendimos mucho:  la jota, ajo, ojo, ají.  Estaba muy feliz.  La princesa Zamira volvió a su castillo cantando: “a, e, i, o, u y unos, dos, tres, cuatro, cinco…” 
 
Mis nuevos amigos ya sabían contar y mi conejo Macayín saltaba a-e-i-o-u.
 
La princesa invitó a una gran fiesta que decía: “Aprender para una vida mejor”.  Asistieron aldeanos y campesinos y los animalitos del bosque y fueron felices en el castillo de flores.
Belén Camilo García
1º C
 
                                                               La escuelita del bosque
 
Había una vez un conejito llamado Blanquito que era muy  juguetón y saltaba todo el tiempo y conversaba siempre en todo momento.
 
Un día, cuando comenzó a ir al colegio con otros animalitos del bosque, se empezó a juntar con el ratoncito Juan y la ardillita Preciosa.
Cuando todos los animalitos aprendían en clases, el conejito Blanquito se paraba y conversaba, se distraía y no hacía las tareas.  Todo el tiempo estaba distraído y no prestaba atención.  Sólo reía y jugaba.
Todos los días pasaba lo mismo, se distraía, se paraba a conversar con los demás animalitos y no terminaba las tareas que le daba la profesora.
 
Un día, la profesora, que era un cisne, dijo que haría un examen a toda la clase, y según el resultado de esta prueba premiaría con una fiesta grande a todos los que prestaron atención y lograran una buena nota, pero en cuanto a los que les vaya mal, estos no estarían en la fiesta.
 
Pronto comenzaron a prestar atención todos los animalitos en la clase.  El ratoncito hacia la tarea.  La ardillita pintaba también mientras el conejito seguía conversando.
 
Pronto llegó el día del examen y todos los animalitos del bosque ya estaban preparados, pero el conejito no sabía nada.
 
A los días después la profesora mostró los resultados del examen:  a ratoncito Juan le dijo que estaba muy bien, es decir, que podía ir a la fiesta donde podría jugar y saltar con los amiguitos del bosque.  –Ardillita, excelente tus respuestas, se nota que realizaste todas las tareas en clases, por lo que también tendrás como premio la fiesta- le dijo a otro animalito. 
Así continuó uno por uno con todos los animalitos del bosque, pero cuando llegó el conejito le dijo: ¡que desilusión para todos!, fue la peor nota de la clase.  La profesora continuo:  “Conejito, como no prestaste atención en clases, te dedicaste a levantarte de tu asiento y a conversar, no aprendiste como los demás amigos de la clase…por lo tanto, le dijo, por tu mala calificación no podrás ir a esta fiesta, ya que es un premio para los que estudian”.
Con esto el conejito se puso muy triste y se dio cuenta de que estaba perdiendo el tiempo.
El conejito le pidió a la profesora que le diera otra oportunidad para poder demostrarle que cambiaría.  La maestra lo pensó seriamente y accedió a la petición del conejito, pero le dijo: “Te daré una segunda oportunidad, pero si nuevamente no prestas atención y no aprendes nada, además de no poder estar en esta fiesta, tendrás que ir a la clase de los bichitos chicos, donde ellos aún no aprenden a ser grandes.
El conejito que quería seguir creciendo, se dio cuenta que no quería estar con los bichitos bebes…por lo que comenzó a prestar más atención.  Se esforzó mucho para no distraerse y aprendió todo lo que la profesora enseñaba.
Cuando hizo el examen nuevamente, el conejito logró aprobar y la profesora lo felicitó y lo invitó a la fiesta.
Cuando los amigos del conejito, el ratoncito, la ardillita y los demás animalitos supieron que había aprobado el examen, lo felicitaron también y lo invitaron a jugar con ellos en la fiesta.
Con esto, el conejito aprendió la lección: Debía concentrarse más en clases para aprender y poder seguir creciendo junto a sus compañeros, ya que si no lo hacía se quedaría triste y se iría con los bichitos bebes, cosa que no quería.
Al final de todo, logró aprender y poder crecer con sus amigos del bosque.
Giselle García Ramos
1º C
                                                               Mi nuevo colegio
Hola.  Mi nombre es Pablo y tengo 6 años y a continuación les contaré mi historia en este nuevo período de mi vida.
En este nuevo año, he comenzado un nuevo ciclo en mi corta vida, que es cursar primero básico, en el Colegio Macaya, no me quería cambiar de escuela ya que extrañaba mucho a mis tías y compañeros del jardín.
 
