Aprender a leer
3º Lugar
Había una vez una familia muy humilde compuesta por
una mamá y una hija. Las dos
trabajaban. La mamá limpiaba un local de
abarrotes mientras su hija, Julieta, lustraba zapatos a la gente que iba a
comprar.
Julieta veía pasar a niños escolares y se
preguntaba que hacían ellos. Fue donde
su mamá a preguntarle por esos niños, por qué estaban vestidos así.
Su mamá no podía explicarle nada porque la mamá no
entendía porque ella misma nunca había ido a la escuela. Ella con pena y tristeza le dijo a su hija
que le hubiese gustado darle otra visa y no ésta. –Eres parte de mí, te cuido y te protejo-,
dijo la madre.
Justo pasó una señora y se conmovió al verlas
tristes con todo respeto y les dijo que los niños que veía iban a la escuela a
aprender a leer y Julieta le preguntó a la señora: “¿qué es eso de leer?” y la
señora amablemente le respondió que era aprender a leer libros y para poder
expresarse con palabras significativas.
–Guauuu- dijo Julieta.
La señora era una profesora de lenguaje e invitó a
Julieta para que fuera al colegio y no tener que trabajar tan chiquita, pero la
mamá lloraba porque no tenía dinero para comprar cuadernos y pagar el
colegio. La señora le dijo a la madre
que el colegio era gratis y por el uniforme le dijo que no se preocupara porque
la hija de ella tenía dos y que se lo regalaría, pero que dejara de llorar.
La mamá muy agradecida le dijo a la mujer que era
un ángel caído del cielo…-Nunca pensé que mi hija iría al colegio, muchas,
muchas gracias-.
-Mamita le digo algo- dijo la profesora, me encanta
mi trabajo, lo quiero mucho porque cada niño que viene al colegio es un nuevo hijo
y yo, una segunda madre, ya que les enseñamos con cariño, paciencia con afecto
y sobre todo a que sean unas buenas personas para la vida. El colegio los apoya harto en almuerzo y
útiles escolares, así que puede estar tranquila y confiar que el colegio haga
lo que haga siempre va a ser para ayudar a su hija para que hoy o mañana sea
toda una profesional. Ese es la misión
de todos los profesores.
Al amanecer despertó temprano. Julieta se probó su ropa y su mamá la
peinó. Estaba muy contenta su mamá, le
tejió toda la noche un bolsito y le compró un cuaderno chico y unos
lápices. Julieta besaba a su madre de
alegría.
Julieta se fue al colegio con su frente en alto,
feliz. Al llegar a la puerta del colegio
estaba nerviosa. La portera la mira y le
dice buenos días nueva alumna…¿a qué viene?
Y Julieta le respondió: “buenos días señorita portera, vengo a aprender
a leer y a ser alguien en la vida” y así la niña aprendió a leer.
Génesis Valdés Olivares
2º B
El primer día
de clases
Había una vez una niña llamada Josefina. Ella era una niña pequeña y muy divertida, le
encantaba salir a jugar y pasear con su mamá, pero en su interior ella sentía
mucho miedo ya que se acercaba su primer día de clases.
A Josefina no le gustaba la idea de ir al colegio y
separarse de su mamá por mucho tiempo porque ahí habría personas desconocidas
para ella. Un día Josefina cerró sus
ojos y empezó a imaginar cómo sería un día en la escuela, ero de tanto pensar y
pensar en ese día Josefina se quedó dormida y comenzó a soñar, apareció en su
sueño una linda y brillante hada, aquella hada venía de un lugar mágico y muy
hermoso y traía una misión: mostrarle y enseñarle a Josefina que la escuela no
era tan terrible como ella pensaba y le relató una pequeña historia la cual
Josefina escuchó con mucha atención. ¡La
escuela es un lugar en el cual tu aprenderás cosas nuevas, conocerás muchos
amigos, jugarás, cantarás y vivirás todos los días algo mágico y lo más
especial es que tendrás una profesora la cual llamarás tía y ella te cuidará,
escuchará cundo sientas miedo, cuando estés sola o sientas que nadie te escuche
y al final del día será ella quien te lleve nuevamente al lado de tu mamá.
Y así Josefina despertó y corrió a contarle a su
mamá el lindo sueño que había tenido. Su
mamá puso mucha atención a cada palabra que ella decía y juntas prepararon
todas las cosas para ir a la escuela. Josefina comprendió que el separarse de su
mamá por largas horas no importaba pues ella iría a buscarla al finalizar su
día de clases, ella estaría esperándola en la puerta de la escuela para volver
juntas a casa. En el camino Josefina le
contó a su mamá todos los amigos que había conocido y todas las cosas lindas y
mágicas que aprendió junto a su nueva tía.
Y para Josefina el miedo que sentía por la escuela
fue desapareciendo y todos sus días solo fueron de alegría.
Maite Salinas
Salcedo
2º BEl niño que soñaba con ser doctor
Él era un niño muy pobre y tenía tres hermanitos llamados Sofía, Josefina y Carlitos y él, que se llamaba Ignacio. Ellos eran muy pobres, tanto, que su madre los mandaba al colegio con lo que tenía.
Pero ellos fueron creciendo y se fueron dando
cuenta en la pobreza que vivían. De los
tres, Ignacio era el que más se las rebuscaba.
Vendía lo que le daban los vecinos para tener para comprar útiles porque
para él, lo más importante era seguir estudiando. Ignacio era un niño humilde y soñaba con ser
un doctor cuando sea grande y su mamá siempre le decía que estudiara porque el
estudio era lo más importante para su futuro.
Él creció con sus hermanos y pudo postular para una beca del gobierno y
pudo salir adelante vendiendo y estudiando.
