domingo, 29 de septiembre de 2013

4° Básico Cuentos Semana del Libro 2013


                                                                Mi colegio Macaya
2º Lugar

Había una vez un niño de seis años llamado Juanito, que soñaba con ir a la escuela a aprender a leer y escribir.

Su mamá Antonia, al ver lo entusiasmado que estaba Juanito va y lo matricula en el colegio Macaya.  Al otro día, Juanito se levanta temprano y se va a la escuela acompañado por su mamá, muy feliz.

Al entrar al colegio Juanito ve que el colegio está muy bien pintado, arreglado, que todos los alumnos están bien presentados, los profesores son amables y buenos, pero al ir pasando los días Juanito ya no estaba tan contento, andaba triste por los pasillos de la escuela. - ¿Qué te pasa Juan?-, le pregunta Sara, una compañera, -¿por qué estás triste, cuéntame?-.

Juanito le dice que era un niño alegre, ya que sabía leer y escribir, pero que estaba triste debido a que cuando venía a la escuela en la mañana todo estaba limpio y ordenado, pero al ir pasando las horas y los días, su escuela ya no era la misma.  En la sala, los escritorios están rayados, en el patio botan basura en el suelo, las paredes están manchadas y todo es lo hacemos nosotros mismos.

Sara le pregunta qué es lo que pueden hacer para arreglarlo.  “Se me ha ocurrido una idea…sígueme”, dice Juanito.

Tocan la campana para entrar a clases y Juanito estaba en el patio, se puso a hablar en voz alta y todos comenzaron a escucharlo con atención.

“Amigos, mi nombre es Juanito.  Soy alumno de este colegio y les habló para pedirles ayuda.  Yo sé que aquí en mi colegio Macaya somos todos unidos, ayúdenme a ser feliz otra vez”.

Los niños le preguntaron que como podían ayudar.  –Muy fácil, mantengamos como siempre nuestra escuela…limpia, botemos los papeles en los basureros, no rayemos las salas ni los escritorios ni tampoco las paredes.  Seamos amigables y respetemos” dijo Juan.

Todos en el colegio comenzaron a gritar que sí podían hacerlo y al mismo tiempo que iban limpiando. 

Ahora Juan era feliz en su colegio.  Colorín colorado este cuento de mi colegio limpio y ordenado se ha terminado.

Yajaira Valeska Tello Dúran
4º A

 
                                                             La niña Sofía

 

Había una vez una niña que era alumna del colegio Macaya y se llamaba Sofía.

Sofía quería ser profesora, por eso estudiaba mucho.  Un día la mamá le preguntó que quería ser cuando grande y ella le contestó: “Mamá, quiero ser profesora porque me gusta enseñar, cuando Sofía jugaba con sus amigas siempre jugaban a la profesora y Sofía era la profesora y sus amigas eran las alumnas de ella.

Un día Sofía creció y entró a la universidad a estudiar para ser profesora.  Estudió y estudió y fue profesora y se acordó cuando ella era pequeña y jugaba a ser profesora. 

Años después andaba en busca de trabajo y recorrió todos los colegios y le fue mal, pero no se rindió y luego recordó su colegio Macaya y fue a presentar su curriculum vitae para trabajar ahí y la recibieron.  Ahora es una profesora del colegio Macaya.

Nathalie Aguirre Salinas
4º A

                                               Sueños de Matilda

Matilda era una niña que nunca había ido a la escuela, pero soñaba con visitar una.  Sus padres eran pobres y además vivían alejados del pueblo.  Las amigas que iban a la escuela le contaban que en el recreo todos los niños se ponían a jugar y aprendían lenguaje, matemática, inglés y naturaleza.

Un día Matilda pidió a sus padres que la llevaran a la escuela, pero ellos le dijeron que no era posible porque no tenían dinero suficiente.  Matilda siguió con su sueño.  Un día los padres de Matilda vieron que su hija no perdía la esperanza de ir a la escuela entonces ellos decidieron vender algunos de los pocos animales que tenían y así poder mandar a la escuela a su querida hija y cumplir con el sueño de la niña.

Fernarda Apala Flores
4º A
                                      
                                                        Volver al colegio es divertido


Mis vacaciones fueron muy lindas, pero deseaba volver al colegio, porque la experiencia de encontrarme con mi colegio es muy hermosa porque están mis compañeros y mis profesores con tantas cosas nuevas y entretenidas para aprender.  Me encanta matemática, inglés y todas las nuevas experiencias y sorpresas que tienen mis maestras y maestros.  Ahora que estoy en el último piso puede ver lo hermoso y grande que es mi colegio, también son muy divertidas las clases de folclore y me gusta mucho que mi profesora es mi maestra de Inglés.  Me gustaría que este año yo pudiese aprender más bailes y que hiciéramos muchas más presentaciones para mostrar todo lo que aprendemos, también me gustan las clases de computación y me encanta cuando me dan tarea y las hago con mi mamá.

Por eso es muy divertido para mí volver al colegio y yo por eso quiero mucho mi establecimiento, a mis profesores y a mis compañeros.

Evelyn Rojas
4º A

                                                           Leer es saber

Había una vez un niño llamado Bartolomé, el cual había terminado primero básico.  El niño esperaba con ansias las vacaciones hasta que su mamá le confirmó que habían comenzado, pero, -le dijo sus mamá- tienes que seguir practicando la lectura y escritura, ya que el próximo año tendrás que disertar y escribir mucho más en clases.

Pero Bartolomé sólo pensaba en lo bien que lo pasaría en sus vacaciones, y así pasaron casi dos meses y medio de juegos de computadora, dibujos animados en televisión, consolas de juegos e ir a la playa y nada de leer o escribir.

Cuando Bartolomé comenzó un nuevo año escolar en segundo básico y con una nueva profesora la cual era muchísimo más exigente que la anterior puesto que inmediatamente les dicto y les hizo leer en la primera clase, Bartolomé se dio cuenta que era muy lento escribiendo y que tenía muchas faltas de ortografía… y leyendo la cosa era peor.

Prácticamente no sabía leer.  Se sentía muy avergonzado y apenado por no haberle hecho caso a su mamá, pero entonces la profesora que aparte de ser muy exigente , era muy buena, en conjunto con la mamá lo ayudaron mucho con un libro especial llamado “Silabario”, el cual tenía que leer todos los días para practicar y escribir  y así pasaron dos meses y Bartolomé había aprendido a leer y escribir perfectamente, de hecho se había convertido en el alumno que más rápido leía en su clase.

Muy agradecido le dijo a su mamá que ahora entendía lo importante que es leer y escribir ya que así se puede comunicar y entender las cosas mejor. Ya que todo está escrito: los letreros en las calles, los libros, los nombres de todas las cosas y mucho más.

Ahora Bartolomé jamás deja pasar un día sin ir a la biblioteca de su escuela y leer un libro o cómic que también son sus favoritos.

Benjamín Palma E.
4º A
       
                                                               El niño que no estudió


Había una vez un niño llamado Juanito.  El niño no quería estudiar, se sentaba mal y molestaba a sus amigos.  Un día el profesor lo llevó a Inspectoría y Juanito estaba preocupado porque su mamá y su papá lo retaría y su mamá se iba a enojar y entonces Juanito cambio su forma de pensar y desde entonces se empezó a portar muy bien.  Juanito estaba muy feliz porque había mejorado su conducta.  Días después el profesor hizo una prueba y Juanito estaba contento porque podía sacarse una nota muy buena como por ejemplo un 6,7.  Entonces Juanito se sacó un 6.0 en la prueba de lenguaje y de a poco empezó a escribir más en clases, sentarse bien y no molestar a sus amigos.  El viernes Juanito tenía un poco de sueño, pero el profesor le preguntó por qué tenía sueño y él respondió que no había dormido en toda la noche  y entonces sonó la campana y fue a recreo.  El sábado estaba feliz porque no había clases aunque ya faltaban dos días para el colegio y comenzar todo de nuevo.

Fernando Mamani
4º B

 

                                                                       La casa

La casa tiene personas, tiene muchos muebles, tiene piezas, tiene camas, tiene televisión, tiene puertas, tiene ventanas, tiene tazas, tiene platos, tiene comida y antejardín

Es mi casa y la quiero.

Yashiara Godoy Castillo
4º B

                                                               Caperucita Roja


Caperucita Roja era una niña que quería mucho a su abuela y un día su madre le dio una cesta llena de comida para llevarle la merienda a la abuela que vivía en una casa en el bosque.

La madre le advirtió que mientras estuviera en el bosque no se apartara del camino y no se entretuviera.  Caperucita, obediente, se fue a la casa de la abuelita haciendo como le había dicho su madre.  Cuando ya estaba en el bosque se encontró con el lobo, quien le preguntó donde iba.  Caperucita le contestó que a la casa de su abuelita que estaba enferma a llevarle la merienda y le dijo todo lo que llevaba en la cesta.

Entonces el lobo retó a Caperucita a correr una carrera a casa de la abuelita y le dijo que habían dos caminos, uno largo y uno corto.  Le juro que él tomaría el largo, pero era un lobo astuto y le enseño los cominos al revés y Caperucita sin saberlo tomó el camino largo.  El lobo que obviamente llegó primero a la casa de la abuelita se hizo pasar por Caperucita.  La abuela le dijo que pasara y la puerta estaba abierta.  El lobo entró y se comió a la abuelita de un solo bocado.  Se puso la ropa para hacerse pasar por ella y se metió a la cama a esperar a Caperucita.  Mientras Caperucita, olvidando lo que le había dicho su madre, aún estaba en el bosque recogiendo flores en el camino largo cuando llegó Caperucita a la casa de la abuelita, llamó a la puerta y oyó que le decían que abriera la puerta y entrara.  Así lo hizo Caperucita y ya dentro empezó a hablar con quién creía que era su abuela que en realidad era el lobo.  Éste le dijo que se metiera con ella a la cama para darle calor, pero la niña se dio cuenta que era el lobo y huyó despavorida, gritando, producto de lo cual llegó un leñador y dio muerte al lobo malvado y Caperucita nunca volvió a desobedecer a su madre.

 
Yashiara Godoy
4º B

 
 

                                                                              Diana repitió

Había una vez en el colegio Macaya una niña llamada Diana que iba en cuarto año A, era una niña muy bonita, pero tenía mala conducta y mucha flojera.  Todos los niños del curso siempre tenían quejas de ella porque se burlaban de ella y también les pegaba cuando estaban en clases, les quitaba sus cuadernos, sus lápices y la profesora siempre le llamaba la atención y la mandaban a Inspectoría.  Diana además de mal educada era floja y no le gustaba hacer las tareas ni copiar la pizarra.  Un día diana se burló porque las niñas estudiaban para las últimas pruebas y les decía que ella se sabía todas las respuestas y no tenía necesidad de estudiar o leer.

