Los cuatro
dinosaurios
Esperaron un rato y como vieron que la hora pasaba
decidieron emprender el rumbo hacia la casa de este último, las personas al
verlos se asustaban mucho, porque creían que los iban a aplastar y las personas
corrían y corrían para todos lados ya que estaba muy asustados.
Pero estos dinosaurios no querían lastimar a nadie,
ellos sólo se juntaron porque iban a una fiesta de cumpleaños en la casa de
Stygimoloch, ya que este hoy cumplía 5 años.
En su casa habría muchos tipos de
hojas y frutas para comer.
Los tres amigos si bien estaba muy contentos de
estar en la fiesta, a Stygimoloch le faltaba su mejor amigo que no entendían
porque no había llegado.
Así pasaron la fiesta jugando, corriendo y bailando
cuando ya se acercaba la tarde era hora de cantar el cumpleaños feliz y comer
la rica torta de hojas que había preparado mamá Stygimoloch.
Después de soplar las velas y cuando se disponían a
abrir los regalos, sintieron un gran ruido, curiosos miraron por la ventana y
se llevaron un gran susto, era un gran Tiranosaurio Rex, que venía hacia la
casa con sus grandes dientes y el gran ruido que hacia al caminar.
Todos corrieron a esconderse porque le tenían mucho
miedo al señor tiranosaurio Rex, pero el señor tiranosaurio Rex no venía a
comerse a ningún dinosaurio, sino que venía a dejar el regalo de su hijo que se
había lastimado la patita y tendría que hacer reposo por un largo tiempo.
Los dinosaurios al ver que el señor tiranosaurio
Rex no venía a comérselos salieron de su escondite a saludarlo y así terminaron
de abrir los regalos en compañía del papá tiranosaurio.
Al llegar la noche llegaron los padres a buscar a
sus hijos para irse a sus casas ya que todos vivían muy lejos uno del otro.
Verónica
Tangol Velásquez (mamá)
Francisca
Mondaca Tangol Kínder A
Las aventuras de Tamara
En sus primeras vacaciones en la cual fue sola sin
la mamá, fue acompañada de su Yeya, su abuela materna, y su bisabuela en un
viaje súper largo que duro dos días. La
necesidad es que nadie la conocía en el Sur.
Llegó de sorpresa y fue recibida con mucho cariño y la chanchita se
adaptó tan bien a esta nueva familia que por eso es tan querida.
El lugar que más le gustó fue el río del lugar
donde se juntaban muchas familias y muchos niños los cuales todos jugaban al
aire libre y se bañaban. Parecía una
verdadera sirenita como nadaba y se olvidaba hasta de ponerse su traje de
baño. Con gran asombro los adultos se
reían cuando la veían sin ropa, pero con sandalias.
En ese lugar todo era mágico y entretenido, una
verdadera aventura. Una de las tantas
hasta se le extravió la Vivi a la tía abuela.
Se le olvidó que andaba con ella.
Es que era muy distraída y todo causo un gran alboroto ¿En dónde está la
chanchita? Todos corrían: la Yeya, los
niños en busca de ella, y ella estaba sentada en la orilla del río contemplando
el atardecer ¡Qué aventura!
El día que más le encantó fue el día de la sandía
porque comió, comió y comió mmmm! Si
hubieran visto a mi chanchita, se llegaba a quejar de dolor de estómago: -No
quiero más-, dijo ella. Se había comido
la mitad de una sandía, era una dulzura verla disfrutar tal hazaña…que
vacaciones “pety, pety”, como dice ella, inolvidables.
Cada día era una aventura nueva como cuando se
subió a un caballo. Estaba feliz, era
algo nuevo. El contacto con la
naturaleza era maravilloso hasta los pequeños bichos y las flores le llamaban
la atención.
¡Uy! Si supieran cuando se cansaba. Donde estuviera se dormía varias. Varias veces se le encontró dormida en el
piso rendida de tanto jugar. Estas
algunas de sus aventuras: de mi pequeña Tamara, mi chanchita.
María Olavarría
Cornejo (mamá)
Vanneza
Villagra OlavarríaKínder A
La laguna verdosa
En un pequeño pueblo llamado girasol, había una
gran laguna llamada verdosa, donde vivían varios animales como cangrejos, la
señora rana, tortugas y unos pequeños gorriones. Ellos habitaban en perfecta armonía y
alegría. Pasaban sus días jugando y
compartiendo todo tipo de alimentos que la laguna les proporcionaba: algas,
flores marinas, pequeños peces, algunos frutos que caían de los árboles en
torno a la laguna.
Todas las mañanas la señora rana cantaba
alegremente a la orilla de la laguna para anunciar que ya salió el sol y
enseguida todos los demás habitantes de la laguna comenzaban con sus labores
diarias. Los cangrejos cortaban las
algas marinas, las tortugas recolectaban las frutas que caían de los árboles y
los gorriones eran los vigilantes de la laguna.
Siempre estaban atentos por si los acechaba algún peligro.