Le ayudaba a sus vecinos que trabajaban en la feria y ahí fue creciendo
y relacionándose con la gente y conoció a muchas personas que lo ayudaron. El creció en medio de la pobreza y él igual
salió adelante y pudo ir a la universidad y pudo sacar a su familia adelante y
consiguió ser un buen doctor y ayudar a sus hermanos a salir de la
pobreza. Se compró una enorme casa donde
pudiera estar toda la familia junta y así él cumplió su sueño de niño y ayudó a
su familia y fueron felices.
Benjamín
Fuentes M.
2º B
Ignacia y su colegio
Había una vez una niña llamada Ignacia que se
sacaba buenas notas en el colegio, además de eso tenía muy buen
comportamiento. Un día llegó muy
temprano y sintió mucho frío y se dio cuenta que sus profesores tenían sueño
porque bostezaban. Ignacio se dio cuenta de que su colegio
estaba limpio y decidió cooperar para que siempre estuviese brillante. Ella pensó en algunos niños no estaban
ayudando y vio a uno de sus compañeros que estaba echando basura como envases
de papas fritas, galletas, palos de chupete y mucho más. Entonces ella decidió recoger la basura y
ayudar con la limpieza de su colegio.
Ignacia tiene muchas amigas y se juntan en el
recreo para jugar al cordel, aunque más les gusta el luche. Ignacia pensó en crear un personaje para que
ayudara a la limpieza, tenía que ser como Barney, pero de color verde como los
colores del colegio y tenía que recorrer los patios y las salas de clases
enseñando a los niños a cuidar el aseo y limpieza del colegio.
La directora estuvo muy contenta con la idea de
Ignacia y a los niños del colegio también juntos lograron hacer que la escuela
fuera la más limpia de toda la comuna de Alto Hospicio.
Libni González Cortes
2º B
Mi nueva escuela
Había una vez una niña llamada Claudia. Era una niña muy tímida, de muy pocos
amigos. Ella estaba en una escuelita muy
chiquitita y un día su mamá decidió cambiarse de casa para que Claudia tuviese
una mejor enseñanza y así ella pudiera llegar a la Universidad para estudiar lo
que ella quería. Claudia se puso muy
triste al saber que tenía que cambiarse de escuela porque ella era muy tímida y
le costaba mucho hacerse de amigos, pero llegó el día de su primer día de
clases. Claudia estaba muy nerviosa,
pero estaba muy nerviosa, aún así entró a la sala y todos sus compañeros la
revisaron muy bien. Claudia muy contenta
salió de clases a contarle a su mamá que le había encantado la escuela nueva en
que la había matriculado.
Helen Araya
2º B
La niña que no sabía leer
Había una vez una niña llamada Nicole que no sabía
leer el diario, pero por más que insistía no podía leer.
¿Será que con estos anteojos no se ve bien? Se preguntaba la niña.
Un día se encontró con una amiga en el parque y le
preguntó: “¿tú lees el diario?” - pues si- respondió la amiga.
-Ah, yo no puedo…estos anteojos están viejos y no
se ve nada- contestó Nicol.
Tienes que
aprender yendo a la escuela, dijo la amiga y siguió su camino.
Nicole siguió andando y andando y no convencida con
la respuesta de la amiga y se encontró con Pedro y vuelves a preguntar:
-Oye ¿y tú, sabes leer el diario?
-Por supuesto, vengo de la escuela, dijo Pedro
llevando su mochila llena de libros. Yo
no puedo leer, tendré que cambiar los anteojos, dijo de nuevo Nicole y ya preocupada
se volvió a María y también le preguntó: -¿tú has leído el diario?- pues si
dijo María. Leí todas las noticias y no
usar anteojos.
Yo voy a la escuela, ahí aprendo cosas, dijo María.
Nicole se quedó pensando y al día siguiente se
compró una mochila, unos lápices unos cuadernos y empezó a ir a la
escuela. Luego de varias semanas se
encontró con la amiga y le contó que ahora ella sabía leer el diario y que ya
no usaba anteojos y además que iba a la escuela. Entonces estaba tan contenta su amiga Nicole
que organizó con su mamá una fiesta con todos sus amigos.
Javiera
Mamani
2º B
Mis primeras palabras
Dedicado a mis padres por su apoyo y amor…
A mi profesora Adriana por sus enseñanzasA la tía Teresa por su preocupación y cariño…!
¡Muchas Gracias!
Un lindo día de verano fue testigo de mi primer día
de clases. Atrás quedaba mis felices
años de jardín y comenzaba mi camino en el colegio Macaya.
Nerviosa, pero contenta fui conociendo a mis
compañeros del 1º B, a la profesora Adriana y a la tía Teresa.
Ellas, con exigencia y cariño me enseñaron mis
primeras palabras.
Día a día fui mejorando en mis tareas y
lecciones. Con mi esfuerzo, la ayuda de
mis padres y la dedicación de mis profesores fui consiguiendo logro tras logro.
Hoy con orgullo y alegría, puedo decir que ya sé
leer y escribir gracias a mi querido colegio Macaya.
El camino recién comienza y queda mucho por
aprender. Sólo espero algún día
convertirme en un gran cóndor que vuele muy alto en la vida.
Cristina Pinto C.
2º B
La aventura de aprender
Pedrito dice que para él ha sido una aventura
aprender. Ya sabe leer, escribir, sumar
y restar y le ha dicho a su mamá que él le puede leer cuentos cuando ella no se
pueda quedar dormida así como él le pedía a su mamá que le leyera para dormir cuando
era más chiquito y a su papá que es contador le dijo que él podía ayudar a
sacar cuentas, pero sin calculadora porque él ya sabía sumar y restar.