Llegó la hora de la prueba final y Diana no tenía ni idea cuales eran las respuestas y se sacó un 2.0 de nota en matemática, también reprobó naturaleza y lenguaje y debió repetir todo el año completo.

Al siguiente año, Diana se dio cuenta que los niños que iban en su curso el año pasado estaban felices y jugaban juntos en el recreo, y ella estaba sola y con niños que no conocía de repente se le acercó una niña le preguntó:  ¿quieres jugar conmigo? Y diana respondió que sí y con el tiempo se hicieron muy amigas y compartían los recreos, estudiaban juntas, hacían las tareas y leían en sus tiempos libres.  Diana prometió estudiar mucho para no repetir el año otra vez porque habían encontrado una nueva amiga y era feliz.

Natalia Delgado
4ºA


                                                               El cuarto básico

Este es mi cuarto año en colegio Macaya.  Hoy me he encontrado con mis compañeros y al igual que el año pasado tengo una nueva profesora.

En este año me siento más grande.  Mi nueva profesora nos enseña más cosas.  Hoy nos dio el nombre del libro del mes el cual se llama Papelucho historiador (les cuento que la autora se llama Marcela Paz y era profesora).  Este tal Papelucho es muy entretenido porque habla de muchos hombres importantes que construyeron nuestra Patria.  Me acuerdo de mis antiguos profesores los cuales me decían que cuando yo aprendiera a leer conocería mucha gente interesante.

Recuerdo con cariño a mis antiguos maestros.

Hoy estoy muy feliz porque mi mamá me trajo del colegio una nueva agenda de cuarto básico la cual revisé entera, entera y me di cuenta que en el mes de mayo había un retrato de un personaje muy valiente.  Era yo cuando estaba en segundo básico.

¡El mes de mayo me gusta muchísimo! Porque mi ciudad está de fiesta.  Hay desfiles, paseos en lancha y yo me visto de marinero al igual que otros niños y los calientes que estaban con Arturo Prat.

En este cuarto año aprenderé muchísimo porque les contaré que estoy inscrito en el taller de ciencias donde aprenderé y será divertido.

Tal vez este cuarto lo encuentre más largo que otros años porque este año nos tocará el SIMCE que sirve para medir a los niños y profesores, yo creo que mido como 1.50 cm y mi profesora como 2 mt.  Bueno, mejor le preguntaré a la maestra qué es el SIMCE.  A veces el trabajo se ser niño es muy complicado porque me preguntan por personas que no conozco como Manuel Rodríguez, el personaje del libro que estoy leyendo.  Con mis compañeros y profesores viajaremos por el mundo del SIMCE.

Tendré mi mochila preparada para este fantástico viaje.  Nos veremos de nuevo al final del cuarto para contar todo lo que aprendí.

Ivo Cuevas Zamora
4º A

 
                                                               El primer día de clases

Había una vez un niño llamado Andrés.  Él estaba muy nervioso, ya que era su primer día de clases y no conocía a nadie y además estaba solo, pero para entrar a la sala se percató de que también había un alumno que estaba sentado solo y decidió sentarse con él.

Se saludaron y Andrés le preguntó cómo se llamaba y el niño le respondió que su nombre era Juan Pedro.

Cuando tocaron la campana para salir a recreo los dos compañeros conversaron y jugaron. 

Al pasar los días, los meses y los años se hicieron los mejores amigos de toda la escuela y la profesora los felicitó y los premió con un diploma de honor por ser los mejores amigos.

Cuando Andrés y Juan Pedro ya iban en cuarto básico a los dos amiguitos de les hizo muy difícil las jornadas de clases ya que eran materias nuevas y muy complicadas.  Las multiplicaciones y divisiones con muchos dígitos.  En lenguaje les hacían escribir cuentos muy largos.

Al final del año, Juna Pedro se cambió de ciudad y se separaron, pero aún siguen en contacto.

David Fabián Aracena Escobar
4º A

 
Mi cuento

Había una vez un curso  que era el 4º A.  La profesora jefe se llamaba Esperanza y era una muy buena profesora, pero muy estricta.  El curso estaba formado por 42 alumnos y la mayoría eran hombres.

Un día de clases, les tocaba consejo de curso con su profesora Esperanza.  Ella estaba un poco enojada y dijo a su curso que había recibido muchas quejas de su mal comportamiento y les pidió explicaciones.

Una alumna dijo que le explicaría y se paró frente a todo el curso a decir que quería que todos dijeran a la profesora que se habían portado mal porque ella misma había visto que incluyéndose ella misma, jugaban, hablaban, se tiraban papeles y corrían.  La profesora le agradeció a esta niña su sinceridad y le dijo además que era un ejemplo de honestidad.  La envió a sentarse y le dijo que no podía quitarle más tiempo porque tenían que realizar su prueba SIMCE.  –Ojala que hayan estudiado- dijo ella.  Es una prueba muy larga así es que mejor comiencen.  Unos minutos después se terminó la prueba y les dijo a sus alumnos que mañana habría un paseo y vamos a ir a una piscina así que díganle a sus padres que pueden ir a la casa.  Al otro día llegaron a la piscina, se bañaron, jugaron y comieron.  Después la profesora les dijo a todos como era el último día que a pesar de retarlos muchos los quiero mucho.  Finalmente todos pasaron de curso.

Eduardo Marambio
4º A

                                                                       El cóndor y la pastora

Un día muy hermoso y soleado una pastora paseaba a sus ovejas.

En un lugar donde había muchas rocas y montañas un cóndor la estaba observando atentamente porque la niña llevaba un lindo collar y de pronto el cóndor bajó de la montaña sin que la pastorcita se diera cuenta y la tomó muy fuerte con sus garras y la llevó a su montaña.

La pastora lloraba desconsolada porque no tenía idea donde estaba y se asustó al ver al gran pájaro.  Ella tenía mucha hambre y el cóndor le dio un pedazo de carne cruda, pero ella no quiso comer porque no estaba acostumbrada a ese tipo de alimento.

De pronto la niña vio un picaflor.  Mientras que el cóndor comía su carne y el picaflor le hablo y le dijo que la ayudaría a bajar a cambio de su hermoso collar.  La niña accedió porque lo que ella anhelaba en ese momento era bajar de esa montaña, sin que el cóndor se percatara.

La pastora subió sobre el picaflor y este la bajó a piso.  El cóndor al darse cuenta de la ausencia de la niña llamó a todos los animales que pueden volar y les preguntó ¿quién bajó a la pastora?, pero nadie respondió nada.  El gran ave se dio cuenta que el picaflor tenía puesto el collar de la pastorcita.

El picaflor muy asustado voló y voló hacia la casa de la pastora sin darse cuenta que el cóndor lo seguía y así pudo llegar a la casa de la pastora.

El cóndor entró por la chimenea justo cuando la familia de la pastora estaba calentando la sopa y el cóndor cayó al fuego y se quemó el cuello y perdió las plumas de esa zona para siempre.

Janis Maura Mamani García
4º A


                                                               El sueño de aprender     

Javiera es mi nombre y quiero contarle un poco de mi historia.  Desde muy pequeña me gustaba andar rayando las paredes, documentos de papá o cualquier hoja que anduviese por ahí, hasta el tapiz de mi auto lo rayaba, pero mamá me dejaba porque yo era una niña.  A través de los años fui creciendo hasta que cumplí la edad suficiente para ingresar a un lindo jardín infantil.  Yo no entendía porque mamá me quería alejar de ella, pero las cosas no eran así.  Veía muchos niños de mi edad que lloraban porque sus papás se alejaban de ellos, pero había una linda persona con un delantal verde que los recibía tan cariñosamente y con una palabra de aliento.  Nos hacía pasar a unas lindas salas de clases llenas de dibujos y nos invitaban a estar más tranquilos.

Me costó estar sin mamá y papá, pero había algo que me decía que estaría todo bien y así fue.

Con el correr de los días todo iba excelente.  Ya empezaba a encontrar divertido que me dejaran en mi jardín.  Nos enseñaban cosas divertidas como por ejemplo plantar árboles, botar la basura donde corresponde, etc.  Tía Ely era su nombre.  Ella era muy linda, tenía un pelo muy largo y unos ojos de color verde que le hacían juego con el delantal.  En una mañana fría, tía Ely nos recibía como todos los días tan cariñosamente y nos tenía preparada una bonita actividad.  Nos hizo sentar en un círculo y ella estaba en el centro  y luego comenzó a mostrar unas tablitas con unas figuritas, pero yo no sabía de qué se trataba.  Ella nos explicó que se llamaban figuras geométricas, que cada una de ellas nos servirían para realizar juegos.  Ya había pasado el tiempo suficiente y estábamos más grandes y era tiempo de volar, así llegó y nos dijo un día: “Hemos cumplido una etapa en sus vidas y tienen que aprender otras cosas”.  El día de mi graduación fue un día muy emocionante.  Había muchas personas y todo estaba decorado con globos blancos, amarillos y unas telas de color azul que brillaban demasiado.  También había muchas fotos y lindos dibujos que recordaré para toda mi vida.

Un día papá y mamá decidieron hacer un cambio y eso se trataba de cambiarnos de comuna, a una casa más grande ya que la familia estaba creciendo y nos fuimos a Alto Hospicio.  Tenía muchos cerros y un clima que muy poco me gustaba, pero bueno si mis papás lo decidieron así no podía decir nada.  Mamá y yo salimos a buscar colegio y no encontrábamos nada, pero en uno de esos días me levanté con una corazonada que me decía que algo pasaría.  Llegamos al colegio Macaya.

Era un colegio inmenso con muchas escaleras y de colores divertidos, un patio grande y unos lindos comedores.  Nos recibió una linda inspectora llamada Carolina.  Era demasiado amable.  Nos trajo unas sillas muy cómodas y unos ricos vasos de agua y con una voz muy suave nos dijo que esperáramos unos momentos que tendríamos que esperar una entrevista con la directora del colegio.  ¡Uyyy! Le dije a mi mamá, pero ella me prometió que nada malo pasaría.  La inspectora nos hizo pasar a la oficina, era muy grande.  Yo, con cara de asustada no quería pasar, pero la Directora con voz amorosa me dijo: “¡pasa mi niña, que nada malo te sucederá!”