Con el pasar de los meses de a poquito me estoy acostumbrando a mi nuevo lugar de estudio.  Me costó mucho entrar a este colegio porque en la primera prueba de admisión me fue mal, pero la segunda oportunidad que tuve, lo pude lograr y quedé en el colegio.
Pasando los días y meses, me he hecho de amigos con los cuales jugamos en los recreos, además también está mi hermano mayor y me siento más tranquilo porque sé que tengo alguien de mi familia cerquita.
 
He sentido un cambio muy difícil en mí, me cuesta poner atención en clases, además mi profesora y mi mamá me dicen todos los días que me porte bien.  Sé que es un cambio muy difícil para mí pero tendré que aprender.  Mi mamá me da unas gotitas que se llaman Flores De Bach y son para poder cambiar mi comportamiento y estar más atento en clases.  Mi terapeuta me dijo que es un proceso muy lento, pero que podré lograrlo con ayuda además de mis padres, profesores y hermano.
 
Pablo A. Cadima M.
1º C
 
                                                               Un niño llamado Benjamín
Benjamín es un niño de 6 años que por primera vez va a un colegio, ya que él viene de una escuela de lenguaje donde todo es diferente, muy distinto al colegio.  Él no quería dejar a sus tíos y tías de su escuela ya que era muy querido por ellos.  Con el pasar de los días y de todo lo que le contaba su familia del colegio y las experiencias que tendría, fue entendiendo.
 
Él estaba muy contento y deseaba que llegara ese día, le preguntaba a su mamá Rosa cuando sería el día y por fin llegó.  Se despertó muy temprano.  Se veía algo nervioso, pero su mamá con un beso cariñoso lo tranquilizó.  Tenía su mochila preparada con un cuaderno, su lápiz, su goma y su colación.  Ese día lo llevo al colegio una tía porque su mamá tenía que trabajar y le fue imposible llevarlo.  Muy triste quedó su mamá, ya que era su primer día de clases y sólo quería estar junto a él en su primera batalla.  Llegó al colegio y le gustó mucho estar allí con sus compañeros nuevos y una tía nueva como le dicen los niños a las profesoras, llegó a su casa contando que lo había pasado muy bien en su primer día de clases.  Lo único que no le gustaba era usar uniforme.  Él prefería ir todos los días con buzo, pero es porque no está acostumbrado.  Eso de las camisas y corbatas le incomoda demasiado y como ve que sus hermanos van con buzo al colegio el igual quiere, pero con el tiempo se acostumbra a que su vida como estudiante recién comienza, ese primer día almorzó en el colegio y esa es otra de las cosas a las cuales tendrá que acostumbrarse con el tiempo. 
Lo mejor de todo esto es que ese niñito llamado Benjamín es un niño con muchas ganas de aprender y de superarse, inquieto y travieso como todo niño, pero en su casa todo el amor de su familia que lo quiere mucho, por ser un gran pequeñito.  Así Benjamín seguirá luchando día tras día para poder llegar a ser un gran estudiante y futuro profesional con la ayuda de su colegio y familia.
 
Benjamín Saavedra F.
1º C
                                                               Súper Gabriel
 
Había una vez un niño llamado Gabriel.  Era un niño inquieto, pero obediente.  Sus padres se preguntaban qué harían con él, ya que a veces era muy inquieto y no tenían la certeza de cómo le iría en la escuela. 
 
Un día cuando él empezaba a cursar kinder se dieron cuenta que él sabía leer y era sorprendente ya que nadie le había enseñado y así cada día les enseñaba a sus padres sus capacidades que sorprenden a todos.  De ahí fue denominado “Súper Gabriel, el niño más inteligente de todos en la escuela”.
 
