Andrés, el
compañero nuevo
Mención Honrosa
Había una vez un niño llamado Andrés que por
trabajo de sus padres tuvo que cambiarse de colegio y llegó al colegio Macaya y quedando en el 3º A. Andrés era muy callado, no le gustaba
conversar con sus compañeros ni participar de la clase, pero las pocas veces
que hablaba era para decir mentiras como por ejemplo: En la mañana desayuné en París con la reina
de Inglaterra o cuando llegué a mi casa iré a pasear con mis unicornios de
color amarillo.
Todos los niños se burlaban de él y le decían que
estaba loco, que tenía que ir al doctor, pero lo que nadie sabía era que todas
las cosas que lo que él decía si bien no le sucedían a él, eran las historias
que leía en sus libros de cuentos y que han sido hasta ahora sus únicos amigos.
Un día cuando estaba en el recreo, Constanza que
era una compañera de curso de Andrés, se le acerca y le dice: “tu vida debe ser
muy emocionante ¿me invitas a tu casa para divertirte contigo?” y Andrés
respondió: “No, eso no es posible porque justo hoy no haré nada emocionante”.
Constanza era muy curiosa y a pesar de que sabía
que Andrés mentía quería ser su amiga y quería ayudarlo e integrarse al curso
así que a la salida decidió seguirlo y saber por qué mentía tanto. Cuando Andrés entró a su casa, Constanza se
asomó por una ventana que justo daba a la habitación de Andrés y ahí lo vio
tirado en una alfombra, riendo a carcajadas y con un libro de cuentos en las
manos. Constanza emocionada golpeó la
ventana y cuando Andrés la vio, se acercó a ella y le preguntó por qué la había
seguido, si acaso se venía a burlar de él.
Constanza respondió por supuesto que no, lo que haces es
divertidísimo. Yo también leo, pero
nunca había visto disfrutando tanto a alguien con un libro. En ese momento Andrés sonrió y la invitó a
pasar y estuvieron toda la tarde de aventura en aventura con los divertidos
libros de Andrés. Constanza le dijo que
no tenía que ser tan tímido con sus compañeros lo que debía hacer era traspasar
esa hermosa y entretenida cualidad de interpretar los cuentos y todos serían
sus amigos y Andrés así lo hizo. Todos
sus compañeros y profesores quedaron fascinados y se turnaban para ir a su casa
a escucharlo y jugar con él porque se dieron cuenta que Andrés era un niño muy
talentoso y Constanza le enseñó a Andrés que era muy valioso y debía mostrarse
y compartir su gran talento con los demás.
Constanza
Alfaro J.
3º A
Mi escuela de los dragones
(Cuento apto para niños)Mención honrosa
Había una vez un niño llamado Hippo y su dragón se
llamaba Chimuelo e iban a una escuela de dragones y tenían a sus amigos de la
escuela de dragones y tenía a su padre
que le tenía que dar tiempo. El padre
accedió y los animales tenían que volar, escupir fuego y también proteger a su
sueño entonces había un hombre que no quería a los dragones y un día este
hombre plantó un árbol que era venenoso para los dragones y se enfermaron. No podían volar. Después Hippo se encontró con el hombre y
este se disculpó.
El niño fue en busca de un tesoro, pero antes tuvo
que encontrar un mapa que decía dónde estaba la piedra. Primero encontraron un iceberg y luego lo que
buscaban.
Había una trampa que era imposible de romper,
cuando le dijo a su dragón que escupiera fuego.
Hippo armó una pieza cuando el niño se quedó
encerrado con su dragón por mucho tiempo cuando de repente salió un calamar
gigante que arrasó con todo y salió el dragón y lo mató y desde que el calamar
dijo que se vengaría, los dragones están
más cerca para protegerlo.
Noelia López
3º B
Mi abuelo Chuma
Mi abuelito era hijo de cabreros por lo que el
nació en lo Alto del cerro del Pocongo.