Luego de una larga conversación me dijo que todo estaba en orden y que el lunes a primera hora tenía que venir con muchas ganas de aprender.  “Sé que te gustará”, me dijo y no estaba equivocada.

Llegué el día lunes con mis papás.  Me dieron un gran abrazo y un beso muy largo y dijeron que no pasaría nada.  Entrando a mi colegio Macaya cada profesor e inspector me fue dando la bienvenida con una sonrisa en sus caras que me daban ganas de abrazarlos.  Mi profesora jefe se llamaba Andrea, la cual hasta el día de hoy la saludo, ya que la quiero mucho, mucho.  Era como un sol porque cada vez que se acercaba me daba una caricia en mi cabeza.  Nos hacía leer todas las mañanas y después nos tomaba las tablas para que los ejercicios que nos hacía no nos costaran tanto, y así con el tiempo fuimos aprendiendo todos los días un montón de cosas que si les cuento no terminaría nunca.  Con el tiempo aprendí que el estudiar es gran derecho que tenemos todos los niños, de convivir con muchas personas y sobre todo respetarnos uno y otros, que el tiempo de cada profesor es un gran tesoro y hay que valorar esos tiempos y su gran amor.

Este es parte de mi historia, cuando mi profesor Lorenzo me pida otro cuento le termino de contar mi vida…

Javiera Soto
4º A

 
                                                  Alicia y su primer día de clases

Alicia era una niña muy alegre y muy feliz cuando pensaba en su primer día de clases.  Al día siguiente Alicia tenía que ir al colegio.  Se acostó muy temprano para levantarse de madrugada, pero al acostarse sintió que tenía un poco de ansiedad porque no sabía con quien se iba a encontrar y como era nueva lo estaba mucho más porque no sabía si sus profesores iban a hacer muy estrictos o cariñosos, pero sin darse cuenta, Alicia se quedó dormida.

Cuando llegó la hora de ir al colegio Alicia estaba tan emocionada que se movía de un lugar a otro y de repente escuchó un grito de su mamá en la oreja.  ¡Alicia, quédate tranquila!  De pronto Alicia ya estaba en el colegio.  Todos la saludaban y otros niños le preguntaban cómo se llamaba.  Ella respondía que se llamaba Alicia.  ¡Qué lindo nombre! dijo una niña.  -¿cómo te llamas tú?-, preguntó de vuelta Alicia,  y la niña le dijo que se llamaba Paola.

De repente tocaron la campana para entrar a clases y vieron a su profesora y todos se preguntaban si sería muy estricta o si sería amable.  -¿nos dará un regalo? Se preguntaban otros y la profesora aprovechó ese primer momento para presentarse.  –Me llamo Carmen y espero que nos llevemos muy bien-, dijo la nueva maestra.

La señorita Carmen nos enseñó muchas cosas como multiplicar, la manera más fácil de dividir y todos comentaban al salir lo bien que les había caído la profesora.

Maybell Prado Barff
4º A

                                               Mi primera vez en la escuela

Érase una vez una niña llamada Mía Briceño.  Ella entraba por primera vez a una escuela y quedó matriculada en el curso 1º A.  Todo era muy lindo y a la vez muy raro en el colegio.  La niña quedó hipnotizada al mirar su colegio.  Le sorprendió lo grande que se veía y la cantidad de niños que había jugando en el patio.  Mia se imaginaba corriendo con sus nuevas compañeras, pero cuando entró a la sala de clases se dio cuenta que no había ninguna amiga conocida del jardín y se sentó solita en fondo de la sala.

Cuando salió al recreo miraba a sus compañeras, pero ella era muy tímida  y se quedó sentada en un rincón del patio porque le daba vergüenza acercarse a otros niños y así pasaron las horas de clases hasta llegar a su casa. 

Mia llegó muy triste a su casa y su mamá le preguntó que le pasaba y ella le contó que su primer día de clases fue muy aburrido porque no había ninguna amiga conocida y que por eso no quería volver al colegio.  La mamá le dijo que con el pasar de los días ella iba a entrar en confianza con sus compañeras y así iba a poder jugar con ellas y sentarse con una de ellas en la sala.  Mia quería que la noche pasara súper rápido para volver al colegio y así poder tener amigas, pero pasaban los días y semanas y todo seguía igual.

Mia ya no podía más con su pena por no tener amigas hasta que un día todo cambió.
 
Después de dos meses de tristeza por fin Mia sonreía y se acercó a un grupo de compañeras y la invitaron a jugar y así sus días en el colegio se volvieron muy entretenidos y alegres.  Ya han pasado cuatro años y estoy muy feliz.  Me encanta mi escuela y me gusta mucho estudiar y tengo muchas amigas y una profesora muy simpática y ahora les puedo contar que nunca más he llegado triste a mi casa y no quiero que mi mamá me cambie nunca de mi escuela adorada.  Mi escuela Macaya.

Kiara Fernández Y.
4º A

                                                                                  La hormiguita

Había una vez, una hormiguita que vivía con su familia debajo de unas piedras en un bosque muy cercano a la gran ciudad.  Vivían con su papá, mamá y su hermanito pequeño.

Esta hormiguita tenía un gran sueño.  Crecer rápido para que un día pudiera ir al colegio solo y reunirse con sus amigos.  Su gran pena era que sus padres eran muy sobreprotectores  y no lo dejaban jugar a la pelota, ni a las pillas ni a nada en que él se pudiera hacer algún daño.

Al paso de los años él ya cumpliría sus 8 años y  lo único que anhelaba era ir al colegio para aprender y tener nuevos amigos y ser totalmente feliz.

Al día siguiente y al otro volvió a insistirle, pero su padre siempre le decía que no porque  él aún era muy pequeño y que los niños le pegarían por ser bajito.

Él muy enojado por lo que le dijo su padre corrió a su dormitorio y se puso a llorar de rabia y ese mismo día en la noche, pensó algo que desde hace mucho tiempo lo tenía en mente.  Escapar de casa y darles a su papá y mamá una lección.  Él sabía defenderse y les  mostraría que no era un bebe pequeño.  Espero que todos se quedaran dormidos y se escapó por la ventana de su dormitorio muy y silenciosamente salió con mucho cuidado para no meter ningún ruido.  Al fin salió de su casa y miro hacia el cielo.  Había luna llena, la noche estaba clara y emprendió su caminata, sin saber a qué lugar llegaría.  Camino y camino mucho hasta que sus pies no dieron más y el sueño lo venció.  Miro a su alrededor y no vio nada conocido.  Se levantó y siguió su rumbo, sin saber  hasta donde llegaría y sin tener paradero alguno.  De repente se dio cuenta de una gran sombra que lo tapó y lo recogió.  Él,  asustado, lo único que hizo fue llorar.  Lo metieron a una cajita de fósforos llena de insectos muertos.  Él no entendía que pasaba y de pronto se abrió la caja y lo que vio fue un inmenso ojo que lo observaba.

Luego de unos días, en ese lugar oscuro y frío y sin comer nada,  escuchó un zumbido muy fuerte y alguien decía desde afuera: ¿Quién está ahí…hay alguien?  Nadie contestaba, hasta que la hormiguita se armó de valor y dijo que ella estaba ahí.

-¿quién es yo?- volvió a preguntar.

-Yo, la hormiguita-.

-¿qué eres?, preguntó la voz desde afuera.

-¿qué haces tú afuera? Le contestó ella y entonces una sombra gigante de un solo ojo la atrapó y mientras le contaba esto, le dijo también si la podía ayudar a escapar y desde afuera le dijo que bueno, así que tiró y tiró la parte blanca de la caja hacia afuera y se abrió un poquito.  Salió la pobre hormiguita media ciega, sedienta y con mucha hambre.

Luego de recuperarse un poco, miro para saber quién le había ayudado.  Vio unos inmensos ojos y unas alas tremendas.  Era una mosca, lo miró y le dijo que tuviera mucho cuidado, que la calle no era como en la casa porque la calle era muy peligrosa.

La hormiguita la miró y le agradeció por todo lo que le había ayudado y dicho esto le dio un gran beso y sorprendido de tener una nueva amiga y se fue corriendo con dirección a su casa.  Caminó y caminó hasta que de repente entró a un bosque y siguió caminando.  De pronto una sombra lo volvió a tapar y desde arriba le preguntó: ¿qué haces tú por estos lados?  La hormiguita le contestó que se había perdido y que no sabía cómo llegar a casa.  Ella lo vio con mucha pena y le dijo: “Yo conozco una gran madriguera de hormigas por aquí cerca.  Tal vez sé donde está tu casa.  Él la miro con mucha felicidad y le dijo si la podía ayudar.  Ella contestó que sí y le dijo que se subiera a su lomo porque la llevaría.  La hormiguita pegó un salto y se subió.  Ella le comentaba desde el vuelo que podía ver cosas que otros no.  Paso un rato y la mariposa le mostró su casa y él, con un grito se dio cuenta que si era.

Ella aterrizó y él se bajó y le dijo antes de despedirse que tuviera mucho cuidado porque la calle no era buena.  Que está vez debía aprender la lección.  Él le dio las gracias y le dijo que nunca más iba a cometer errores como ese.  Le dio un gran abrazo y un beso.  Se fue corriendo a al llegar puso ver a toda su familia muy triste, su mamá y hermano llorando.  Al verlo lo abrazaron y besaron debido a la felicidad porque había vuelto a su hogar.  Él les prometió a sus padres, al igual que a sus nuevos amigos que nunca más haría lo mismo de escaparse.  Les comentó toda la aventura que había pasado con sus nuevos amigos y sobre todo las malas experiencias que pasó.  El padre y la madre de la hormiguita lo miraban asombrado de todo lo que él había pasado y entendieron que ya era hora de que su hormiguita se valiera por sí solo y entendiera que la vida no es lo que parece.

Entonces decidieron que ya era tiempo de ir al colegio y hacer feliz a su hijo.  Que esto era lo que tanto anhelaba desde hace tiempo su hijo.  La hormiguita no lo podía creer, lo que escuchaban sus oídos, los abrazó y besó a los tres de tanta felicidad que tenía en su corazón.  Al fin iba a poder aprender a leer, tener nuevos valores y tener nuevos amigos que lo quieran, como sus nuevos amiguitos: la mosca y la linda mariposa que lo ayudaron a regresar a casa.