Un día la señora rana notó algo raro en el color
del agua, ya no se veía clara y transparente.
La laguna tenía un color oscuro que no era el habitual. Rápidamente aviso a sus compañeros que algo
extraño estaba pasando.
Los gorriones salieron a investigar rápidamente al
otro lado de la laguna y lograron ver que dos personas arrojaban basura a la
laguna. Volaron velozmente a informar a
sus compañeros lo que estaba sucediendo.
Prontamente pensaron en un plan todos reunidos trabajaron arduamente y
construyeron un gran cartel alrededor de la laguna verdosa que decía: “NO
TENEMOS OTRO HOGAR, CUIDEMOS NUESTRO PLANETA”.
Miriam Araya
L.
Gonzalo
Naredo ArayaKínder A
Suavecito
Había una vez un niñito que quería un caballo
suave. Un día vino un rey y se lo llevo
a un mundo mágico para regalarle el caballo más suave y bonito del mundo.
Había muchos caballos mágicos, pero había uno de
color verde más lindo y suave que fue finalmente el elegido por el pequeño
niño.
Contento, llevo el peluche a su casa y jugaba todo
el día y dormía con el peluche. Un día
pidió un deseo: que su amigo de peluche se hiciera de verdad y pidiendo esto y
abrazado a su caballito se durmió.
Al despertar a la mañana siguiente, su peluche no
estaba y pensó que alguien lo había robado.
Grande fue su sorpresa al asomarse a su ventana y ver que su deseo se
había vuelto realidad. Su caballo era
real. Lo tomó y cabalgaron lejos de casa
y fueron felices por siempre.
Patricio
Cisternas
Kinder A
La princesita y la Sirenita
María H.
González Ortega (mamá)
Sofía C.
Vilches GonzálezKínder A
La guallata y la zorra
Había una vez una guallata que nadaba junto a sus
polluelos el medio de un lago, de pronto aparece una madre zorra junto a su
zorrillos. La zorra mira a los polluelos
de la guallata y se queda sombrada del color de los hijos, muy curiosa se
dirige hacia el ave y le dice: “Muy buenos días señora, que preciosos son sus
hijos, mire nada más el color de sus plumas son tan espectaculares; dígame
usted ¿cómo hizo para que tengan en sus plumas un negro como la noche y a la
vez uno blanco como la nieve de la
montaña? Me gustaría que los míos también fueran así”. La señora guallata se ríe de tal pregunta y
murmulla “como esta zorra puede preguntrar semejante estupidez” y le responde diciendo:
“!Oh! Mis hijos son así porque yo junte mucha leña y las eche en un horno,
escuche tres veces ploof! Ploof! Pllof!, y abrí el horno y mis hijos estaban
así de lindos”.
La zorra tan ingenua se va a juntar mucha leña
diciendo: “juntaré más leña que esa guallata para mis hijos sean más
lindos”. Cuando ya tenía todo preparado
introduce a sus hijos en el horno y los encierra. Espero y espero muy ansiosa la zorra, de
pronto escuchó ploof, ploof, ploof! Aquella ingenua zorra saltó de alegría,
cuando abrió el horno ¡se llevó semejante sorpresa! Sus hijos habían explotado de calor en el
horno. Furiosa la señora zorra grita
diciendo a los cuatrocientos que mataría a la guallata y se comería a sus hijos
porque la había engañado, con rabia y sin control se dirige hacia el lago donde
estaba el animal y sus polluelos: ¡me engañaste maldita y mis hijos están
muertos por tu culpa. Ahora yo me comeré
a los tuyos! Dice la zorra muy enojada,
fuiste tú quien mato a los zorritos por
confiar en una extraña y no saber y no saber el origen del color de nuestros
hijos, le replica la madre guallata.
¡Me tomaré toda el agua y los comeré! Dice la zorra
y comienza a beber el agua. Pasaron
horas y horas mientras ella tomaba agua
y la guallata nadaba en medio del lago ya con menos agua junto a sus polluelos
que se encontraban asustados por lo que había dicho la furiosa zorra.
Después de tanto beber la zorra parecía un globo
gigante de agua, aun con que el pensamiento de comerse a los polluelos,
mientras que los hijos de la guallata lloraban de miedo y abrazaban a su madre
y le decían “madre no queremos morir”, ya cuando quedaba poco agua la zorra
decide avanzar e ir a comérselos y de repente dio un paso y justo su gigante
vientre choco con la punta de una espina ¡ploof! Y reventó la zorra, los
polluelos estaban contentos y felices porque ya no se lo iban a comer. La señora guallata les dice a sus hijos que
ahora estarían más tranquilos y que nunca deben confiar en un extraño, jamás y
nunca deben codiciar lo que la naturaleza no les dio.
Catalina
Mamani García
Kínder A
La princesa Aimara
En la noche los niños antes de dormir, le pedían a
la mágica princesa aimara que les diera el sol y la luna. La princesa aimara con su varita mágica al
escuchar las súplicas, les creó el sol y la luna. Los niños al despertar miraron el gran sol y
jugaron todo el día al anochecer. Los
niños se durmieron mirando la brillante luna.