Se crió ahí junto a los animales que cuidaban y que eran cabras, ovejas,
burros y los perros junto a su papá corrían con los animales. El abuelo vio a sus hermanos que también
nacieron en el cerro como él y que vivieron muchos años por lo tanto no fueron
al colegio y no sabían escribir ni leer.
Cuando fueron adultos todos se casaron y tuvieron hijos que se fueron a
vivir al pueblo donde sus hijos si pudieron estudiar y sacar sus carreras y
fueron felices por siempre.
Valentina
Rodríguez
3º B
Mi colegio
Había una vez un colegio llamado Macaya y era muy hermoso por eso mi mamá me
inscribió en ese colegio y entré a kinder cuando tenía cinco años. Ahí conocí a mis tías que eran las más
hermosas y buenas y ellas me ayudaron a pasar de curso y entonces me
promovieron al primero A de mi querido colegio.
Mi colegio es muy bueno, me dan colación, desayuno
y almuerzo. Un día, después de terminado
el año escolar, la tía me contó que yo había pasado de curso con un 5.8 de nota
final a segundo año básico y entonces conocí a la tía Esperanza y a la tía
Claudia y ella se fue del colegio y después volvió. Ella era muy buena y me ayudaba con mis
tareas. Luego pasé a tercero y nunca
repetí de curso aunque me cuesta a veces hacer las pruebas. Aun así estoy en tercero básico y conocí a la
tía Luisa Millones y a la tía Nicole y al profesor de Educación física
Alejandro Gallardo.
Me gusta mucho mi colegio.
Camila
Triviños
3º A
Mi colegio
Yo y mis compañeros Javiera, Carlos, Diego, Kathy y
Rafael estábamos jugando a las
“pillas” en la hora de recreo, Rafael se enojó porque lo
pillaron primero y no quiso jugar más cono nosotros y continuamos jugando los
4, al rato tocaron la campana y la tía Susana nos preguntó porque Rafael estaba
enojado y le conteste a la tía: -se enojó porque estábamos jugando a las
“pillas” y a él lo pillaron primero-. Entonces la tía Susana para que Rafael se
alegrara puso una película de Dios, se terminó la clase de religión y Rafael
estaba alegre y nos pidió disculpas por haberse enojado en el juego, luego nos
fuimos a clases de educación física, después tocaron la campana para ir a
almorzar, y nos fuimos a la casa y ese fue mi día en mi colegio con mis
compañeros.
Francisca León
3°A
Mi Colegio
Cuando cumplí cinco años, yo iba por primera vez a
un colegio. Mis papás decidieron que me
enviarían al colegio Macaya porque les habían hablado muy bien de él. Me había cambiado recién a Alto Hospicio y no
conocía a nadie.
Llegó el gran día en que tuve que quedarme solito
en el colegio y estaba en el kínder A, cuando de pronto yo me encontré con una
tía y le pregunté cómo se llamaba y ella
me respondió que su nombre era Lucía y me preguntó mi nombre y yo le
dije: “Fernando Saavedra. Era muy
amistosa y cariñosa, luego me mandó a clases y conocí muchos amigos como
Carlos, Javier, Martina y muchos más.
Me gustó mucho mi primer día de clases y desde ahí
que vengo todos los días al colegio a ver a mis amigos y a las tías de la
cocina y a las del aseo que son todos muy buenos conmigo.
Ahora voy en tercer año A y cada vez me gusta más
estar en mi colegio con mis nuevos amigos.
Fernando Saavedra
3°A
La alegría y felicidad de Martina
Hace mucho tiempo, Martina estaba muy feliz en su
colegio. La pasaba tan bien con sus compañeros,
jugaba en los recreos y se reía mucho, incluso la profesora a veces la retaba.
Un día llegó del colegio a casa y su mamá estaba
tan convencida de irse a vivir a Viña del Mar que la niña pequeña se puso muy
triste porque dejaría a sus amigas y además su colegio le encantaba y su mamá
parece que había olvidado que pronto de licenciaría de kínder.