Marianny Lemus O.
4º A

                                                          El colegio

Yo tenía 6 años cuando entré a este colegio.  En realidad iba muy asustada porque lo encontré muy grande y pensaba que me iba a comer, pero con los días lo fui conociendo más y me gustó porque me enseñó a leer y a escribir.  Fui conociendo compañeros y compañeras y así fui creciendo y ahora estoy contenta ya que estoy en 4º año básico.  Espero salir de 8º año de mi colegio Macaya. 

También tengo una compañera que es súper buena conmigo y me ayuda cuando estoy equivocada. 

Para las fiestas patrias se adorna el colegio y queda súper lindo y todas mis compañeras y compañeros nos vestimos de chinas y huasitos, bailamos y comemos brochetas y empanadas.  También jugamos y hacemos concursos: carreras en saco y con un huevo en la boca y muchas cosas más.  Bailamos cueca en las ramadas aunque a mí me da mucha vergüenza bailar.  Quiero que mi hermana Ivana vaya al colegio Macaya porque es muy inteligente  y para que nos vayamos juntas al colegio y regresemos juntas también.  A mi amiga y a mí nos sacaron a leer en un acto muy importante, definitivamente me gusta mucho el colegio Macaya.

El profesor Lorenzo es muy entretenido y nos hace lenguaje y a mí me gustaría que fuera nuestro profesor jefe porque es muy amistoso.

Con este pequeño cuento quiero recomendarles a todos los niños y niñas del mundo que estudien y se esfuercen por ser mejores personas cada día.

Consejos

-          Ir con ganas al colegio.

-          Querer aprender

-          Ser respetuoso con tus profesores y compañeros

-          Participar en actividades entretenidas de tu colegio

Fernanda Morales
4º A                                        

 
                                                               Cholo y su aventura

Un día camino a mi colegio, había un perrito que me quedó mirando con su carita triste.  Eera muy lindo, chiquitito, negrito y largo y estaba muerto de frío además de tener mucha hambre, así que decidí llevármelo al colegio.  Cuando llegamos se los mostré a mis compañeros y ellos quedaron fascinados con el animal.  Le dimos comida y calorcito…se puso muy contento y empezó a jugar con nosotros.

Al tocar la campana lo dejamos en un rincón y sin darme cuenta al entrar a la sala estaba al lado mío y cuando la profesora entró y se puso a hacer la clase, él empezó a ladrar.  Mi profesora se dio cuenta y lo quería sacar de la sala, pero al ver su carita la profesora se enamoró del perrito y ella habló con todos nosotros para decirnos que se podía quedar, pero eso sí, nos advirtió que si la Directora del colegio lo veía tendría que irse.

Hicimos una votación para buscarle un nombre y los más botados fueron: Rey, Nerón y cholo y ganó este último nombre y todos le traíamos comida y tenía su camita en la sala.

Siempre teníamos cuidado cuando entraba la directora para saludarnos, pero un día Cholo se puso a ladrar justo cuando ella ingresó.  La Directora preguntó quién hacia ese ruido y uno de mis compañeros se puso a ladrar, pero Cholo siguió haciendo el ruido y así nos pusimos todos nerviosos hasta que el perrito salió de su escondite y la Directora lo vio y nos preguntó por qué estaba en la sala con nosotros y pidió explicaciones a la profesora.  Dijo que Cholo tenía que irse del colegio y todos nos pusimos muy tristes y algunos compañeros lloraron.

Al ver que todos estábamos tristes y después de reflexionar un momento la Directora decidió llevarlo a su casa y nosotros estábamos muy contentos porque ahora, cholo tendría un nuevo hogar y nosotros podríamos ir a visitarlo cuando quisiéramos.

Anais Javiera Henríquez Torres
4º A

 

                                                               La niña y las palabras

Había una vez una niña que todos los días era llevada al colegio por su papá y ella siempre repetía palabras que aprendía en el colegio como por ejemplo: escuela, profesor, patio, inspector, etc., pero cuando su papá la llevaba a su lugar de estudios, la corregía y la hacía pronunciar correctamente todas las palabras.  Al pasar el tiempo esta niña resultó tener excelentes logros en lenguaje debido a su correcta forma de hablar y de poner énfasis en la modulación.  En una oportunidad, en un acto de celebración del aniversario de su colegio fue la anfitriona o más bien la encargada de dirigir frente a todos sus compañeros de colegio.

El papá quedó muy extrañado y muy orgulloso de cómo su hija hablaba en público en forma tan clara y muy bien pronunciada.

Paola Rojas A.
4º A

                                               La niña accidentada en su colegio

Había una vez una niña de siete años de edad, llamada Francisca.  Ella era morena, baja y de ojos marrones.

Un día en su colegio le sucedió un accidente que le ocasionó un grave problema en donde se había quebrado el codito.  Ella lloraba mucho por el dolor y luego llamaron a su mamá y la llevaron al hospital y le enyesaron todo el brazo.

Por esta razón el doctor le tuvo que dar una licencia médica.  Francisca extrañaba mucho el colegio porque en su casa se encontraba muy aburrida y sola.

Al pasar el tiempo, llegó el día en que le quitaron el yeso y ella pudo volver a su colegio muy feliz con sus compañeros.

Verónica Aracena
4º A

 

                                                               Las flores que dan alegría

La escuela de Monserrat era un lugar especial.  Todos disfrutaban aprendiendo y jugando con la Srta. Mariana, su encantadora maestra.

Un día la profesora se enfermó y Monserrat fue a verla con su mamá y hermano al hospital.  Era un edificio triste y gris.  La niña se encontró a su maestra igual de triste y pensó que podría alegrarla con unas flores aunque no tenía el dinero para comprarlas.

Monserrat recordó lo que había aprendido en el taller de jardinería, entonces busco tierra que sacó del jardín de atrás de la escuela y luego su mamá le entregó unas semillas que Monserrat plantó en un macetero que tenía en su casa.  Después cubrió las semillas y regó la tierra con agua.  La pequeña debía ser paciente y seguir regando las semillas cada día antes de ir a la escuela y cuando llegaba a casa.

Semanas después empezaron a salir del macetero unas plantitas verdes que al principio eran chicas, pero luego crecieron hasta hacerse grandes.  De ellas nacieron muchas flores y cada día Monserrat escogía una para llevársela a su maestra enferma.  Las flores llevaron esperanza y alegría a la señorita Mariana quien se recuperó de su enfermedad y pudo volver a la escuela.

La profesora visitó a Monserrat en casa y pudo ver las flores en el macetero que la pequeña había plantado.  Le gustó tanto que desde entonces cuidaron juntas las flores del macetero y cada vez que faltaba un compañero a clases por estar enfermo o por alguna razón de fuerza mayor, tomaban una flor para llevársela y alegrarle el día.

Monserrat Polanco Estay
4ºB

 

                                   El niño desordenado por su familia

 

Había una vez, un niño llamado Felipe que era ordenado hasta que una vez su familia lo dejó solo y nunca más volvieron, entonces él comenzó a portarse mal y todo llegó a tal punto que ni siquiera quería ir a su colegio que se llamaba Macaya.  Se había transformado en un niño flojo y su profesora lo castigaba en clases porque además él molestaba a las niñas y niños.  Él era el más desordenado de la clase y un día le dio por tirar papeles en toda la sala y cuando la profesora retó a Felipe, él se puso a llorar y le dijo lo que le pasaba y le contó que cuando él tenía siete años lo habían abandonado y nunca había sabido lo que era tener una familia feliz. 

Su profesora lo entendió después de esa confesión y entendió su comportamiento y comenzó a ayudarlo y dos semanas después empezó a ayudarlo y automáticamente Felipe empezó a portarse bien y la profesora lo felicitó porque su cambio era admirable y cuando cumplió 11 años  decidió adoptarlo.

Después de un tiempo el niño se reencontró con sus padres biológicos, pero Felipe sentía mucho rencor hacia ellos, pero su mamá adoptiva le dijo que él no debía sentir rencor contra ellos porque él no era Dios para juzgar a nadie.  Felipe entendió y los perdonó por el daño que ellos le habían causado, pero también decidió seguir viviendo con su madre adoptiva porque ella le había entregado todo el amor que él necesitaba.  Ella lo había ayudado a superar todos los momentos malos y tristes que tuvo que pasar y su mamá adoptiva se puso muy contenta con esta decisión y por fin pudieron vivir felices por siempre.

Nelson Mamani
4º B

 
                                                               El súper profesor

Hace mucho, pero mucho tiempo, existió el súper profesor en el año 1963.  Había un niño que se llamaba  Sebastián.

Lenguaje era una materia que no manejaba este niño  y era muy importante para nuestra comunicación,  por lo tanto le faltaba expresarse con los demás.  Siempre preguntaba a los demás y los demás no lo ayudaban, esto por el problema de comunicación que tenía el niño.  Él pensaba que los otros niños eran malos con él y lo trataban mal por no entenderlo.

Los profesores los castigaban, no analizaban el problema real.  Le hacían escribir todo el recreo y el niño ya estaba cansado,  pero existían unos ojos en la pared que miraban y desaparecían.

Un día él salió al recreo y los profesores vieron que era inquieto.  Se acercaron y lo retaron  diciendo que se quedara tranquilo, pero el niño no hizo caso  y otra vez los castigaron dejándolo escribiendo toda la materia en cuaderno de borrador.  Nuevamente unos pequeños ojos lo miraban a lo lejos y analizaban todo.

Un día todos los profesores lo hicieron escribir 30 hojas porque el niño no quiso conversar con otro el cual le preguntaba su nombre.  El niño lloró y sólo una voz lo tranquilizó e hizo calmar su tristeza.

El niño miraba a sus compañeros como jugaban y se entretenía, pero no lograba pronunciar las palabras necesarias para poder jugar junto a los demás.

En un recreo este niño se quedó en la sala de clases, pero lo sacó un profesor que él no conocía y le dijo que no tuviese miedo y que debía creer que él podía solo y que además era capaz de compartir con los demás.  El niño lo miro y le sonrió volteando hacia el salón de clases.  Al regresar la mirada del profesor ya no estaba y quedó impresionado.

Al día siguiente los niños se acercaron a él pidiendo disculpas y este contestó que era su culpa por no tener el valor de preguntar si podía jugar con ustedes.  El niño miró al grupo dándose cuenta que el profesor mágico estaba con el grupo y esto alegro al niño y le cambio la vida.

El colegio ahora era el lugar más feliz del mundo gracias al  ¡Súper profesor! 