Sigrid
Carrasco Robledo (mamá)
María Hurtado
GallardoKínder A
Cactus y los globos
Había una vez un cactus que vivía en un costado del
desierto y vivía muy feliz. Le encantaba
mirar pasar a los autos, pero sobre todo lo que más le fascinaba era escuchar
el sonido de los aviones. En el otro
costado, pasando la carretera vivían dos globitos. Ellos también eran muy felices, siempre
conversaban de un costado al otro, comentaban todo lo que pasaba en la
carretera. El papá globo siempre le
decía al bebe globo que no debía cruzar la carretera porque el cactus eran muy
amigos de ellos, pero él, sin querer podría pincharlo. El bebé globo siempre le decía a papá globo,
que le haría caso, pero en su mente tenía curiosidad. Un día paá globo le dijo a su bebé que tenía
que ir a comprar y le pidió que no cruzara.
Cuando papá globo se fue, él bebé globo se puso a conversar con el amigo
cactus y le preguntó por qué no podía cruza, el amifo cactus le dijo que no
podía cruzar porque el viento lo podía llevar hacia él y se podía pinchar. El bebé globo le dijo al cactus le dijo que
le hiciera caso a su papá. Al llegar al
otro lado de la carretera: PUM! El globito bebé se pinchó y el cactus se puso a
llorar, cuando llegó el papá globo y lo vio también se puso a llorar el cactus
le mando al bebe globo todo pinchado y papá globo lo tomo, le pegó y le dijo
eso te pasa por no hacerme caso. El bebe
globo comprendió que hay que hacerle caso a los mayores.
María
Cristina Medina (mamá)
Fernando
Pastor MedinaKínder B
Cris y sus tres tortugas
Había una vez tres tortugas que vivían en una
pecera de agua dulce y su dueño era un niñito llamado Cris.
Un día, Cris se dio cuenta de que sus tortugas ya no querían comer, por lo que Cris se ponía muy triste, hasta que un día lo fue a visitar su primo llamado Francisco y Cris le contó tristemente el problema de sus tortugas, luego de contarle a su primo. Francisco le dijo que fueran a una tienda de mascotas que él conocía, por si el vendedor sabía por el problema que pasan las tortugas y Cris le contestó alegremente que sí.
Cris y Francisco llegaron a la tienda de mascotas y le comentaron al vendedor que las tortugas no querían comer ningún solo camarón y el vendedor les preguntó que si el agua estaba fría o tibia. Cris y Francisco no lo sabían así que partieron corriendo de regreso a casa para ver el estado del agua de las tortugas.
Después de una horas llegaron a la casa y Cris y
Francisco metieron sus manos en la pecera y se dieron cuenta que el agua estaba
demasiado fría. Nuevamente corrieron hacia la tienda de mascotas,
llegaron cansados y entre suspiros les dijeron al vendedor que el agua estaba
muy fría y el señor vendedor les respondió: “con razón tus tortugas no quieren
comer, comenzando invierno las tortugas invernan y no comen y para evitar que
eso suceda debes comprarles un termo calefactor para temperar su agua y así tus
mascotas no tendrán más el problema de no querer comer, pero Cris y Francisco
no tenían dinero para comprar el termo, así que el vendedor les dijo que no
importaba, que por ser unos niños tan preocupados por sus tortugas, él les
regalaría uno. Cris y Francisco se
pusieron felices y tomaron el termo calefactor y corrieron de regreso a casa.
Después de unos minutos, Cris y Francisco llegaron
a casa e instalaron el termo en la pecera, luego de dos horas el agua se puso
calientita y las tortugas volvieron a comer y Cris se puso muy, pero muy feliz
de ver que sus tortugas volvieron a comer y Francisco, su primo, se puso feliz
al ver que le había dado una solución al problema de sus tortugas.
Cristóbal
Araya C.
Kínder BEl picaflor y el canario
Vivían en el bosque un picaflor y un canario. El picaflor era muy impulsivo y el canario un
buen pensante. Como buenos compañeros
siempre estaban juntos. A la hora de
alimentarse el picaflor era torpe y sacaba frutos verdes hasta encontrar alguno
que le guste, mientras que el canario esperaba que maduren; así no faltaría el
alimento pensaba. Cerca de ahí vivía un
mago que daba vida a las cosas muertas, él les propuso un juego: “Quien traiga
una flor roja primero…ganará”.
El picaflor salió rápidamente, trajo la flor y ganó
sin darle oportunidad de moverse al canario.
El mago le preguntó al picaflor cuál es tu deseo y el respondió: Me
gustaría seguir viviendo después de morir y el mago se lo concedió, el picaflor
voló muy contento…
Le preguntó al canario si quería una vida también,
él respondió que no; porque sólo quería participar y de esa forma disfrutaba la
única vida que tenía. El mago
sorprendido por su respuesta le otorgó el don de la voz y desde entonces
podemos escuchar la maravillosa voz de los canarios cantores.