Gabriel Challapa
1º A
 
                                                               La niña y el arcoíris
Había una vez una niña llamado Sole y todos los días caminaba dos cuadras junto a su hermano Marcos para llegar a su hermoso colegio.
Todos los días cuando salía de clases veía un hermoso arcoíris y llamaba a todos sus amigos y amigas del colegio y les decía sobre el arcoíris que estaba en el cielo.
Un día en su primer recreo vio cuando se estaba formando este arcoíris y fue al fondo del patio y encontró el inicio del arcoíris y este le empezó a hablar y le dijo que estaba muy triste porque sus compañeros eran muy peleadores y si no dejaban de pelear nunca más se formaría el arcoíris entonces la niña les dijo a sus compañeros que ya no pelearan más.
Sus compañeros no le creyeron y de nuevo se dirigió al patio y les dijo qué hacer, pero en esta ocasión Sole les pidió que la acompañaran a donde se formaba el arcoíris y todos los niños vieron estos hermosos colores en el cielo y se dieron cuenta que se estaban portando mal y que tenían que cambiar su actitud e hicieron una promesa de que iban a cambiar y el arcoíris muy contento salía más precioso que nunca.
 
Omayra Bustos Benítez
1º A
 
El niño veterinario
 
Había una vez un niño llamado Sebastián que le gustaban mucho los animales y hasta cuando dormía, soñaba con ellos y daba fuertes carcajadas al hacerlo.
 
Un día fue a comprar pan para desayunar y se encontró un gatito agonizando.  Estaba ciego y no caminaba.  Lo recogió y se lo llevo para su casa para cuidarlo, el feliz con su gato que comenzó a recuperarse y un día amaneció muerto.  Sebastián lloró mucho, pero se consuelo era que el gato ahora estaba junto a Dios y él dijo que cuando grande sería un veterinario para salvar la vida de los animales.
Sebastián va en 1º año básico en el colegio Macaya y no le gusta mucho el colegio.  Llora todos los días porque sus padres le dicen que tiene que estudiar mucho para cuando sea grande y poder ser un gran veterinario y por eso ahora se va feliz a la escuela porque su sueño es ser un veterinario cuando sea mayor.
 
Sebastián Bautista M.
1º B
                                                                          Un cuento
Había una vez un niño llamado Claudio que salió un día de su casa para ir al parque mientras escuchaba música.  Él tenía 18 años, pero era un joven muy tranquilo y el mejor estudiante.  Un día él cayó enfermo con una extraña enfermedad llamada Nandi y quedó en coma para siempre.
 
Los doctores le dijeron que estaba en paro cerebral por estudiar tanto y su familia estaba apenada, pero iban a leerle todos los días hasta que volvió a despertar y él siempre cuenta que los estudios lo enfermaron y lo sanaron.
 
Felipe Alejandro Cartes Rubio
1º C
 
                                                                    El niño pobre
Érase una vez un niño llamado “Tato”, vivía con su mamá llamada Alicia y papá Carlos.
 
Él papá salía todos los días a buscar trabajo de carpintero y no encontraba.
 
Un día el papá llegó a la casa con frutas como manzanas, pera, plátano y naranja que pidió en la feria porque no tenían plata y nada que comer.
 
Esa noche al cenar frutas y darles gracias a dios, se fueron a dormir con el estómago lleno.
 
Tato, se durmió y soñó que jugaba en el patio de su casa, con una pelota y de repente vio que había un hoyo donde jugaba y empezó a escarbar y encontró una bolsa de dinero que se la pasó a la mamá.
 
Con ese dinero pudieron alimentarse hasta que papá encontró trabajo, ya no pasaron más hambre.
 
Patricio Jara Silva
1º C
                                                       Cristopher y sus travesuras
 
Cristopher era un niño muy alegre y también muy travieso, una vez se encontraba jugando solito en el patio de su escuela, y en un descuido se tropezó con una roca que estaba en el suelo la que lo hizo caer golpeándose la cabeza muy fuerte.  El golpe que Cristopher se dio, le causo un moretón muy grande en su cabeza y mucho dolor.  El niño en su desesperación llamó a la profesora y le contó que por no mirar por donde corría se golpeó fuertemente.  La profesora inmediatamente auxilió a ¨Christopher y luego llamó a su mamá para contarle lo que sucedió, lo llevaron a la enfermería donde lo examinó el doctor.  El dijo que el golpe pudo ser de mucha mayor gravedad y haber causado daños permanentes en la cara del niño.  La mamá preguntó al doctor si ella podía quedarse cuidando al niño hasta que llegara su papá, -el doctor contestó que eso sería lo mejor después del accidente-.
 