Maxuel Ramírez Jeldres
4º B

 

                                                               Mi profesor de Lenguaje

El primer  día que llegué a la escuela nos tocó el ramo de lenguaje y yo pensé que nos iba a tocar un profesor diferente, pero no fue así.  Cuando el profesor llegó a la sala a hacer clases se presentó diciendo:  “Hola niños, yo soy su profesor de lenguaje y mi nombre es Lorenzo”.  Después de unas tantas horas me di cuenta de que el profesor era muy simpático, cariñoso y noble, pero tenía una cosa que me gustaba de él era alto, muy alto.  Semanas después él empezó a elegir ayudantes para su curso así no hacia todas las cosas solo.  Yo quería ser ayudante, pero me portaba un poco mal en clases entonces empecé a mejorar mi comportamiento.  Un día al profesor le faltaba un ayudante entonces ese día me porté muy bien.  Luego me eligió como su ayudante y me emocioné, pero no tanto además son sólo unas semanas.  Luego me puse a pensar ¿Por qué no fue nuestro profesor jefe?  Porque si así era tendríamos más Lenguaje.  ¡Siii!  Pero no pudo.  Además es un profesor nuestro y no lo dejará de ser nunca. Si se dan cuenta a veces el profesor se pone muy enojado porque los niños se portan mal.  Espero que el otro año sea nuestro profesor jefe y así pasaremos más tiempo con él.

Antonia Rodríguez Pacheco
4º B
 

                                                               Los cuatro años de Felipón

Hoy me doy cuenta que he regresado al colegio después de haber disfrutado de mis vacaciones.  Empezaré contándoles que hace cuatro años estudio en el colegio Macaya.  Siempre he cumplido con todos mis deberes, mis tareas y los útiles para mis profesores.  En primero y segundo estuve con la profesora Paola, ella me ayudó en mis tareas y cuadernos.  Me sentí muy bien en clases y también estaba la ayudante, la señorita Andrea.

La profesora Paola me enseñó a escribir mejor, siempre he sido un poco inquieto y también un poco lento para leer, pero con la ayuda de mis profesores salí adelante.

En tercero básico la profesora se llamaba Yulitza, ella también fue muy buena con todos los alumnos.  Nos ayudó mucho con nuestras tareas y se preocupó bastante de mí, especialmente de que escribiera rápido.

La profesora Yulitza me enseñó a repasar mejor la lectura y ahora en cuarto, la profesora  se llama Mariana.  Estamos recién empezando el mes y estoy contento.  Escribo todo lo que alcanzo aunque estuvo lento, pero con la ayuda de mis profesores, estoy haciéndolo mejor para que no se enoje mi mamá.

Me ha gustado la materia que están pasando, me gustó haber leído el libro de Papelucho.

Estoy feliz nuevamente junto a mis compañeros, podemos jugar en el recreo y contarnos nuestras historias.  También llegaron niños nuevos al curso.

Me gusta la clase de inglés porque de nuevo nos hace miss Cathy.  La profesora me cae muy bien y le pongo mucho empeño en sus clases.  Miss Cathy hace bonitos trabajos.  También la clase de educación física siempre me ha gustado mucho porque jugamos a la pelota, es mi deporte favorito.

Los que más deseo es portarme bien y aprender todas las tareas y escribir ligero para que los profesores me feliciten, ya que casi nunca alcanzo a hacerlo.

Por último quiero destacar a mi profesor de Lenguaje, porque cabalgué junto a él en vacaciones.  Él iba en un caballo blanco y yo en un caballo café, juntos bajo a la lluvia.

Felipe Rojas
4º B


                                                    Sanka y su vida en el colegio

Había una vez una niña llamada Sanka, ella era de ojos cafés oscuros, pelo liso, pequeña, de raíces aimaras y muy linda.  Un día pensó en que se acercaba el día de ir a la escuela ¿cómo será? No creo que encuentre amistades ¿qué haré? ¿me encontraré sola? Eran las preguntas que se hacía a diario.

Cuando al fin llegó el día se puso muy nerviosa y se fue al colegio donde se dio cuenta que sus temores habían sido en vano.  Pasaron los meses y se sorprendió cuando su mamá le dijo que había sacado el tercer lugar.  Fue un día muy especial, ya que jamás lo había imaginado pues sus esfuerzos eran compensados.

Llegó nuevamente un día importante y tenía que volver a clases esta vez a segundo básico ya no estaba nerviosa por entrar al contrario ansiosa por ver que pasaría ese año donde encontró una amiguita llamada Catalina se llevaban muy bien a excepción de que ella se sentía celosa de Sanka.  Pasaron los días  su profesora les dijo: -Sanka, este año ha sido mejor que el anterior ya que tú has sacado el 2º lugar del curso por lo tanto tus esfuerzos siguen siendo recompensados”.  Sus padres se sentían orgullosos de ella de tener una hija muy inteligente y responsable.  Para Sanka este había sido un gran año.  Estaba muy feliz y compartió con sus padres, pero todo con las personas más importantes, como su abuelo o su abuela.

Las vacaciones las pasó como siempre en su pueblito llamado Cancosa junto a todo lo que a ella le gustaba como  la Naturaleza.  Han pasado cosas muy importantes en su vida, entre ellas la recordada tía Julisa que para ella era muy especial.

Finalmente Sanka está en 4º básico y la está pasando muy bien porque el colegio Macaya es donde comenzó toda su vida.

Sanka Mamani H.
4º B                                      

 

                                                                     El profesor enojado
                                                                    Parte 1

Había una vez un profesor que trabajaba en un colegio.  Él era muy preocupado de sus alumnos.  Éste profesor de básica quería que todos sus alumnos aprobaran el curso porque no le gustaba que sus alumnos se sacaran notas bajas, ni tampoco que repitieran de curso porque sus niños eran muy inquietos, distraídos y se peleaban, gritaban y por más que lo hacían dentro de clases cuando el profesor explicaba, él los reprendía y nadie hacia caso.  Entonces él perdía su buen   humor.  Casi todo el tiempo estaba muy enojado, pero seguía esforzándose para tratar de controlar a los niños entonces pensó en dar un regalo al niño que se portara bien y al que tomara atención y se los comentó a los niños.

                                                                                     Parte 2

El profesor sabía que los niños eran inteligentes y podían sacarse buenas notas y portarse bien entonces los niños empezaron a darse cuenta de que su profesor no era amargado, tan poco, enojón o malo.  Los alumnos que él tenía eran como sus propios hijos así de esta manera el profesor conquistó a sus buenos alumnos para  que ninguno fallara y pudieran terminar el año muy felices y contentos.

Ariel Rodriguez
4º B

 
                                               La puerta secreta del colegio Macaya

¡Gabriela, Gabriela! Levántate que vamos a llegar tarde.

Ya mamá, me voy a levantar.

¡Apúrate!, dijo mamá.

Me levanté  desayunar y me fui al colegio apurada, llegué por suerte temprano.  Me dio vergüenza porque era nueva en el colegio, me formé en la fila y de inmediato me hice de amigas y me puse feliz y se me pasó la vergüenza.

Entré a la sala y me presentaron, me senté en el primer asiento y empezamos a hacer las tareas.  Tocaron la campana y salí con mis nuevas amigas que me contaron que en el ascensor se escuchaban voces que decían vocales y cuentos como si estuvieran enseñando  Lenguaje. 

-Los inspectores no nos dejan entrar y dicen que es nuestra imaginación-, dijeron mis amigas.  Fui a escuchar y me di cuenta que mis amigas dijeron la verdad.

Llegué a mi casa y le dije a mi madre, pero no me creyó.  Luego, le dije a mi papá y tampoco me creyó, nadie me creyó.

Mi padre dijo que digo puras tonterías y no es verdad, yo nunca digo tonterías.  –anda a acostarte mejor porque mañana tienes clases-, dijo mi mamá.  Me fui a acostar y pensaba por qué los inspectores no nos dejaban entrar al ascensor.

A la mañana siguiente me desperté, hice todo lo que tenía que hacer y me fui a la escuela.  El profesor nos dijo que hoy teníamos reunión de apoderados, yo lo anoté en mi libreta y me fui a recreo, fui corriendo hacia el ascensor y se escuchaban ahora no letras, sino números como si estuvieran haciendo matemáticas.  Fuimos a la sala a buscar nuestras cosas porque ya era hora de irse.

Regresé a mi casa y le conté a mi mamá.  Se fue a preparar para la reunión, le dije que si me podía llevar y me dijo que sí.

Llegamos y mis amigas estaban ahí, la inspector dijo que nos quedáramos abajo mientras ella revisaba las salas.  Justo no había nadie y aprovechamos de ir al ascensor, pero no se podía abrir porque estaba con candado, en ese momento, una de mis amigas, la más ingeniosa, sacó su pinche y metió la punta del pinche, lo dio vueltas y lo abrió.

Entonces, vimos un mundo de letras y números que estaban sentados en unas sillas acompañadas por mesas que ponían atención a un número 1 combinado con una letra A.

Luego, entramos y vimos 4 puertas.  La primera decía Lenguaje, la segunda decía Matemática, la tercera decía Ciencias Naturales y la cuarta decía Historia y Geografía.  Como éramos 4, cada una entró en cada  una de las puertas.

Yo entré en la segunda, la de matemática.  ¡Aaah!  No entiendo cada de matemática.  Ahí tuve que sentarme en una banca, tuve que poner mucha atención, porque o si no, me iba a retar el Profesor 10.  Luego, respondí muchas preguntas, me di cuenta que sabía mucho y solamente tenía que memorizar algunas cosas, como las tablas de multiplicar.  Salimos del ascensor y nadie se dio cuenta.  Justo unos segundos después, terminó la reunión.  Nosotras dijimos: ¡FIUU!  Estábamos muy cansadas de tanto aprender, así que regresamos a nuestras casas y nos acostamos a dormir.

Al otro día, no dijimos nada sobre lo que pasó el día anterior, pero cada vez que pasábamos por la puerta secreta del ascensor,  la mirábamos con atención, ya que sabíamos que había una ayudita para aprender detrás de ella.  Durante todo el año tuvimos buenas calificaciones gracias a esto.

Javiera Paz Calderón
4º C


                                                              La princesa del bosque

Había una vez una hermosa princesa llamada naturaleza, que vivía en el bosque junto a los animales.  Ella jamás había salido del bosque y no conocía la ciudad.  En el bosque donde la princesa Naturaleza creció no existía el miedo, la mentira y menos la maldad, sólo se conocía el amor y respeto por los demás. 

Un día llegó una familia que venía de la ciudad a pasar unos días entre árboles y animales para poder descansar de los ruidos de la ciudad.