Catalina
Olivares Cayo
Kínder B
La tortuga Cecilia
En un paseo de primavera encontramos sin buscarla a
nuestra mascota que nos acompaña hace 23 años, se llama Cecilia y es nuestra
tortuga de tierra. Ella nos conoce juega
con nosotros en el invierno se esconde a dormir, la primera vez que lo hizo nos
asustamos mucho la extrañábamos hasta que una tía nos contó que ellas duermen
todo el invierno, ahora la ayudamos y hacemos su casa para el invierno y el
resto del año nos acompaña en casa, es muy entretenida: recibe las visitas
cuando llegan a casa, lentamente su día comienza comiendo lechuga y recorriendo
toda la casa, le encanta que le hagan cariño, pero a veces también se
enoja. Un día la sacamos a pasear a un
jardín muy hermoso. Estaba muy contenta
porque habían más tortugas como ella, mi tío dijo sáquenla porque luego se
pueden confundir de tortuga y se llevaran otra
que no es de ustedes, pero lo que no sabía mi tío es que nuestra tortuga
conocía nuestra voz y nuestro olor, cuando se estaba por oscurecer nos acercamos
al jardín y la llamamos con su nombre: Cecilia y a los minutos sin nadie, a
paso lento, apareció nuestra tortuga. Desde
ese día la llevamos siempre a muchos lugares y siempre vuelve cuando le decimos
su nombre.
Maximiliano
Ruz Núñez
Kínder B
Catalina y su pajarito Diego
Catalina es una niñita pequeña de sólo cinco
años. Ella ama a todos los animales, en
especial a aquellos que pueden volar.
Es que ella siempre quiso volar. Soñaba cada noche con cruzar el cielo, como
bailando con las nubes. Pasa horas
parada frente a la ventana esperando a Diego.
Diego es un pajarito de color naranja intenso que viene a visitarla todas las tardes, a la misma hora. Siempre ha sido dulce…
Catalina le habla un buen rato y le regala lechuga
o semillitas para que Diego se vaya feliz y con energía para seguir volando y
volando…: -¡Cómo me gustaría volar como él!-, pensó Catalina.
Una tarde Diego llegó a la ventana y Catalina no
estaba.
Ella se había ido de viaje con su familia, a pesar
de rogarles llevar a su amiguito Pajarito, no puedo lograrlo. Diego la buscó y la buscó, aunque pasara frío
o se majara con la lluvia del invierno.
Todas las tardes él pasaba un buen rato en la ventana de Catalina.
Cuando la niña regresó a su casa, corrió rápido hacia la ventana y Diego estaba allí, esperándola, como siempre… Qué felices estaban cuando se vieron los dos. Catalina le compartió un pedacito de pan con chanchito y se quedaron un rato largo juntos…
Era una realidad, Catalina tenía un amigo con alas.
Carmen Elgueta (mamá)
Benjamín LópezKínder B
Mi gran fin de semana
Soy una niña muy especial, me llamo Ángela. Me gusta mucho estar junto a mi hermana (de
nombre Isis) y este fin de semana que tuve…fue muy espectacular a su lado…por
eso les contaré en detalles, mis actividades para que este fue un día especial.
Todo comenzó a partir de las 08.00 horas, en donde
me levanté muy temprano…todos dormían y mi mamá (a la que llamamaos Yiyita)
dormía con la boca abierta, hasta que la desperté…salto de la cama diciendo en
forma histérica: ¿qué pasó, dónde es el
temblor?... me miro, se rascó la cabeza y ojos y me preguntó: ¿qué quieres, mi
vida?
Yo respondí: ¡Quiero mi yogurth!
Ella dijo: “Bueno mi chichigugu, te visto y bajo a prepararte el yogurth con galletitas y wakawaka”. Qué significa eso, dije y ella me respondió con una sonrisa: -¿te gusta? Es un lenguaje propio que aprendí de la hija de una amiga y se me contagió y… me gustó y significa que te quiero comer jajaja” dijo ella risueña.
Yo dije: mmmm…bueno, ¿pero mamá, no se qué ponerme?
Y además ¿me parece que te comiste todas mis galletas?
Ella responde mirando para el lado ¡Noooo, eso no es verdad! (poniendo cara de gato que sale recién del baño), es cierto que anoche comí galletas, pero eran mías.
No le creí, pero bueno es mi mamá y debo creerle,
bajé para lavarme la cara, las manos y los dientes; luego subí nuevamente a mi
habitación para vestirme.
A las 09.00 horas.
Me senté en la mesa junto a mi hermana y mamá, mientras me comía mi
desayuno, ella comentaba que saldríamos a almorzar afuera y además iríamos al
parque…mmm eso me gusto…tremendo panorama, el cual en dicho tour había que ir a
la playa.