Pedrito le dijo a su hermanito más pequeño que no
tenga miedo de ir a la escuela porque era una aventura fantástica el conocer
letras, números, nombres de animales y pájaros y compañeros para poder jugar en
los recreos, compartir algunas tareas en conjunto, en clases, después
terminando las clases poder llegar a mi hogar y hacerle muchas preguntas a mi
papá y mamá para poder entender más, aprender lo bastante para desenvolverme
con educación en el colegio y el mundo que me rodea… porque aprender es una
aventura formidable.
Isaí Víctor
Adolfo Pérez González
2º B
El colegio
Son las 07.00 a.m.: Mi mamá me despierta y me ayuda
a vestirme. Mi papá mientras prepara el
desayuno, cereal con leche. Mmmm muy rico.
Me siento extraño porque voy a un colegio
nuevo. Salgo a la calle encuentro todo
distinto.
Me encuentro con un pedazo de desierto, cerros y
muchos autos cerca de mi colegio. Era un
colegio grande de color verde, muy lindo, porque a mí me gusta el color verde.
Había muchos niños y dos tías esperando a los
alumnos de kínder. Eran muy alegres y
fui a la fila del kínder B porque ahí me tocaba.
Yo estaba
acostumbrado a ver muchos árboles, flores y vegetación porque vengo de una
ciudad que queda en la quinta región que se llama Valparaíso. Allá hice el pre-kínder. Yo era muy pequeño y había pocos niños porque
era un colegio de solamente varones, pero las tías eran igualmente alegres.
Cuando llegué a este colegio, a kínder B, mi tía no
me entendía lo que yo hablaba porque yo lo hacía muy rápido y enredado.
Ahora ya estoy en segundo básico B con una
profesora, no con tías como al comienzo.
Ya sé leer, escribir y hago muchas tareas. He aprendido mucho en mi colegio Macaya y
dejé de hablar tan enredado.
Ahora me divierto con mis compañeros en los
recreos, juego, salto, corro y me divierto demasiado con todos los niños y ha
sido así desde que estoy en kínder B.
Soy feliz en mi colegio verde llamado Macaya y está
tan cerquita de mi casa que es como mi segundo hogar.
Bastián Tello
2º B
Eran las siete de la mañana de un día lunes, pero
no precisamente cualquier lunes, era un lunes muy particular, era, mi primer
día de clases. Me desperté con
sentimientos encontrados, por una parte sentía muchas ansias de asistir al
colegio y empezar una nueva etapa en mi vida, pero por otra parte, sentía un
poco de miedo al no saber lo que me podía tener preparado aquel día especial
que me esperaba en el colegio.
Mamá me llamaba para darme mi desayuno mientras yo
me ponía mi uniforme.
Ya habiendo salido de la casa y entrando a clases,
me sentía muy raro, jamás había empezado el día rodeado de tantos niños y niñas
de mi edad y estando en un lugar que no sea mi hogar y entre mis padres y
familiares.
Al tocar la campana, entre la profesora y empieza a
presentarse, se veía muy simpática y a la vez me sentía cómodo y tranquilo, en
ese instante, da la orden a que cada alumno pase al frente y comience a
presentarse delante del salón completo, ahí fue que mis nervios empezaron a tomar
el control sobre mí y un escalofrío pasó por mi cuerpo, cuando legó mi turno me
costó un mundo poder hablar. No sabía
que decir ni cómo empezar, así que se me ocurrió repetir la presentación de mis
compañeros que estuvieron para poder salir de ese apuro.
Ya habiéndonos dado la bienvenida y estando todos
presentados comenzaron algunos a dirigirse la palabra y a conocerse, fue en eso
que mi compañero de al lado, me saludo y empezamos a conversar. Al principio no sabía mucho que decir o
contar, pero luego fuimos riéndonos y compartiendo más en los recreos y
empezando algo así como mi primera amistad con un compañero de colegio, fue
entonces que en el transcurso del día tuve la oportunidad de conocer, hablar y
compartir con muchos de mis compañeros y comenzar a vivir mi etapa escolar de
una manera sana y positiva.
Ya teniendo 20 años, habiendo finalizado mi
enseñanza básica y media, me encuentro
en mi primer año de universidad, viendo ese rostro de satisfacción y orgullo de
mis padres, cumpliéndoles el sueño de ir superándome a mí mismo, me preparo
para empezar a forjar mi camino, con mucha fe y empeñado en ir logrando cada
objetivo que me proponga y además superar y vencer cada obstáculo, y así lograr
ser alguien en esta vida.
Ehivan
Challapa M.
2º C
Un día Pablo estaba jugando pelota y su mamá le
dijo que fuera a hacer las tareas, pero no le hizo caso.
Su padre le daba consejos a Pablo diciéndole que
tenía que tomar atención a sus profesores y Pablo contestó que sí, lo haría.
Al pasar los días tuvo malas notas y tampoco tomó
atención y al final del año repitió de
curso. Todos sus amigos pasaron de curso
y sus mismos compañeros se burlaban de él llamándolo “tonto”.
Pablo llegó a casa y sus padres no le dijeron nada
porque ya sabían, pero él estaba muy mal, arrepentido por no hacer caso a sus
padres y no le quedaba más que pedir perdón por no hacer caso y sólo lloró y
lloró.
Beymar Villa
2º C
La señora polilla
Había una vez una señora polilla que no sabía leer
ni escribir, tenía su casa en el techo de la casa de un granero. Ella quería leer un libro que se llamaba “La
pollita del baúl” y usaba unos lentes enormes y preguntaba: “¿será que con esos
lentes no se ve bien?
Al otro día fue a preguntar a la granja a la rata y le dijo: “¿me puedes enseñar a leer?”, y la rata le respondió que no porque estaba ocupada tratando de robar queso al granjero.