La mamá llevó a Cristopher a una doctora especialista en niños que se golpean la cabeza, algo como un neurólogo y le recomendó a la mamá del niño que debería pasar los ratos del recreo en la biblioteca del colegio o en el patio acompañado de la inspectora para prevenir otro accidente.
 
Cristopher durante un tiempo estuvo un poco triste porque veía como sus compañeros jugaban en los recreos y él no podía compartir con ellos.  Pero también sabía que debía cuidarse para no volver a golpearse y estar accidentado de nuevo.  De esa forma Cristopher aprendió la lección de que aun estando en el colegio y cuidado por sus profesores era él quién debía poner más cuidado en sí mismo.
 
Ahora, Cristopher está volviendo nuevamente a la normalidad de niño feliz y todos los días se va a su hogar con su mamá y papá para realizar las tareas que debe llevar al día siguiente a su escuela.
 
Fernando E. Pastén Naranjo.
1º C
 
                                                               De vuelta al colegio
 
Un día más feliz de Susana sin lugar a dudad fue cuando salió por fin de cuarto medio del ilustre Colegio Carmela Carvajal de Prat, colegio emblemático hoy en estos tiempos, un colegio sólo de niñas en donde vivió los mejores cuatro años de su etapa escolar.
Que emoción sentía Susana al darse cuenta que ya no tenía que levantarse temprano, ni andar una hora en bus para llegar al colegio, que podía quedarse viendo televisión todo el día si quería o visitar a sus amigas y conversar con ellas, que no tenía que preparar su uniforme para el otro día ni lustrar sus zapatos como todas las noches, le recordaba su papá.
 
Pero al pasar las semanas se dio cuenta de que ya en marzo no tenía la seguridad de que iba a volver a ver a sus compañeras ni amigas, de que no iba a tener el placer de ir a elegir sus cuadernos topísimos o preparar su mochila de mezclilla regalona, se dio cuenta de que tenía que crecer.
Han pasado muchos, pero muchos años desde que Susana abandono el colegio, ella ya está casada, tiene una profesión, y tiene doble trabajo como todas las madres de Chile, que trabaja afuera y en su propia casa, tiene una linda nena, a la que ama con toda su alma y ella está recién empezando su vida escolar, su hija emocionada esperaba el primer día de clases, con su uniforme impecable, con su mochila de color rosado, con estuche de princesa y tantos detalles preparados para el primer día escolar.  Susana mira con orgullo y emoción como su hija empieza esta nueva etapa en su vida, en un colegio grande y con cientos de niños, con lágrimas en los ojos la deja el primer día y al pasar las semanas ya su hija entra sola creyéndose más grande.  Todos los días Susana pasa a buscar a su hija y le pregunta cómo le fue, que hizo hoy, si tiene tareas, su hija le contesta que sí, que su profesora da muchas tareas, pero Susana la alienta a que tiene que esforzarse y cumplir con sus obligaciones.  La ayuda todos los días y también los fines de semana haciendo las letras, corrigiendo los números y hasta tuvo que inventar y escribir un cuento.  Susana reflexiona y se da cuenta de que junto con su hija ella también volvió al colegio.
Florencia Alvarado G.
1º C
                                
 
                                                                            Mi escuela y yo
 
Había una vez un niño llamado Nicolás que iba en una escuela llamado Macaya.  Le gustaba ir a su escuela porque aprendía cosas nuevas como leer y escribir y también jugar a la pelota con sus amigos Felipe, Pablo y Jason y la pasaba súper bien.
Un día llegó un compañero nuevo llamado Pedro, pero nadie quería jugar con él.
Luego de unos días Nicolás empezó a hablar con él y comenzaron a estudiar también aprendieron a leer y a escribir en la sala de clases y junto con sus demás compañeros y compañeras.
Después del colegio con Pedro se iban a jugar a la pelota y así compartían el tiempo libre.
Nicolás Henríquez
1º C
 
                                                                              La niña sola
 
Había una vez una niña que era nueva en el colegio.  No conocía a nadie por lo cual ella pasaba su mayor tiempo sola.  Se sentía extraña y pensaba que los nuevos compañeros serían malos con ella.  La pequeña había estado en un colegio con sólo catorce compañeros y cuando llegó a su nueva escuela se sorprendió de ver tantos niños.  Estaba pasmada y se comenzó a aislar.
 