A las 10.00 horas mi mamá me dijo que ordenara la
pieza…no tenía muchas ganas…pero si no lo hacía, de seguro no saldríamos.
Eran las 12.00 horas bajamos a Iquique para almorzar y luego en mall.
Llegamos a las 12.30 horas al mal, pero nos fuimos
a comer un helado…en especial mi hermana Isis que cada rato le tiraba la polera
a mi mamá diciendo, quiero comer helado…y mi mamá le decía ¡como tanto la desesperación!
Bueno…fuimos primero a comer helado, mientras mi
hermana estaba esperando en la fila, yo miraba a mi alrededor, acompañé a mi
mamá a buscar una mesa donde sentarnos; estaba impaciente por la demora en
atendernos y me sonaba mi guata con las ganas de comer ese helado, mientras
tanto me fui a ver los juegos electrónicos que estaban por ahí…, regresé
corriendo donde mi mami, y le dije: ¡Mamiii!, dame plata para jugar…(poniendo
gestos del burro de Shrek)
Ella me responde: ¡michhh la perla, pidiendo dinero
para gastarlos en esos juegos! ella se ríe y agrega: “ya hija, aquí tienes
quinientos pesos para que juegues un rato”.
Lo malo que justo salió mi hermana de la fila con los helados y no
alcance a jugar…,pero bueno obligada a sentarme a comer mi helado: después nos
fuimos a jugar, mientras mi mamá compraba una rica pizza con bebida.
Horas después, comimos la pizza, reposamos un rato
conversando de todo y luego fuimos al
Parque en donde caminamos y corrimos por toda la
playa, hasta llegar al lugar.
Al estar ahí, me dirigí a las camas elásticas y
saltaba como mono de un árbol a otro…hasta que me dijo el joven a cargo: ya
paso la hora…te puedes bajar.
Después me subí al castillo inflable, el cual
molestaba un poco a mi mamá y hermana, hasta
que también me dijeron bájate…me pregunto: ¿cómo saben que estoy ahí si
hay tantos niños en ese mismo lugar? Al
final me baje, me puse los zapatos y nos fuimos a los juegos; hasta que a mi
hermana se le ocurrió la idea de subirse a las bicicletas de cuatro personas;
dijimos que sí, pero yo no sabía que mi hermana le gustaba la velocidad y que
tenga fuerzas para lograr eso… Chocamos
con la vereda, giramos bruscamente. Debo
admitir que a mí también me gustó eso y lo repetiría de nuevo…mi mamá parecía a
la ardilla (de la era de hielo cuando perdía su nuez o sea casi asustada,
chillaba y muy sorprendida). Seguimos
hasta llegar al final del tramo y luego nos devolvimos igual como comenzamos al
lugar donde debemos entregar las bicicletas…eso sí, mi mamá no sabe andar en
bicicleta.
Para terminar mi historia nos dirigimos a tomar micro para llegar a la casa…Lo malo fue que estaba sentada entre mi mamá y mi hermana, lo que en una de esas, ambas se quedan dormidas y me aplastan chocando sus cabezas con la mía, eso duele mucho…más aun con lo grande que son las dos.
Y colorín colorado, mi maravillosa historia ha terminado.
El mundo mágico de las princesas
Había una vez una princesa llamada Zafiro que tenía 17 años y muy pronto sería coronada reina. Ella tenía dos hermanas pequeñas llamadas Vania y Rocío.
Un día, la madrastra de la princesa Zafiro hizo una fiesta para informarles que pronto se acercaría la fecha de la coronación.
La princesa Zafiro no quería que su padre se casara
con la madrastra, los tres hermanos siempre le hacían bromas a la
madrastra. Un día la madrastra los
encerró en un cuarto muy oscuro hasta que ellos sin saber nada tiraron de una
palanca sin saber que los trasladaría a un mundo mágico. Todos las noches iban a ese mundo a
divertirse, pero ellos no sabían que esa noche infernal, la madrastra los
siguió y vio que entraron al mundo mágico y rápidamente dijo: “Si los dejo
encerrados podré casarme con el rey, recibiré la corona y toda la fortuna” Entró muy silenciosamente y cerró el portal.
Todo iba muy bien hasta que un guardia escuchó los
gritos de las princesas pidiendo ayuda.
Salieron corriendo y llegaron justo cuando la reina iba a casarse con la
madrastra.
Le contaron lo que pasó al rey, llamaron a los
guardias y la llevaron al calabozo.
Al final la princesa Zafiro fue coronada como
reina, el rey estaba muy feliz con las dos princesitas. Le mostraron el mundo mágico y sólo dejaban
que entraran las princesas. Todos
vivieron muy felices para siempre.
Maura
Saavedra Muñoz
Kínder B
El
yo-yo mágico
Había una princesa que encontró un cactus y lo tocó
y apareció un mono en una moto y la
llevó a un templo donde había un yo-yo, pero el mono era malo y la dejó atrapada,
pero, vino un súper héroe y la salvó.