Se fue y encontró a la cabra y la polilla le
pregunto si sabía leer. -¡Sí!- dijo la
cabra.
-¿sabes? Yo no puedo ver con estos lentes grandes
porque están viejos y no sé ve nada, dijo la polilla. –Tienes que aprender yendo a la escuela- le
dijo la cabra.
La polilla siguió su camino, no convencida con la
respuesta con la respuesta de la cabra se encontró con la señora araña y vio
que estaba llevando si mochila llena de libros u la polilla le preguntó de
dónde venía. –De la escuela- respondió
la araña.
Al día siguiente se compró una mochila, unos
lápices y un cuaderno y empezó a ir a la escuela. Luego de varias semanas ya sabía leer y estaba
de cumpleaños para lo que había organizado una fiesta en la paz. Invitó a todos los animales de la granja y
después de comer y jugar mucho con los animales les contó que había aprendido a
leer y ahora podía por fin leer su libro favorito que era “La polilla del baúl”
todas las noches.
Sebastián
Mamani
2º C
De regreso al colegio
Había una vez un niño llamado Roberto el cual estaba acostumbrado a levantarse tarde para salir a jugar con sus amigos durante el verano y después de tanto jugar y de paseo de playa y piscina un día vio a su mamá comprando un uniforme escolar.
Se puso priste porque eso significaba que faltaba
poco para entrar a la escuela y él todos los días preguntaba cuánto faltaba
para entrar al colegio porque de verdad, que no tenía ganas de ir.
El gran día llegó y no quería levantarse por nada
del mundo. No quería dejar de jugar,
pero su mamá lo llevó a su primer día de clases y en el camino llevaba una cara
muy triste y también preocupada.
Él no sabía que compañeros le tocarían y que
profesora estaría con él. Pasó la tarde
y las clases terminaron hasta el siguiente día.
Roberto seguía triste y así pasó toda la semana.
Poco a poco su cara iba cambiando…un poco más
alegre porque ya le daban ganas de ir a la escuela y ver a sus compañeros que
era como su nueva familia y también para vivir nuevas experiencias y
aprendiendo con la ayuda de su nueva profesora comprender las materias más
difíciles, poniendo atención junto al apoyo y amor de su familia.
Roberto es un niño muy inteligente y de buen
comportamiento esta historia llega a su final con un niño que sueña con ser un
profesional.
Roberto
Madrid
2º C
Pablito sólo quiere jugar
Había una vez un niño llamado Pablito y no le
gustaba la idea de entrar a la escuela.
Los papás le decían lo importante y entretenido que era, pero a Pablito no le importaba porque sólo quería jugar con sus amigos a los vendedores como en los almacenes, porque la verdad era que no sabía sumar y restar y le daba mucha pena, ya que sus amigos si sabían.
Un día le preguntó a sus padres como era la escuela
y le contaron que era entretenido y se aprendía mucho, conocerás el mundo de
los números y aprenderás con las letras y sus divertidas historias.
A Pablito se le llenaron sus ojitos de alegría y le
dijo a sus padres que quería ir a la escuela.
Al otro día se levantaron muy temprano. Tomaron desayuno muy rico y se fue junto a su mamá caminando al colegio, ya que quedaba muy cerca de su casa.
Al llegar, Pablito se dio cuenta que estaban sus
amigos con quien jugaba en casa y se puso muy feliz. Pasaron las horas y los padres fueron a
retirar a sus hijos al colegio. Sonó la
campana y el pequeño corrió a ver a sus papás y contarles todo lo que había aprendido
aquel día.
Desde entonces Pablito se levanta temprano todos
los días y con alegría y entusiasmo y se dirige feliz a su nuevo colegio.
Diego Flores
Araya
2º C
Mi primer día de clases
Y llegó el gran día… Andrés estaba muy
entusiasmado, quería llegar pronto a su escuela para encontrarse con su mejor
amigo y su profesora y lo primero que le pasó es que ya no estaba ni su amigo,
ni su profesora, a la que quería mucho.
Había nuevas compañeras. Empezó a
conversar con ellos y así se hizo de amigos diferentes. Pero su profesora tampoco estaba porque le habían
asignado otro curso y a él le daba vergüenza conversar porque no la conocía,
pero día a día comenzó a saber de ella y también comenzó a tomarle cariño.
Al principio Andrés llegaba a la sala sin saludar,
y sin pedir permiso…incluso le daba vergüenza contestar cuando lo llamaban por
su nombre en la lista del curso.
Empezó a portarse mal en clases y la profesora
todos los días le daba quejas a la mamá.
Pero a medida que iban pasando los días iba aprendiendo a llegar a su
sala y saludar. A pedir permiso incluso,
ahora, respondía a la lista y lo mejor de todo…empezó a portarse mucho mejor.
Ahora tiene mejor comunicación con su profesora y
espera tener muchos amigos y espera tener muchas amigas y por supuesto sacarse
buenas notas para pasar de curso y así esperar con ansias el próximo año y
esperar su primer día de clases.
Kevin Beltrán
Mancilla
2º C
Mi escuela primaria
Mi escuela primaria es una escuela hermosa, me
brinda protección y enseñanzas. Está
construida sobre un cero conocido como “La tortuga”. Es una escuela de barrio, humilde y sencilla.
Sus estudiantes son, en su gran mayoría, hijos de
obreros o empleados, casi todos habitantes de la comuna de Alto Hospicio.
Sus maestros y maestras, con esmero, y gran sentido
de vocación, nos guían y nos corrigen paso a paso; ellos se empeñan para
ennoblecer el alma y la mente de sus discípulos. Si alguien falla, cae o se equivoca en algo,
siempre hay un profesor o una profesora, para corregirlo, para levantarlo o
para darle ánimo.