Fueron pasando los días y empezó a sentirse parte de ese curso.  Se acercó a una compañera y se hicieron amigas y le pidió ayuda y la otra chiquita con mucho gusto lo hizo.  Se hicieron las mejores amigas del mundo y así se sintió más cómoda y se quedó con sus nuevos compañeros para vivir en nuevo desafío escolar.
 
Solange Reyes
1º C
 
                                                               Andrés y su nuevo colegio
Había una vez un niño llamado Andrés que vivía en el sur de Chile.
Andrés, con sus padres se cambiaron de ciudad, debido que su padre se cambió de trabajo y para ello toda la familia comenzó el viaje hasta esa nueva ciudad, en donde tuvieron que viajar en bus toda una noche y luego al día siguiente tomar un avión para llegar a su destino. Para Andrés era su primera vez que viajaba en avión por lo cual estaba un poco nervioso y ansioso a la vez de poder subirse y emprender su viaje.
 
Al llegar a su nuevo hogar, se dio cuenta que no conocía a nadie y se sintió triste, ya que extrañaba mucho a sus amigos del sur.
Ahora que sus amigos están lejos, cree que debe aprender a jugar solo, pero al pasar el tiempo, el padre de Andrés le regala a la que va a ser una de sus mejores amigas.  Esta es su perrita llamada Mía, están siempre juntos, la saca de paseo, la baña, la cepilla y le da de comer.
Al terminar el verano Andrés comenzaría otro año escolar, donde tendría nuevos compañeros y nuevos profesores, para Andrés este cambio de colegio, será un nuevo desafío donde tendrá que aprender a hacer nuevos amigos.
Al llegar el primer día de clases, Andrés se levantó muy temprano y ansioso de ir rumbo a su nuevo colegio para aprender y conocer a sus nuevos compañeros.
Al finalizar la jornada, Andrés regresó a su hogar junto a su madre, donde le contaba lo bien que la había pasado en el colegio y todo lo que había aprendido ese día.
Andrés se dio cuenta que no era difícil hacer nuevos amigos, ya que sus compañeros y profesores le dieron una excelente bienvenida.
 
Con sus nuevas amistades, Andrés ya no se siente tan triste por sus amigos y compañeros que dejó en su antigua ciudad, pero si tiene muchas ganas de hablar con ellos para contarle lo feliz que se siente en su nuevo colegio.
 
Vicente Acevedo Reyes
1º C
                                                               Gabriel, el empeñoso
Esta historia se centra en Gabriel de ocho años el cual vive junto a su familia en una caleta muy apartada de la ciudad.  Este año Gabriel daba inicio a su año escolar, pero en su pequeña caleta no existía colegio, además de este problema, sus padres no tenían una buena situación económica, el padre era mariscador en “la mar” y su madre era dueña de casa, por lo que no tenían los medios para ir a vivir a la ciudad de lunes a viernes, ya que esto significaba un gran gasto para su familia que vivía con lo básico.
En conjunto con otras caletas, lograron que un furgón pasara por todos los pueblos en busca de los niños para llevarlos a la escuela que se encontraba a dos horas de camino.  Gabriel era uno de los más felices con esta noticia, ya que él tenía grandes deseos de aprender a leer, ya que no sabía leer ni escribir y él quería enseñarle.
 
Todos los días el vehículo pasaba a las 6 a.m. y a Gabriel no le molestaba levantarse temprano, ya que el hecho de conocer nuevos compañeros, aprender todos los días cosas nuevas, hacer amigos era algo que lo emocionaba bastante.
Ese día tres de marzo el niño llegó a su escuela emocionado por este cambio.  Él pensaba en cómo sería ese lugar, así fue pasando el tiempo y Gabriel iba aprendiendo cada día más.  Existían varias cosas que no entendía, pero era perseverante hasta lograrlo.  Su profesora le tenía especial cariño por su empeño y así pasó el tiempo y el niño seguía asistiendo a la escuela sin faltar ningún día.  Seguía asistiendo a la escuela sin faltar ningún día.  Era uno de los mejores alumnos de su curso.  Cumplía con sus tareas diariamente y así nuestro amigo Gabriel consiguió aprender a leer y escribir.
Thadeo López G.
1º C


 

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