La princesita los vio cuando estaban instalando sus carpas y se acercó con mucha curiosidad y ella le preguntó que de dónde venían y ellos contestaron que de la ciudad y además dijeron que el lugar lo encontraron muy hermoso por eso decidieron quedarse ahí, que sólo se quedaron unos días ya que no podrían vivir hay porque extrañarían los ruido de los autos y las bocinas, la vida acelerada de la ciudad.

La princesa naturaleza les contestó que no podría imaginar un lugar diferente al bosque para vivir.  No hay comparación con el trinar de los pajaritos, el correr del agua, el río, el cantar de los grillos.  La princesa Naturaleza aconsejó a la familia de la ciudad que no dejaran basura botada, que todo  lo que desocupen se lo lleven para así no ensuciar el bosque.

Respetando el entorno y  a los demás podemos lograr una vida mejor.

Francisca Vega
4º C
 

                                                                              Querida Escuela

Siempre cuando era pequeño miraba la escuela en que iba mi hermana, pensaba y pensaba cuando sería el día en yo entraría ahí.

Era un lugar gigante, siempre me imaginaba con esos niños jugando felices.  Se ven tantos entrando y saliendo de la escuela...sólo quiero ir.

Pero era muy pequeño.  Mi mundo era el jardín.  Ahí igual tenía muchos amigos, tías que me cuidaban y me querían, pero yo quería ser grande para poder ir a la escuela.

Un día mi mamá me despertó y me dijo: -Ignacio, Feliz Cumpleaños ya tiene 7 años podrás ir a la escuela-.  De un brinco salté de mi cama y la abracé, había llegado el momento de ir a ese lugar que por tanto tiempo había querido, salimos a comprar mi ropa de la escuela, mochila, cuadernos y mil cosas más.  Y llegó el momento de mi ¡Primer día de clases!

Mi mamá me levanto temprano, tomamos desayuno y nos fuimos a la escuela, cuando nos íbamos acercando me saltaba el corazón, no lo podía creer.

Eran miles de niños por toda escuela, por un momento pensé que me iba a perder.  Me tomé de la mano de una persona y no me solté, nos llevaron en una fila hasta una sala y nos dijeron esta será su sala.  Me quedé muy contento y comencé a conversar con varios niños.  Unos eran más simpáticos que otros, hicimos amistad por mucho tiempo con varios compañeros.

Fui feliz por mucho tiempo en mi querida escuela.   Al año siguiente pensé en encontrarme con mis amigos, esos compañeros que encontré en mi primer día de clases.  Llegué con ansias por ver a mis amigos.  Los busqué, lo busqué y no los encontré.  Mi corazón volvió a latir tan fuerte como el primer día de clases, pero ya no era de alegría, era de tristeza porque mis amigos no estaban.

Ya no quería ir a la escuela y me empecé a portar mal.  Mis profesores llamaban a mi mamá por mi mal comportamiento.

Un día me llamó mi profesora para hablar conmigo, ahí comprendí que mi querida escuela no sólo era jugar sino también para aprender y hacer nuevos amigos.

Ignacio Zamora Saravia
4º C
 

                                                               Carlos va al colegio

Había una vez un niño llamado Carlitos que vivía con su mamá en el campo.  Era muy flaquito y pequeño.  Tenía 9 años, el cabello castaño y ojos color pardo y era además, simpático y risueño.

Él soñaba con su primer día de clases porque aún no comenzaban la temporada de colegio.  Él imaginaba como iba a ser su primer día de clases, luego se le ocurrió la idea de decirle a su mamá si podía comprar los útiles escolares y la ropa de colegio.  La mamá que trabajaba todos los días excepto los sábados y domingos, y se dio el tiempo y fueron de compras a la feria.  Cuando ella llegaba por las tardes, Carlitos le preguntaba cuantos días faltaban y ella siempre le decía que faltaba muy poquito.

Hasta que un día Carlitos le volvió a preguntar: -mamá, ¿cuántos días faltan para ir al colegio? -  Ella le dijo que faltaban dos días y luego Carlitos se alegró.  A la mañana siguiente Carlitos se levantó temprano y dejó todo ordenado para el gran día.  En la noche cuando todos cenaban la mamá le dijo a Carlitos que mañana tenía que ir a clases y que tenía que levantarse temprano, que se portara bien y que pusiera mucha atención a la profesora y que no se distrajera.  Carlitos dijo que obedecería en todo. 

Al día siguiente llegó el gran día y Carlitos e despertó temprano, se lavó, se puso su delantal y tomó desayuno.  Agarró so mochila y muy contento se fue a la escuela.  Mientras caminaba pensaba como iba a ser su primer día de clases, llego a la escuela, entró a la sala, miro por todos lados.  Le gusto todo.  Saludó a su profesora y a sus compañeros.  Se sentó y saludó a un compañero el cual le dijo que se llamaba Luis. 

Luis se hizo muy amigo se Carlitos y conversaban harto.  Se hicieron buenos amigos y juraron nunca separarse.  Al transcurrir el tiempo su mamá recibió la noticia que se iba a trasladar por su trabajo a otra ciudad y Carlitos tenía mucha pena porque se iba a separar de su mejor amigo y sus compañeros y al otro día Carlitos se despidió de todos en el colegio muy apenado.  Le dijo a Luis que se iba y que siempre lo llevaría en su corazón y que algún día volvería y Luis le dijo que él tampoco lo olvidaría y más tarde tomó un bus y se fue.

Llegaron a la ciudad, se fueron a la casa donde ella trabajaba y a la mañana siguiente la mamá tuvo que buscar otro colegio y lo encontró y lo matriculó rápidamente.  Al día siguiente le dijo a Carlitos que tenía que ir al colegio.  Se levantó temprano y fue muy nervioso al nuevo colegio.  Cuando llegó, saludó a la profesora y a sus nuevos compañeros ya que eran muchos niños y niñas y al paso del tiempo se fue acostumbrando e hizo nuevos amigos en especial Jorge y Andrés.  Se llevaban muy bien y se juntaban en su casa para realizar sus tareas y se hicieron muy buenos amigos, pero siempre se comunicaba con Luis y sus otros compañeros del otro colegio.  Carlitos se sentía realizado y muy feliz porque él siempre quiso estudiar y donde él estuviera lo iba a lograr y sería el mejor, porque había realizado su sueño ya que él siempre cuando pequeño soñaba con estudiar y tener una profesión, ayudar a su mamá y no rendirse jamás.

Jefferson Olmos
4ºC


                                                               Mi historia en el colegio

Hace mucho tiempo en el año 2009 yo estuve en kinder , entonces me fije que las cosas eran muy fáciles, pero a medida que iba terminando el año se pusieron las cosas más difíciles, pero en 1º, 2º y 3º básico estuve con la tía Tania y ella siempre nos enseñaba nuevas estrategias para resolver las cosas de una forma más fácil: sumas, restas, multiplicaciones y las divisiones y además estas operaciones eran difíciles cuando el resultado era inexacto, pero las exactas eran muy fáciles y no había necesidad de pensar, sólo saber las tablas de multiplicar, pero en 4º básico yo lo sé bien, me equivocó, pero ya no tanto.

Además si una persona buena que se porta tan bien, los profesores nos ponen anotaciones negativas, o positivas depende de cómo te comportes.  Lo bueno es que desde que estoy en este colegio me han tocado puros profesores simpáticos, agradables y buenos.  En kinder la tía Noemí, en primero, segundo y tercero la tía Tania y en cuarto el profesor Lorenzo y en quinto no se sabe quien será.

Fernanda Osorio
4º C
  
                                                                     La niña aventurera

Todos los días una niña llamada Cony recorría mucho camino para ir  a la escuela, ya que donde ella vivía era lejos de la ciudad y no había locomoción para viajar y tenía que levantarse muy temprano para no llegar atrasada a la escuela, ya que ella lo único que quería ser era estudiar para ser alguien en la vida y poder ayudar a sus hermanos.  Luego pasando los años, ella logró sus estudios y aprendió que todo el sacrificio  que había hecho, fue un logro para ella y su familia.

Cony feliz de su aventura de aprender, logró su éxito en la vida y fue una profesional, gracias a sus padres y profesores, ella es muy feliz.

Abigail Cofré M.
4º C 

                                                                              Mi escuela

Hola, soy Roberto y esta es la anécdota de mi primer día de clases.  Me cambié de escuela y siento un poco de temor porque no sé cómo será mi nueva escuela.  Tengo muchas ansías de conocer a mis nuevos compañeros.   Faltan pocos días para ir a clases y mis papás ya me compraron el uniforme y todos los útiles escolares.

Dicen que el primer día de clases es el que te queda grabado en el corazón.

Llegó el día que tanto estaba esperando y por ningún motivo pienso llegar atrasado.  Estoy muy nervioso voy camino hacia mi escuela, veo muchos niños con distintos colores de uniforme.  Al llegar a mi escuela veo que todos tenemos el mismo uniforme de un solo color.   Encontré a mi profesora con un cartel en las manos donde indicaba el nivel que iba y todos nos pusimos en fila en el patio de mi escuela.  La inspectora nos dio la bienvenida al primer día de clases y luego cantamos el himno nacional y todos ordenadamente nos dirigimos a nuestros cursos.
La profesora de nuestro nivel se nos presentó y nos dijo: “Este año seré su profesora” y nos fue explicando algunas reglas del curso dijo como es nuestra primera clase nos vamos a ir conociendo.

                                             

                                                       Colegio Macaya y los animales

 

Una vez en el colegio Macaya en el 4º C tenían dos hámster, uno de ellos se escapó porque se cayó la jaula y todos los niños estaban muy preocupados porque no podían encontrarlo.  Lo buscaron por todos lados y por mucho tiempo sin resultado alguno, nosotros pensamos que se había escapado porque creíamos que se sentía sólo, pero no era cierto solamente se fue para formar su familia.

Al cabo de un tiempo regresó y venía con toda su familia, eran muchísimos, eran tantos que cada uno de nosotros pudo adoptar uno cada uno, con algunas condiciones las cuales eran darles mucho cariño, alimentarlos bien y en especial llevarles a sus hijos a visitarla al colegio; y así pasaron los años, nos graduamos, pero seguimos teniendo nuestras mascotas.  Continuamos inculcándole el amor y el cariño hacia los animales a las nuevas generaciones del colegio y no olvidar nunca que tener una mascota es una gran responsabilidad ya que los animalitos necesitan mucho amor y cuidados especiales.