Después el súper héroe se cansó y la princesa empezó a caer, pero la princesa empezó a volar gracias al yo-yo y se salvó.
La princesa deseó con el yo-yo tener un castillo y
llegó el príncipe, se casó con ella y vivieron felices por siempre.
Angela
Allendes
Kínder B
José, el destructor
Había una vez un niño que se llamaba José. Él se portaba muy mal en la escuela. Un día quemó la sala del kínder, rayó las
paredes de su sala y muchas cosas más.
Los papás muy enojados, lo castigaron dejándolo
para siempre en la escuela para que siempre cursara kínder y así se volviera un
niño menos destructivo.
Danilo Mamani
Kínder B
La historia de una gatita
En la primavera del año pasado nació una gatita
amarilla con franjas cafés de ojos verdes.
Comenzó a crecer en una familia de muchos hermanos y una mamá, pero nunca imagino lo que sucedería.
Un día su amo la tomó en brazos y la subió a su
auto. Ella estaba muy feliz pues penaba
que la levaría a pasear. Para su mala
suerte no era eso lo que quería su amo.
Lo que él pretendía era botarla pues ya no podía tener a tantos gatitos
en casa. La dejó en una calle que ella
no conocía…camino hasta que encontró una casa que vivía solo gente adulta y
había muchos camionetas y autos. Ella
pensó en refugiarse en uno de ellos.
Ella lloraba por un poco de agua y comida. Afortunadamente el sol comenzaba a brillar y
ella conoció a dos mujeres muy buenas que la cobijaron y alimentaron. Ellas se sintieron muy tristes por la
situación en la que estaba la pobre gatita, así que se propusieron encontrarle
un hogar.
Llamaron a mucha gente, pero nadie quería ni podía
tener esta gatita hasta que un día la hija de una de estas dos mujeres dijo:
“tráiganme a mí a esa gatita, yole daré una casa, comida, cariño y una
familia”.
Cuando la llevaron a su nuevo hogar ella estaba muy desconfiada pues pensaba que estos humanos eran crueles y malo como los que ya lo habían abandonado, pero poco a poco se fue dando cuenta que no era así. Su familia la quería mucho, le dio una casa, cariño, una familia con dos hermanas, una mamá y un papá y una abuela y un nombre: Carlota Josefina. Hoy ella tiene nueve meses y está muy grande y feliz.
El mensaje que le quiere dar a todos los niños es
que hay que ser responsables con las mascotas, cuidarlas y sobre todo quererlas.
Katherine V. Gamboa Gamboa (mamá)
Cristina
Fernanda Araya GamboaKínder B
Hace mucho tiempo una niña paseaba por un campo y al ver una
palmera quedó hipnotizada que llevaba un cartel que decía “soy una palmera
encantadora y si dices las palabras mágicas me transformaré en un castillo y
podrás entrar en él”. La niña con gran
emoción empezó a decir las palabras mágicas y la palmera se fue transformando
en un castillo y la niña estaba cada vez más sonriente y luego la pequeña dijo:
¡gracias a la palmera tendré una fiesta de cumpleaños soñada en un gran
castillo! Al entrar en el castillo
encontró muchas luces de colores dentro de él que alumbraban hacia una mesa
llena de dulces, globos y muchas cosas divertidas que se pudiera imaginar.
La niña con esto pudo cumplir su sueño de celebrar su mejor
cumpleaños deseado con todos sus amiguitos dentro del castillo, por eso se dice
siempre que “por favor” y “gracias” son palabras mágicas.
Pipiripao, el cuento se ha acabado.
Lorena Maldonado (mamá)
Ignacia NenenKínder A
Memo y su planta de Tomates
Había una vez un
niño que se llamaba Memo y era un curioso.
Un día acompañó a su mamá a la feria.
Estaban caminando cuando de repente vio un caballero con un puesto de
puros tomates y le preguntó:
“Caballero ¿por qué tiene tantos
tomates?”, y él le respondió: “Tengo tantos tomates porque me dedico a
cultivarlos” –y ¿qué es cultivar? – siguió Memo. El caballero se largó a reír y le dijo que
cultivar es cuando siembras una semilla, la cuidas hasta que salga el fruto y
luego cuando está listo lo cultivas.
Ahhh que bien, dijo
Memo. Ojala algún día pueda cultivar
algo y se marchó. De repente se le
acercó nuevamente el caballero y le dijo que le había simpatizado mucho y que
le regalaría unas semillas de tomates para que tú las puedas cultivar, pero
tienes que tener mucho cuidado de que no se muera, porque no volverá a darte
ningún fruto más.
Memo estaba muy
contento y se marchó rápidamente a su casa para sembrar las semillas y que
crecieran los tomates.
Cuando llegó a su
casa se dio cuenta que el jardín de su mamá estaba lleno de flores y que no
podría plantar sus tomates ahí, así que entró corriendo a buscar una cuchara he
hizo un hoyo entremedio de las flores de su mamá sin que ella supiera plantó
las semillas y se sentó toda la tar5de a esperar que saliera un tomate.