Amo mi escuela primaria. La amo porque es linda. Porque las salas de clases son cómodas,
agradables y están llenas de sabiduría.
Sus ventanas dan a un patio enorme donde, en cada recreo, puedo jugar y
conversar con otros alumnos. En el
patio, hay una campana que cada cierto tiempo nos entrega su talán, talán.
Mi escuela primaria es la mejor de la comuna. Me enseña, me da razón. Es un libro abierto, para mostrarnos un camino auténtico. En sus aulas, nosotros, jóvenes y niños, encontramos grandes enseñanzas. Junto a ella, iremos a un porvenir seguro. Agradezco a mis padres que me hayan inscrito aquí. No me quisiera ir nunca, pero sé que el tiempo pasa y algún día he de alejarme de ella.
Aún recuerdo que en mi primer día de clases lloraba
y pataleaba porque no quería entrar a clases.
Ahora estoy feliz estudiando y aprendiendo todo lo que se me
enseña. Estoy feliz de estar haciendo
tareas, pero también estoy feliz de jugar y divertirme.
En la mañana, cuando me levanto para ir a la
escuela, lo hago con orgullo y altivez de estar educándome en una escuela tan
espectacular…De noche hago las tareas y les cuentos a mis padres todo lo que pasó
en la escuela durante el día.
Cuando sea grande nunca voy a olvidar mi escuela
primaria. Recordaré cada cosa que hice o
lo que me faltó por hacer. Cada
travesura que cometí; los momentos alegres y también los tristes; los rostros
risueños de mis compañeros; el reto o las palabras de aliento de mis maestros. Recordaré los pasillos por donde correteé, la
puerta de entrada que tantas veces traspasé…
Ojala que no crezca tan rápido. Quiero seguir disfrutando mucho tiempo este
bello tiempo que dios me está regalando.
Karla Bugueño
Jara
2º C
Mis amigos
de la escuela
Yo me llamo Ariana y esa es mi historia de la escuela. Conocí a mis amigas que se llaman Lorelia y Paz.
Lorelia es mi amiga de primero y la conocí en la sala, pero no conversé con ella. Hablamos en el recreo y me contó que tenía una amiga llamada Paz y entonces me la presentó y desde ese momento fuimos amigas las tres. Compartimos muchas cosas como, la colación, las tareas e historias que nos contamos entre las tres.
Yo tenía una cuerda para saltar que compartía con
mis amigas, pero un día el inspector nos vio y nos quitó la cuerda y no
sabíamos que hacer, pero Paz tenía otra cuerda escondida en la mochila. La sacó y seguimos jugando y la guardamos
cuando el inspector pasaba y Lorelia era la que vigilaba para avisar.
Bueno, ellas son dos amigas que siempre las llevaré en mi corazón porque hay muchas amigas, pero nunca como ellas porque son talentosas. Me despido de esta historia real que es para todos ustedes.
Haidi Choque
2º C
El cambio de escuela
Franquito era un niño que tenía muy buenas notas en el colegio, le gustaba mucho ir a estudiar y sobre todo cuando le tocaba educación física, ya que jugaban a la pelota en esa clase y a Franco le gustaba.
Sus padres se separaron y el niño solo alcanzó a
estar el primer semestre en ese colegio que quedaba en Santiago porque se fue a
vivir con su madre a Iquique. Al
principio le costó encontrar vacante para terminar el año cuando cursaba primer
año de enseñanza básica. Encontró una
vacante en un colegio y le fue muy bien llegando a tener el segundo lugar del
curso en el cual el colegio lo premió por eso.
Su madre decidió cambiarlo de colegio ya que
consideraba que no era bueno y como Franco es un niño inteligente tenía que ponerlo
en un colegio mejor. Postuló a uno que
era mejor, lo inscribió y lo citaron a dar un examen de ingreso. Cuando llegó la hora de la prueba Franquito
estaba muy nervioso y lo único que él quería era que le fuera bien. Pasaron alrededor de cinco días y llamaron
por teléfono a su madre desde el colegio diciendo que su hijo no había quedado
porque le había ido mal en el examen. Su
mamá preocupada y triste no sabía cómo decirle esto a su hijo. Su madre fue al colegio e insistió mucho para
que su hijo estuviese ahí porque ella sabía que su hijo solo se puso nervioso
en el examen porque decía que su hijo era inteligente.
Finalmente logró matricularlo y el niño cursó
segundo año básico y está muy contento en su nuevo colegio que es el colegio
Macaya.
Franco Fernández Buosi
2º C
Mi escuela
Había una vez un niño que se llamaba Pedrito y que
iba en un colegio llamado Macaya.
A este niño le gustaba jugar a la pelota…jugaba en
la escuela y era el mejor del curso. Un
día le dijo a la mamá que lo inscribiera en una escuela de fútbol para que él
aprendiera a jugar fútbol y el niño entrenó mucho y se puso muy bueno para la
pelota.
Un día la escuela entró en un campeonato de
fútbol. El profesor llamó a Pedrito
porque fue el mejor jugador del campeonato y además el goleador y de regreso en
su escuela fue recibido como héroe y todas las niñas andaban detrás de él, pero
Pedrito se puso muy vanidoso.
Un día un equipo de Santiago llamó al niño y se fue
del colegio y nunca más supimos de Pedrito, el niño que era tan bueno para la
pelota.
Paz Zabala
2º C
Las 400 hormiguitas a patita pelada
Estaba la mamá hormiga con sus 400 hijos, estaban
comprando zapatos en almacenes París.