Aracely Castro Murga
4º C

                                               La mariposa en el colegio Macaya

Hace mucho tiempo, cerca de 5 años atrás, había una mariposa que hablaba y que se llamaba Camila, pero todas sus amigas le decían Cami.  Siempre iba al colegio Macaya porque era su lugar favorito y no quería que descubrieran que hablaba.  Todos los alumnos del colegio Macaya lo querían agarrar, pero ella no se dejaba.  Un día una niña llamada Lucía vio que revoloteaba sobre ella y se quedó muy quieta y la mariposa se paró sobre ella.

Lucía estaba asustada, muy asustada.  No quería ni pestañear.  La mariposa pensaba que era una rama de un árbol y como se sintió segura con ella, empezó a hablar.  Lucía se asustó más y pensaba que estaba imaginando cosas así es que se pegó una cachetada, entonces Lucía reconoció que no estaba imaginando.  La mariposa se dio cuenta que no estaba en un árbol, sino un ser humano voló hacia el cielo.

La mariposa se asustó mucho porque reveló su secreto a una niña.  El insecto se dirigió a sus amigas, pero no le creyeron.  Otra mariposa que hablaba si le creyó y entonces se fueron al colegio Macaya y se posaron en un árbol, pero este era uno de verdad.

Al otro día en el colegio Macaya, Lucía estaba nerviosa porque le quería decir a todos que había visto a este maravilloso ser que hablaba, pero le juró que guardaría su secreto y la mariposa la vigilaba desde lejos.  Lucía fue a clases y estaba tan nerviosa que no puso atención al profesor, entonces la castigaron.  Llego tarde a su casa y su mamá también la castigó.  Lucía se puso  a llorar, no sabía que hacer la mariposa le dijo que vaya al colegio y Lucía fue y se encontró con una flor grande de mariposas.

Lucía le contó a su mamá pero esta tampoco le creyó y le dijo que ya estaba bueno de tonterías y que debía ir a la escuela para no llegar tarde.  Lucía se fue y ya no estaba asustada, al contrario estaba tranquila y así fueron pasando varios días y meses y todo el curso se reía de Lucía porque pensaban que lo hacía para llamar la atención y la llamaban “payasa”.  Lucía tuvo que asistir al psicólogo y tampoco le creía.  La niña sólo quería desaparecer y sacarse de los ojos y las orejas para no ver ni oír a nadie.

Lucía quería llorar, pero eso tampoco le serviría, quería ir al colegio Macaya, pero no podía porque no tenían plata para comprar otra casa.  Al otro día Lucía habló con la directora y ella les dijo a los compañeros de la niña que si la molestaban de nuevo, los suspendería.  La niña se sintió mucho mejor después de eso.

Entonces trató de agarrar a la mariposa, pero ya no pudo.  Ella sabía que estaba mal y le dijo a la mariposa que revelaría su secreto entonces Lucía reunió a todos quienes no le creyeron y entonces la mariposa habló, pero dijo que no le contaran a nadie su secreto y todos lo prometieron y así fue como este ser alado se quedó como mascota de todos en el colegio.  Los niños esperaban los recreos con impaciencia para poder estar y jugar con la mariposa y otras mariposas se juntaban junto a los niños y así fueron felices por siempre. 

Maritza Palma
4º C

 
                                                                              La escuela

Antiguamente en la escuela los niños no prestaban atención a los profesores y siempre se imaginaban cosas que ellos creían ciertas.

Un día un niño llamado Ariel se imaginó algo que los demás no podían creer.  Su futuro.  El día siguiente en la escuela tuvo una visión.  Pudo ver como el creaba los computadores y pasaron unos años y entonces el computador fue una realidad.

También sé que años atrás a los niños que se portaban mal, se les pegaba con una regla en las manos y además las mesas no tenían rejillas debajo.  Las mochilas eran más grandes y pesadas.  En cuanto a los profesores hay muchos tipos en mi escuela: Hay de educación física, de inglés, de matemáticas, de religión y naturaleza.

También hay de diferentes caracteres: Hay algunos cariñosos y otros furiosos, también hay algunos que son muy pesados y finalmente hay algunos estrictos, pero todos son muy imaginativos.

Bastian Gallardo
4ºC

                                            

                                                               Mi nueva escuelita

Camino a mi escuela, me puse a pensar si mis compañeros me tratarían bien, ya que por ese motivo me cambié de escuela.

Llegó con mucho temor solo  a recordar los motivos y momentos que viví en mi antigua escuela.

Todos los días me molestaban por mis lentes.  Me tenían aburrido de que me quitaran mis cosas, era lo más desagradable.

Aquí estoy entrando a mi sala.  Al principio nadie me tomo en cuenta.  Era como uno más de ellos y ahí me cerré.  Ese fue mi error.  Me senté en el último asiento  y de ahí miraba y pensaba que de nuevo iba a pasar por lo mismo y me vino una de esas crisis de nervios y me comencé a sentir mal.  Ahí me di cuenta que juzgué sin conocer ya que mis compañeros se acercaron y unas de las palabras que escuché fue “amigo Juan, tranquilo.  Ser nuevo no es tan malo como crees”.

Y sí, tenía razón.  Ese día llegué tan feliz a mi casa, con ganas de volver a la escuela para aprender y conocer más amigos.

Benjamín Hidalgo
4º C
 

                                                                   El colegio Macaya

Érase una vez, hace mucho tiempo, en el colegio Macaya una niña llamada Ely que tenía 10 años y tenía una amiga llamada Scarlat quien tenía 4 hermanos y una hermana.  Los hermanos se llamaban Cristopher, Oscar, Ariel y Ricardo y la niña se llamaba Gisel.  Como Scarlat tenía muchas amigas en el colegio, todas la conocían como su primer nombre y no por el segundo, pero a ella le gustaba más el segundo, no el primero.

Un gran día, su mamá Nancy le compró un notebook y ahí hacía sus trabajos y cuando entró a la página Facebook le dijo a sus amigas que la llamaran Montserrat y no Scarlat porque no le gustaba ese nombre.

Su amiga Ely le preguntó a Monse por qué no le gustaba su primer nombre y ella respondió con mucha vergüenza que había conocido a una persona que tenía una perrita con ese nombre y por eso no le gustaba.

Llegó el 31 de diciembre y las clases en el colegio terminaron y Scarlat y sus amigos hicieron una piyamada después de la fiesta del colegio y todos vivieron felices por siempre.

Scarlat Nuñez I.
4º año C
                                            

                                                     El niño perdido

Una mañana como todas las mañanas, el furgón escolar pasaba en busca de Antonio para llevarlo a su colegio Macaya.

Antonio iba muy contento porque su curso cuarto año básico C tenía un paseo a la playa  y así ver cómo era el medio ambiente.  La profesora nos advirtió que teníamos que estar juntos para no perdernos.  Formó grupo de cuatro niños que tenían que tomarse de las manos para recorrer el lugar sin soltarse.

Pero Antonio al ver el mar se emocionó tanto que se soltó y se alejó sin que nos diéramos cuenta, pero la tía Tania se dio cuenta antes que Antonio no estaba y se asustó mucho.  Nos preguntó si alguno de nosotros lo había visto, pero nadie sabía nada.  Justo en ese momento la tía lo vio que estaba en la playa mojándose y corrió a buscarlo y lo abrazó muy fuerte y le dijo que no se vuelva a separar jamás del grupo y nos dijo al resto que estuviésemos pendientes de nuestro compañero.

Luego regresamos al bus para volver al colegio.

Antonio y nosotros aprendimos una lección muy importante: Siempre obedecer a los profesores y no alejarse de los grupos.

Benjamín Naredo R.
4º C

 
                                                               La lección de Francisco

Francisco era un niño muy caprichoso, se portaba mal y era muy burlesco y peleador.  En la escuela no le hacía caso a los profesores ni inspectores porque creía tener derecho a todo lo que se le antojaba.

También creía ser el más inteligente, el mejor de todos los niños y hasta de su mejor amigo de escuela.  Casi siempre contestaba de mal modo sin pedir disculpas, hacia cosas malas sin medir las consecuencias.  Como cuando su mejor amigo se cayó y en vez de ayudarlo, comenzó a reír junto a todos los compañeros dejando en vergüenza a su amigo y hasta lo hicieron llorar, eso a él no le importó.

Justamente un día, cuando Francisco le pegaba a un niño, paso un hada y logró ver lo que sucedía y decidió darle una lección.  Francisco debía aprender de alguna manera y el hada tocó con su varita a todos los que rodeaban a Francisco y rápidamente se cansaron de su actitud y sus compañeros decidieron nunca más juntarse con él, hasta su mejor amigo se alejó.  Cuando un día salieron al recreo nadie se juntó con él, lo ignoraron mientras él veía como los niños se divertían.

Al día siguiente Francisco le pidió a sus padres, que le compraran un juguete nuevo, para así  llamar la atención de sus compañeros.  Cuando se los mostró, nadie le tomó atención y decidió gritarles “tengo un juguete nuevo”, pero los amigos no lo escucharon.  Grito más fuerte: ¡Ey, aquí estoy yo!, pero sus compañeros y su amigo parecían estar sordos.

Volvió preocupado a su casa y le pidió a su mamá una mochila nueva.  Pero el hada también tocó a sus padres.

“Pero si ya tienes dos mochilas” le dijo su madre. Y Francisco muy mal educado le repitió: “ya te dije que quiero una mochila nueva”.  “Pues no”, dijo la madre por primera vez, ya que nunca le había negado nada.  Francisco comenzó con una rabieta, se tiró al piso, y gritaba de rabia, pero su madre hizo oídos sordos.

Luego se encerró en su habitación a estudiar y aprenderse una lectura en inglés para el día siguiente.  La aprendió a la perfección para dejar a todos boquiabiertos, pero el Hada, también sacudió la varita sobre el profesor.

Cuando llegó el momento de tomar la lectura en inglés  Francisco fue el primero en levantar la mano, pero el profesor parecía no verlo ni escucharlo, en cambio todos los que levantaron la mano dieron su lección menos Francisco que estaba muy enojado en su silla.

Volvió a su casa muy triste.  Jamás le había pasado algo así y no sabía cómo hacer para retroceder el tiempo y poder revertir esta dificultad.  Pensó y pensó sin poder encontrar la solución.