Al llegar la noche
Memo se tuvo que ir a acostar, pero pensó toda la noche que había pasado con su
tomate porque no había crecido. Cuando
se levantó, su mamá le dijo: Memo tienes que tomar desayuno para que crezcas y
Memo pensó en que su semilla tiene que tomar agua para que crezca y salió
corriendo al jardín a echarle agua a su semilla y se volvió a sentar todo el
día frente a su planta y hacia eso todos los días hasta que un día salió una
hojita verde y empezó a crecer, pero daba puras hojas. Memo estaba decepcionado, pero no se daba por
vencido porque sabía que algún día crecería un tomate y así fue.
Una mañana cuando
Memo se levantó a echarle agua a su planta, se dio cuenta de que una linda flor
amarilla estaba entre las hojas y pensó que eso no era un tomate sino una linda
flor y no le importaba porque era muy bonita, de hecho pensó, es la flor más
bonita de las flores de mi mamá.
Dejó que pasaran los días y empezó a darse
cuenta que su pequeña flor amarilla se estaba convirtiendo en una pequeña
pelotita que con los días crecía y crecía hasta que una mañana se dio cuenta que su pelotita era un
gran tomate rojo, el único que dio su planta y ahí recién entendió que quien
persevera, tiene una recompensa.
Neylin Torres (mamá)
Prylett Baéz TorresKinder B
La mariposa y el arcoíris
Había una vez una
linda mariposa. Su único deseo era
conocer un arcoíris. Un día salió a
volar con sus amigas…volaron muy lejos de flor en flor. Al llegar casi a la cima de una montaña vieron
en el cielo un hermoso arcoíris y la linda mariposa emocionada quiso alcanzarlo…voló
y voló. Ya agotada la mariposa no podía
volar y al caer al suelo encontró un cofre de oro y a su costado un unicornio
que fue el cual lo llevó hacia el arcoíris y ahí la mariposa cumplió su gran
deseo.
Colorín colorado,
este cuento se ha acabado.
Katherine Marín (mamá)
Maximiliano BuenoKínder B
El sueño de Amaya
Érase una vez una niña llamada
Amaya e esta niña le gustaba imaginar cosas fantásticas y soñaba mucho por las
noches.
Amaya siempre soñaba que su
era amiga la princesa Rapuncel y que
ella tenía un cabello muy largo y también una mascota como sapo. Este era un sapo muy especial, era de muchos
colores y muy pequeño y otras mascotas pequeñas parecían hormigas.
Amaya hacia muchas cosas con
su amiga. Cuando Amaya hacia muchas
cosas con su amiga hasta que de pronto escuchaba: “!Amaya, amaya…despierta!” …
Era su mamá que le decía que despertara porque todo era un sueño.
Kínder B
La princesa Damary, su familia y su mascota
Había una vez una
princesa llamada Damary la cual vivía en un castillo muy lejano. La princesa vive junto a sus padres y su
pequeña hermana llamada Miryam. Ellas
eran unas hermanas inseparables que a veces no se soportaban. Una tarde la princesa Damary salió a buscar
frutas y flores al bosque cuando de pronto se aparecieron muchos animales
(conejos, caballos, pájaros, etc.) dentro de todos los animales que la princesa
encontró había una perrita la cual ella se la llevó al castillo. En ese momento en que la princesa llegó con
la perrita a la cual ella y su pequeña hermanita la llamaron Pupi, llegó su
padre y le dijo que no podía tener animales en el castillo.
Él estaba furioso
porque no le gustaba la idea de tener una mascota. Las princesas estaban muy tristes porque la
perrita se había ganado todo su cariño.
Pasaron los días y el padre de las princesas se dio cuenta que a sus
hijas les haría muy bien tener una mascota, ya que ellos vivían en un castillo
muy lejano y no tenían con quien jugar.
En ese momento que el padre de las niñas habló con ellas y aceptó tener
una mascota las niñas saltaron de felicidad.
Pasó el tiempo y
las princesas crecieron y nunca dejaron sola a su perrita y fueron felices
todos juntos.
Jazmín Salas Neira (mamá)Damary Canales Salas
Kínder B
Juanito,
el mentiroso
Érase una vez un
niño llamado Juanito y era muy travieso. Su mal era la mentira y hacer travesuras a las
personas y su hermano menos no compartía su comportamiento y cuando Juanito
mentía o hacia una travesura huía al bosque porque sabía que sus padres lo iban
a regañar luego regresaba a inventaba cosas que le ocurrían en el bosque y su
hermano lo aconsejaba que cambian de actitud, pero con idas al bosque un día le
sucedió algo. Él no quería conversar y
tampoco hacer travesuras y su hermano le preguntaba lo que había pasado y tanto
insistir Juanito le contó.