Entrando al almacén un vendedor le dijo a la señora hormiga -¿qué quiere
señora? Y ella contestó muy feliz que quería zapatos para sus hijos.
-Ya señora se los traigo en carretilla ¿qué número
de zapatillas necesita? Preguntó el vendedor.
–Todas las que tenga- respondió ella.
-¡Paciencia! son muchas patitas señora Hormiga,
dijo alarmado.
Entonces comenzaron a contar las patitas de cada hormiguita y terminaron la semana siguiente.
Cuando la señora hormiga pidió la cuenta, la boleta
era más grande que ella y al percatarse que la cantidad de dinero que tenía que
pagar no le alcanzaba, se puso a llorar.
El jefe de la tienda al ver a la señora hormiguita
tan afligida, les regaló las zapatillas a las hormiguitas. Al ver que el señor les dio la inmensa
sorpresa, las hormiguitas saltaron de felicidad en una sola patita.
Matías Lucero
Tapia
2º B
La niña que no sabía leer
Había una vez una niña que se llamaba Nicole que no
sabía leer el diario, pero por más que insistía no podía leer.
-¿Será que con estos anteojos no se bien?- Se
preguntaba la niña.
Un día se encontró con una amiga en el parque y le
preguntó: “tú lees el diario” a lo que la niña respondió afirmativamente. –Yo no puedo-dijo la niña apenada. Estos anteojos son viejos y no se ve nada,
dijo Nicole.
Mi nuevo amigo de la escuela
Cada mañana Ignacio se levanta temprano para
esperar el furgón que lo lleva a la escuela al llegar saluda a su amigo Gabriel
Castro que va en primero. Toca la
campana para iniciar las clases y ellos se van a sus salas de clases.
Después de terminar las dos primeras horas de
clases toca la campana para salir a recreo.
Ahí se junta nuevamente con su amigo Gabriel. Ellos levan juguetes de su casa para
disfrutar del recreo.
Gabriel le contó a Ignacio que tenía un compañero
nuevo y que quería invitarlo a jugar porque estaba solo y no conversaba con
nadie. Se juntaron con él, pero solo tenían
dos juguetes. Nilson, así lo llamaba el
compañero nuevo, le quitó el juguete a Gabriel y lo hizo llorar.
Ignacio se enojó porque Nilson le quitó a su amigo
Gabriel el robot, entonces se acordó que traía un camión de juguete en su
mochila y lo fue a buscar.
Cuando volvió le prestaron el camión a Nilson y le
enseñaron que las cosas se piden por favor, no se quitan y que todos pueden
compartir.
Ahora al tocar la campana para el recreo salen los
amigos a jugar muy felices.
Ignacio
Carmona Salas
2º B
La compañera nueva
Había una vez una nueva compañero que se llama
Rosita y era muy amable, estudiosa, amigable y tenía muchos amigos, pero sus
amigos no entendían porque era tan alegre si vivía sentado en una silla de
ruedas debido a un accidente que tuvo junto a sus padres.
Un día Rosario se atrevió a preguntar a su mejor
amiga, el por qué de estas cosas y entre un suspiro le explicó que ella
agradecía a Dios por cada día que puede ver a sus hermanos crecer junto a ella
por permitir tener una vida con amigos que la quieren y la aceptan como ella es
y que agradece sobre todo poder estudiar en un curso en el cual la hacen sentir tan cómoda y la
veían como una persona normal sin ninguna discapacidad.
Con esa respuesta Rosario se dio cuenta que no es
necesario tenerlo todo para ser feliz, que a veces con simplemente una sonrisa
y un gesto amable puedes hacer feliz a una persona.
Valentina
Gahona
2º B
Soy muy feliz
Había una vez una niña llamada Agatha que vivía en
una ciudad muy grande y que vivía con sus padres, un hermano y un perrito
llamado Manzano.
Agatha vivía muy feliz y jugaba mucho con sus
amigas. Ella siempre decía que era muy
feliz hasta que un día escuchó a sus padres decir que se iban a mudar de casa y
de la ciudad. Agatha se puso muy triste
y lloraba todos los días pensando que no iba a ver a sus amigos y que se
sentiría muy sola.
Llegó el día que Agatha no quería que llegara y
encontró el viaje muy largo y aburrido hasta que por fin vio la ciudad. Se sintió muy triste porque sus amigas no
estaban con ella, a llegar a su nueva casa vio un pequeño parque. Fue caminando hasta él. Había muchos niños y niñas. Agatha los miraba desde un árbol, después de
un rato todos los niños y niñas se acercaron y la invitaron a jugar Agatha
dijo: “Soy muy feliz por tener muchos y nuevos amigos”.
Franshesca Madariaga
2º B El niño de la escuela
Había una vez un niño llamado José en una escuela
muy hermosa. Siempre se sacaba puros
2.0. Nunca se sacaba una nota que fuera
un 5.0 o un 7.0, siempre 2.2 y 2.0, pero un día se sacó una nota muy diferente. Se sacó un 7.0 y entonces su mamá le ayudó a estudiar
y por eso se sacó un 7.0
Todos sus compañeros y también la maestra lo
felicitaron. Él estaba muy feliz. Se fue a su casa a contarle a su mamá la
buena noticia y su mamá también y se alegró y después José se fue a su
habitación a descansar u se quedó dormido sabiendo que estudiando con su mamá
le iba a ir muy bien y así fue.
Diego Mamani
2º BMi escuelita y yo
Hola. Mi nombre es Miguel y esta es parte de mi
historia. Vivo en un lugar llamado Alto
Bío- Bío que queda en la octava región junto a mis padres, mis hermanos, el
tata Oscar y mi abuelita María. Una vez
estaba ansioso por empezar el año escolar ¡Ya estaba en segundo básico! Ver a mis compañeros jugar en el recreo y ver
a mi profesora, la señorita Noemí y así empezar la gran aventura de aprender.