Mientras dormía el hada en sus sueños se le pareció y le enseñó la importancia de las palabras mágicas y se las enseño-  Estas eran: Perdón, por favor, gracias entre otras.  Al día siguiente Francisco le pidió perdón a su mamá por la  rabieta.  Luego le pidió disculpas a sus compañeros de la escuela y también a su mejor amigo por haberse reído de su caída y haberlo hecho llorar.  Sin embargo lo mejor fue que le pidió  por favor al profesor que le permitiera dar su lectura en inglés y entonces el profesor lo felicitó porque jamás Francisco había sido tan respetuoso. 

Desde ese momento todos sus compañeros jugaron con él hasta que ganó una medalla por el mejor comportamiento de la escuela.

Marcos Moscoso Carreño
4º C

 
                                                               Cristy en el colegio

Hace cinco años yo estaba en pre-kinder y yo tenía mucha vergüenza de mis compañerps después al siguiente día la tía Noemí nos hizo una actividad en pareja y fue cuando me hice amiga de una compañera que se llamaba Fernanda y jugamos al ula-ula, pero sabíamos usar los pero una ayudante de la tía Noemí nos enseñó y nos divertimos mucho con otros juegos más y luego fuimos a una actividad en biblioteca.  Luego pasé a kinder y me tocó la misma tía, es decir, la tía Noemi y en kinder ya no tenía vergüenza.

En ese año hacíamos educación física, pero yo hablaba muy bajo, pero en todo yo le hacía caso a la tía y me portaba bien.  Tenía  muy buena conducta y me dieron un regalo y un diploma en el escenario principal.  El diploma era de vidrio y era con marco.  Yo tenía que tener cuidado por si se me caía,  se rompería al tiro y sólo tendría el papel.  Una vez se le rompió a mi hermana.  Ella lo piso fuerte, pero realmente fue mi culpa porque lo puse yo mismo sobre la cama y mi hermana lo piso accidentalmente, pero lo mandamos a arreglar para colgarlo en la pared y mi hermana también recibió un diploma y los dos diplomas estaban en la pared y se veían muy bonitos.

Los regalos eran, para mí una muñeca que venía con vestido y a mi hermana le dieron un set de pinturas.  Yo soy mayo que ella por un año y medio.  Nunca olvidaré ese momento tan especial.

Cristy Menay
4º C

 
                                                                   Mi mejor amigo Cristián y yo
                                                                                           Parte 1

Yo un día estaba muy aburrido en el recreo del almuerzo cuando llegó un niño llamado Cristián y me preguntó si quería jugar ajedrez con él y yo acepté.  Luego de jugar tocaron la campana para entrar a clases y entonces me despedí y quedamos de vernos en el siguiente recreo a lo que él respondió: ¿quieres ser mi amigo? Y yo respondí que sí y subimos juntos a las salas.

Después tocaron la campana para irse a la casa y nos encontramos afuera y me saludó porque nos habíamos reencontrado y yo le pregunté si volveríamos a jugar ajedrez y me respondió que sí y él me preguntó de vuelta si después del partido de ajedrez podríamos jugar al libre también y yo feliz le dije que sí y que mañana lo haríamos sin falta y nos despedimos.

                                                                                         Parte 2

 
Al día siguiente, Cristian y yo llegamos justo atrasados y cuando tocaron la campana para subir nos miramos preocupados.  Después tocaron la campana para entrar a clases y después del segundo recreo tocaron para salir a almorzar y allí en el patio nos pusimos a jugar al libre.  Luego nos aburrimos y empezamos a jugar a las pillas y después tocaron la campana para entrar a clases y nos hicimos mejores amigos por siempre.

Nicólas Veas
4º C

                                                 Los niños y los caballos felices

Este es un colegio de niños felices, pero de costumbre eran traviesos y pocas veces se arrancaban del colegio y nadie se daba cuenta que se salían sin permiso de sus salas.

Sin embargo, cada mañana su profesora encontraba la puerta abierta de su sala y siempre había una niña que se llamaba Nataly y la dejaban sola porque era muy callada.

Esto tenía a todos intrigados y la profesora deseaba vivamente saber cómo y por qué era así esta niña, pero no pudieron averiguarlo por ellos mismos.  Fueron a una comisaría y llamaron a la niña para hablar, pero también se quedó callada.  Al otro día en la mañana los niños se arrancaron de nuevo y Nataly quedó sola en la sala.

Los carabineros siguieron a los niños a donde iban y ellos iban a un corral en donde estaban los caballos de los carabineros y ahí estaba la respuesta de Nataly: Ella sabía dónde iban sus compañeros, pero ella no iba porque le temía a estos animales y sobre todos porque eran caballos de carabineros porque sabía una historia muy triste que involucraba a su papá.

Los carabineros y la profesora hablaron con Nataly y se pudieron de acuerdo con ella y sus compañeros y pasaron una tarde muy linda de paseo con los caballos en el parque y ahí Nataly se dio cuenta que no eran malos estos caballos ni tampoco los carabineros y gracias a todos ella ya no tuvo miedo y ahora es una niña feliz y salen todas las tardes a montar caballos.

Ruth Díaz P.
4º C

 

                                                               La escuela del futuro

 
Había una vez un niño que soñaba con tener una escuela que fuera voladora, con mesas táctiles, pero todos los niños y niñas se burlaban de él porque decían que nunca habría una escuela así, entonces el niño se iba a la casa desilusionado porque en ese tiempo era el año 2100 y en los documentales de Discovery Channel decían que habría escuelas así en el año 2.105 y el niño cada día iba a la escuela y seguían sus compañeros burlándose de él.

Entonces el niño se preguntaba cada día ¿cuánto faltaba para ese año? Entonces espero y espero y al fin llegó ese año y las escuelas se convirtieron en lo que él deseaba y desde ese momento fue el niño más feliz del mundo.

 
Mateo Echeverry Caballero
4º C

                                                                              Mi colegio

Yo, Jeremy Quezada, estudiaba en el colegio Pablo Neruda y a mitad del año me cambiaron al colegio Macaya y en este colegio me pusieron en el curso 1º C.  Aquí conocí a nuevos compañeros y además conocí a mi nueva profesora que se llama Tía Tania.  Con el tiempo me hice más amistades y me fue muy bien.  Además aprendí a leer, a escribir, a sumar y restar, además me saqué muy buenas notas, pero a veces no  me portaba muy bien con mi profesora y mis compañeros me ponían agresivos, pero luego aprendí que se tenía que conversar las ocas antes de enojarse y con mis buenas notas pasé a 2º C.

En mi primer día, conocí a nuevos compañeros porque algunos se fueron del colegio y otros nuevos compañeros ingresaron y nos tocó la misma profesora y también llegó una asistente al curso que se llama tía Rosita.  Nos ayudaba mucho en los talleres, en los trabajos, en las tareas, jugábamos, conversábamos, nos reíamos mucho, pero en especial ayudaba mucho a la tía Tania.  Gracias a la tía Rosita me superé mucho más en mis estudios y en especial en mi comportamiento, también participé más en las actividades con mis compañeros y también tenía buenas notas y fui promovido al 3º C.

Aquí seguí aprendiendo muchas cosas nuevas, seguimos leyendo por minutos, restas y sumas con cálculo mental, multiplicaciones y divisiones, a colocar tildes o acentos, pero igual me costaban los problemas de matemática y las divisiones, pero este año me porté mejor con mi profesora y mis compañeros.  Teníamos más comunicación, jugábamos en los recreos a las cartas, las pillas, al fútbol, etc.   Bueno, yo no estudio y tampoco me gustan los cuentos que nos dan, pero a pesar de todo me he sacado buenas notas y en este mismo año se había ido la tía Rosita y hasta el día de hoy la extrañamos mucho, pero la tengo en mi corazón y me promovieron al 4º C.

En este nuevo año lamentablemente nos cambiaron a nuestra querida tía Tania, pero nos dieron a un nuevo profesor.  Su nombre es tío Lorenzo, es simpático y amable.  En este año voy a aprender más cosas que los años anteriores porque ahora soy más inteligente, muy buen compañero y quiero ser un buen estudiante.  Ya conozco a todo mi conjunto de personas: a los profesor5es, inspectores, alumnos, etc.

Por esta razón estoy muy agradecido con mi colegio, gracias a mi colegio soy mejor estudiante, mejor compañero y mejor persona, he crecido intelectualmente y me he desarrollado como persona y estudiante.  En verdad estoy muy agradecido con mi colegio porque si no fuera por mi colegio no sabría absolutamente nada y por eso sigo dando las gracias a mi colegio.

Quiero dar un buen consejo para los nuevos estudiantes o futuros estudiantes: pongan lo mejor de ustedes para ser mejores personas en el futuro y tengan una muy buena profesión.

 
Jeremy Quezada
4º C

 

                                                                   El secreto del colegio

Soy André y tengo un secreto que contarte.  Hace mucho tiempo en el colegio conocí a un niño llamado Jack.  Él es valiente y curioso y como yo soy muy astuto y gracioso nos hicimos mejores amigos, es asó como comenzó nuestra gran aventura juntos.

Una mañana jugábamos a la pelota en el recreo, cuando Jack accidentalmente rompió el vidrio del auto del director, entonces lo mandaron a la inspectoría.  Cuando esperaba en la oficina descubrió el gran misterio que escondía el director un libro que tenía por título “El secreto del colegio”, cuando estaba por ver de qué se trataba, entró el director y comenzó a retarlo por lo que había pasado con su auto, cuando terminó Jack corrió como un rayo buscándome por todos lados para contarme lo que había visto, por fin cuando me encontró me contó todo lo que pudo ver del libro, en ese momento hicimos un plan para descubrir de que se trataba el misterioso libro.  Nuestra imaginación nos llevaba a pensar que el libro te guiaba a conseguir grandes poderes o quizás era un libro lleno de hechizos.  Estábamos desesperados porque llegara la noche y así descubrir de qué se trataba el misterio.

Cuando por fin llegó el anochecer nos encontrábamos preparados con todas nuestras cosas como walkie talkie, herramientas y además vestidos de negro para no ser vistos y así comenzar con nuestra misión.

Nos fuimos caminando al colegio y entramos por una ventana de atrás, en realidad pensábamos que iba a ser más difícil, no había nada de lo que imaginábamos: ni rayos láser ni campo de fuerza, ni siquiera perros que ladraban, fue muy fácil.  Entramos en la oficina y encontramos el libro y descubrimos que el secreto era una lista con todos los nombres de las niñas y niños que serían premiados por sus puntajes en la prueba SIMCE, lo mejor de todo era que Jack y por supuesto yo, estábamos en ella.

Damian Minchel Galvez
4º C

 

 
                             

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