Cuando estaba
caminando por el bosque apareció una jovencita muy linda y su cabellera muy
larga y cuando caminaba por el camino que se desplazaba y en su espalda se
provocaba un destello que eran sus alas y la joven miro a Juanito y le dijo:
“yo soy tu hada para protegerte de día y de noche, pero tus travesuras me han
provocado un daño muy grande, cada travesura que tú haces, provoca que mi
cabello crezca cada vez más”, pero Juanito se impactó por unos días, pero luego
comenzó a hacer de las suyas y en un momento Juanito tuvo la curiosidad de
volver al bosque y en esa oportunidad no regresó a casa y su hermano se
preocupó demasiado y le conversó a sus padres, pero ellos tuvieron dudas de lo
que le paso a Juanito.
Al paso de los días
salieron en su búsqueda. Sus padres y la
demás gente pasaron por el lado de él y no lo vieron porque el hada lo había
convertido en un árbol y no podía hablar y tampoco llorar, pero su hermano no
se dio por vencido y empezó a llamar al hada hasta que apareció y él se dio
cuenta que Juanito le decía la verdad.
El hada le dijo que si quería recuperar a su hermano tendría que traer a
toda la gente del pueblo y cada uno tendría que sacar una rama y cada rama que
se saque mi cabello se encojerá y cuando quedé la última rama yo la sacaré y el
encanto se desvanecerá y Juanito se dio cuenta que con su comportamiento había
dañado a mucha gente, pero Juanito le sirvió de experiencia para recapacitar y
su cambio le favoreció a él y compartió más tiempo con su hermano y su hada lo
sigue protegiendo de día y de noche.
Colorín colorado
este cuento se ha acabado, paso por un zapatito roto y después te escribo otro.
Claudio de la Cruz
Kínder B
Todos los
perritos merecen un amo
Había una vez una
familia que deseaba tener un perrito como mascota, pero no tenían plata para
comprar uno, hasta que un día le ofrecieron al padre de esta familia regalarle
un perrito. Llegó a su casa alegre y le
dijo a sus hijos que se prepararan para salir a buscar el nuevo
integrante. Sus hijos estaban todos
contentos, en realidad no sabían que raza, pero no les importo mucho, salieron
toda la familia a buscarlo cuando llegaron al lugar. Ahí estaban junto a su madre los
cachorritos…todos eran hermosos, no sabían cual elegir, pero su dueña dijo que
sólo quedaban hembras. Eso no les gustó
mucho porque ellos estaban buscando un macho.
De todos modos decidieron llevarla, ya que los niños estaban
ilusionados. Era una raza pequeña, tipo
cocker spaniel y muy bonita. Todos estaban contentos llegando a su casa
decidieron su nombre, todo iba en realidad la familia deseaba tener un perrito
no más, para poder mantenerlo bien ya que no tenían muchos recursos, hasta que
un día llegó un amigo de la familia con otro perrito igual, de la misma raza. Era el hermano de la perrita de la familia
que también se lo había regalado la misma dueña. El problema de él fue que una vez que llegó a
su casa con ese perrito su familia no lo aceptó y no sabiendo qué hacer con él
se le ocurrió llevarlo donde sus amigos para que lo cuidaran por un tiempo, fue
así como en vez de tener un perrito, tenían dos. Los perritos se sentían bien acompañados y
los niños estaban felices, pero con el tiempo los perritos fueron creciendo y
su comportamiento fue cambiando y se transformaron en unos perros malvados. Todo lo destrozaban, eran terribles, hacían
hoyos por toda la casa, rompían los vidrios, destrozaban la ropa de los amos,
le rompieron el uniforme de trabajo a la mamá, el papá se torció un pie por
pisar uno de los agujeros, también se escapaban de su casa a pesar de tener
agua y comida, salían a la calle y regresaban con mucha basura. Todo era asqueroso. Todos estaban muy
aburridos con los perros, sobre todo los padres ya que además debían mantener a
los dos y el dinero ya no les alcanzaba ya que tuvieron que llevar a la perrita
a la veterinaria ara que la operara y no tuviera hijos, además de
desparasitarlos mensualmente. Estaban
tan aburridos con los perros que los padres sin preguntarle a los niños decidieron
regalarlos a alguien, pero nadie los quería porque ya eran perros grandes y
pasaba el tiempo y seguían haciendo destrozos incluidos los juguetes de los
niños hasta que un día el padre no pudo más y decidió dejarlos en una parcela
donde habitaban otros animales y todo era espacioso para ellos, pero los
perritos sin querer alejarse de la familia después de un mes llegaron solos
recorriendo toda la ciudad desde muy lejos, no sé cómo lo hicieron. Así fue como el padre intentó varias veces
deshacerse de ellos, pero siempre regresaban.
La mamá muy sorprendida igual le deba pela los perritos y comprendió que
ellos querían a esa familia y que esa debía ser su casa y ellos debían ser sus
amos sin importar cuan traviesos o terribles fueron ellos. La familia decidió volver a acoger a los
perritos.
Irene Rivera Castillo (mamá)Matías Adonis Rivera
Kínder B
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