Saben. Acá en el sur de Chile se viven marcadas las
cuatro estaciones del año. En el otoño
loas hojas de los árboles se caen, el invierno nos trae mucha lluvia y donde
vivo nieva, en la primavera los árboles se visten con sus nuevas hojas y los
pétalos de las rosas florecen. En verano
estoy de vacaciones y el señor sol calienta fuerte. Recuerdo muy bien que uno de esos paseos en
las vacaciones caminando hacia un río con mi familia mi tata me dijo: ya vas
creciendo todos los años se aprenden se descubre, se crea y se experimentan
nuevas cosas, yo no entendí mucho lo que me decía, pero recuerdo que cada día
que iba al colegio, repetías: “el estudio es lo más importante…nadie te va a
regalas las notas…mi papá trabajaba con mucho esfuerzo. Él no terminó de estudiar y se levantaba
temprano a ordeñar las vacas, luego regresaba para ir a dejarme al colegio, y a
que mi madre se quedaba con mis hermanos.
Éramos muy humildes y a veces no teníamos para comer. Nos faltaba el pan y la leche también y mi
madre para que no nos acostáramos con la guatita vacía preparaba nieve con
azúcar, yo la revolvía. Era rica y dulce
como el mejor manjar… y luego me acostaba para levantarme temprano e ir al
colegio a abrigarme mucho porque llovía y llovía, por más que me abrigaba
llegaba igual mojado, pero ahí estaba mi profesora con un rico vaso de leche y
pan y decía que para que se caliente el cuerpo…Miguel, a veces yo no quería ir
al colegio, tenía flojera, quería ayudar a mi papá en el campo, pero me decía
una frase de Gabriela Mistral… en estos momentos tus huesos se están formando y
tus sentidos se desarrollan…los niños no son el mañana son el hoy.Y saben mi papá tenía razón así cada día escuchaba con atención a mi profesora, cuando no entendía le volvía a preguntar así todos los años me iba en el colegio, me gustaba leer y embarqué en la gran travesía del aprender… y hoy tengo 23 años y es mi primer día en la Escuelita del Alto Bío-Bío, soy el nuevo profesor y a mis alumnos les digo que suban la travesía de: ADCE que significa, aprender, descubrir, crear y experimentar…
Martín Canova Rodríguez
2º B
La
escuela
Había una vez un niño llamado Andrés, él vivía con
su mamá Pamela, cuando él nació su padre había fallecido, a medida que iba
creciendo su madre siempre le decía que su padre lo quería ver estudiar, cuando
el cumplió 6 años, el iba en primero básico, paso a segundo básico con un buen
promedio, ya Andrés tenía 7 años, el conoció nuevos compañeros, se hizo amigos,
tuvo excelentes notas, aprendió a leer y siempre le decía a su mamá que siempre
quería aprender muchas cosas porque cuando él sea grande siempre lo iba a
proteger y trabajar para que nada le falte y que siempre iban a estar juntos.
Hasta que un día Andrés tuvo a punto de dejar la escuela, porque su mamá trabajaba de temporera en el sur y que tenía que viajar hacia el norte porque le había ofrecido otro trabajo donde le pagaban un poquito más, pero Andrés no quería irse del colegio porque ya no tenía nuevos compañeros en la escuela y cuando la mamá le dijo que tenía que cambiarse de colegio, en el colegio empezó a bajar sus calificaciones y sus comportamientos debido a que en cualquier momento tenía que dejar el colegio.
Pero la profesora jefe llamó a la mamá de Andrés
para contarle lo que estaba pasando en el colegio, la mamá tuvo que contarle lo
que estaba pasando pero la profesora le buscó la forma para que Andrés no se
fuera del colegio y entonces le dijo a su mamá que ella se podía hacer cargo de
Andresito para que él pudiera llegar a fin de año.
Pero la mamá le decía que no porque Andresito era
su único hijo y que si ella lo echaría de menos, pero a profesora le decía que
podría llamarlo por teléfono todos los días y que ella la iba a tener informada
de lo que pasaba en la escuela porque la profesora no quería que se fuera
porque él tenía un buen comportamiento y buenas calificaciones.
Hasta que la mamá accedió a dejarlo con la
profesora, ya que la profesora estaba casada y tenía dos niñitos de la misma
edad. Andrés se puso súper contento al
saber que se iba a quedar en el sur y que no se iba a ir para el norte y así
Andresito le puso todas las ganas de seguir estudiando y cuando llego fin de
año, Andrés había pasado de curso con excelentes calificaciones. Sacó un diploma por su rendimiento y su mamá
se había enterado que su hijo había pasado de curso y estaba muy contenta y
feliz.
Cuando salió de vacaciones, Andresito decidió
viajar al norte a ver a su mamá por las vacaciones de verano. Desde ese día Andresito decidió estar con su
mamá y estudiar en el norte para estar junto con ella y lo inscribió en un
colegio y volvió a conocer a otros compañeros nuevos y a poner todas las ganas
de volver a estudiar y finalmente volvieron a ser felices y se prometieron
nunca más estar separados.
Damary Godoy
Ceballos
2º C
Mi Nuevo colegio
Había una vez una niña que se llamaba Melanie. Ella era de un país lejano llamado Londres y
por primera vez venía a Chile. Ella estaba
muy emocionada porque iba a conocer nuevos amigos y profesores en el colegio
llamado Macaya. Melanie era tímida,
tenía tres amigos que se llamaban Camila, Tamara y Juan. Camila era pretenciosa, Tamara era cariñosa
y Juan era inquieto, pero Melanie como era tímida se relacionaba mejor con
Tamara porque era una niña extremadamente cariñosa y tierna.
Un día Melanie se le ocurrió una idea fabulosa para
poder hacer más amigos. Invitar a todos
sus compañeros a su cumpleaños donde había un show con payasos, juegos
inflables y muchas sorpresas. Al llegar
ese día ella estaba muy nerviosa sin saber si vendrían todas las personas que
había invitado. Hasta que llegó su
primer compañero y no paro de sonar el timbre.
Melanie estaba feliz porque todo iba como lo habían planeado, pero no
todo podía salir bien, ya que era el más inquieto y andaba corriendo por todos
lados y chocó con la tía de Melanie y la torta se cayó y bueno, para poder
ayudar en algo a su amiga Tamara tomó una vela del suelo y todos empezaron a
cantar. Fue un lindo gesto de su mejor
amiga que todos celebraron.
Al otro día Melanie cuando llegó al colegio, entró en la sala y todos sus compañeros
comenzaron a aplaudirla y decirle lo bueno que había estado la fiesta, bueno
sin contar con la escena de Juan.
Desde ese día en adelante Melanie estuvo siempre
acompañada.
Melanie
Osorio Riveros
2º C
Juan en el colegio
En cierta ocasión, un grupo de niños en el colegio
estaban jugando prácticamente todos, menos Juan al que veían como un chico
tontorrón que no servía más que para reírse de él y que no le gustaban ni las
peleas ni los deportes ni nada de nada, ni siquiera se defendía cuando le
pegaban. Eran tan raro que ni siquiera
quiso jugar fútbol como los demás aquel día y la única vez que le dio al balón
lo hizo tan mal que acabó en una pequeña cueva y cuando entraron por la pelota
en su interior descubrieron un cofre con un enorme libro de donde salía un
brillo especial. Corrieron a llevárselo
a la maestra quien lo encontró fascinante y acordaron leerlo en clases o lo
largo de los siguientes días.
El libro se titulaba “Los grandes dones” y contaba
maravillosas historias y cuentos acerca de grandes inventores, maravillosos
artistas, sabios escritorios y buscadores de tesoros. Con cada historia los niños abrían aún más
los ojos y quedaban encantados con aquellos personajes con dones tan especiales.
Días después llegaron a la última página del libro
la que contaba el origen de aquellos grandes personajes. La maestra leyó: “Existe un lugar en el cielo
llamado también la fuente de los corazones donde antes de nacer a cada corazón
se le asignan muchos dones, más o menos un poquito de cada cosa para
conseguir personas normales, pero de vez en cuando algo sale mal y algunos
corazones llegan al final mucho más vacíos en esos casos se rellenan con un
último don con que una persona se convierte
en alguien excepcional y pueden faltarle muchas otras cualidades en muchas
cosas. Será distinto del resto y le
verán como un niño raro, pero cuando llegué a descubrir su don especial sus
obras pasarán a formar parte de estos libros y cuentos”.
Cuando cerró el libro se hizo un largo silencio en
clases mientras todos pensaban en sus propios dones.
Juan salió con una de rus rarezas ¿y si te hacen un
trasplante y te ponen el corazón de un cerdo, tendrás cualidades de cerdo?
Preguntó muy serio.
Todos sintieron unas enormes ganas de reír, pero entonces al mirar a Juan comprendieron que era él precisamente uno de aquellos casos tan especiales y sintieron pena por cada una de las veces que se habían reído de él, de su torpeza y de sus cosas raras desde aquel día nunca más trataron de burlarse de Juan y entre todos trataban de ayudarle a descubrir su don especial que resultó ser un talento artístico increíble que le convirtió en el pintor más famoso de su tiempo.
Sebastián
Colque Mamani
2º C
Mis primeras letras
En una casa vivía una niña muy tímida que se
llamaba Isabel. Para Isabel llegó el día
de ir al colegio. Estaba muy
nerviosa. Se sentó en un asiento y vio
muchos niños de su misma edad. La
profesora empezó la clase y yo aprendí mis primeras letras, el a-e-i-o-u y
luego a leer y mucho más.
Hoy Isabel tiene su propia familia, y recuerda su
infancia en especial su primera profesora llamada Graciela que le enseño a
leer.
Ignacio Ahumada Tebes
2º C
María José aprende a leer
Una mañana nublada
en dnde los niños salían contentos de su casa para dirigirse a la escuela.
La escuela que se
encuentra en la carretera por donde pasan carros y dento de ella había una
linda niña llamada María José y tenía dos tortugas pequeñas con las cuales
juagaba después de salir de clases.
María José en la
escuela aprendió a leer cuentos y palabras en el recreo, jugaba con sus
amiguitas a saltar la cuerda, después de saltar la cuerda se dirigía a la
biblioteca a leer un cuento para poder leer mucho mejor y así demostrarle a sus
padres que ella sabe leer.
Ahora María José
trae cuentos de su casa para poder leerle a sus amiguitas en el recreo y así
demostrar que ya sabe leer.
Un día en la escuela
iba a ver una ceremonia para premiar a los niños que sabían leer. Invitaron a todos los papás a asistir a esta
ceremonia.
María José le dijo
a sus papás que fueran porque ella les tenía una linda sorpresa, entonces los
papás fueron ese día y la profesora sacó a leer a María José en el escenario y
ella comenzó a leer con mucho entusiasmo y así sus papás supieron que ella
sabía leer muy bien. Los papás
emocionados miraban como su pequeña hija
sabía leer.
María José fue
premiada y sus papás estaban muy contentos.
La abrazaron y besaron y ella dijo entre lágrimas ¡Ya sé leer!
Lorelia Virginia Soto Bazalar
2º C
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