Llegó el día de emprender el viaje y el corazón de
Martina estaba triste y sus ojos no paraban de llorar. Se despidió de todos en su colegio y en su
barrio. Llegaron a la nueva ciudad
llamada Viña del Mar y su mamá la inscribió en un colegio llamado Saint
Michael. Ella era nueva y todos la
miraban con una cara extrañada y eso la hacía sentir incomoda.
Pasaron meses y llegó el día de la licenciatura,
pero yo no quise licenciarme porque todavía echaba de menos a mis compañeros.
Una tarde cuando Martina regresaba del colegio y
esperaba a su querida y dulce abuelita, le dio una gran sorpresa: La traería de
vuelta a Iquique y la inscribiría de nuevo en su querido colegio Macaya. La niña saltaba en un pie y luego en el otro
y sentía que su corazón se salía del pecho de tanta felicidad. Llegó el momento de hacer la prueba de
postulación y estaba muy nerviosa, pero dio lo mejor de si, pero finalmente fue
la mejor prueba de todas. Le preocupaba
no quedar en el mismo curso con sus amigas, pero cuando llegó a clases había
quedado en el segundo básico “A” y cuando ingresó a clases todos gritaron de
alegría: ¡Martina, regresaste! … y ese fue el momento más feliz de su vida.
Martina
Garate
3º A
Mi colegio
Una vez mi colegio se estaba construyendo. Yo no existía, pero igual nací y mi mamá me
quiere y un día fui al jardín. Me gustó
estar ahí y terminé el jardín y fui al colegio Macaya.
En kínder mi profesora era la profesora: Lasilia y
luego pasé a 1° A y me gustó, pero pase al 2° A y mi profesora era la profesora
Esperanza. Ahora pasé a 3° y mi
profesora es la profesora Nicole y espero pasar a 4° A y por fin encontré un
buen colegio.
Ronaldo Jorge
Araya Chilo
3° A
Mi colegio
Cuando ro recién tenía 3 meses me encontraba en la
barriguita de mi madre y yo sentía como mi mamá iba a dejar al colegio a mis
hermanos mayores, Cristina y Héctor, quienes iban felices a estudiar. Fue pasando el tiempo y yo me encontraba más
grande y tenía ansias de salir a explorar el mundo ya que me faltaba poco para
salir de la guatita de mi mamá.
Llegó el 29 de julio del 2004 en el cual fue un día
muy especial para mi familia ya que llegué a casa. Fue algo tan bello, pues me recibieron con
mucha alegría y llegó el día lunes en donde fui
dejar a mis hermanos al colegio Macaya.
Después pasó bastante tiempo, tres años y yo aún seguía dejándolos en la
puerta del colegio y tenía muchas ansias de entrar al colegio con ellos, pero
tenía la suficiente edad para asistir a clases.
Tengo cuatro años y por primera vez me pongo el uniforme de mi futuro colegio Macaya. Entré a la sala donde me sentí con un poco de tristeza, ya que extrañaba a mi mamá, pero a la vez estaba tranquila porque mire a mi alrededor y estaban mis compañeros y se veía que eran amables y querían jugar y las tías nos recibieron con muchos juegos entretenidos y cantos y así fue pasando la tristeza.
Aprendí las vocales, mi nombre y muchas cosas. Bailamos la diablada con las tías y
compañeros y así dimos fin a pre-kínder.
Me gustó el colegio y seguí estudiando y así pasé
de curso a kínder donde aprendí a escribir, a suma y bastantes cosas y lo que
más me gustaba era compartir y jugar con mi compañero y tías. Fue pasando el tiempo y llegó el día que me
gradué con todos mis compañeros y mis tías eran tía Claudia y tía Luz.
Hoy en día estoy en 3° año con la profesora Nicole
Moraga y me gusta ir a hacer cheerleader.
Katherine
Ahumada
3°A
A mi colegio Macaya
Había una vez una escuelita, a la cual mi hermanita
asistía. Yo era muy pequeña y ella me conversaba siempre que era un buen
colegio, que tenía buenos profesores por lo cual a mí me entró la curiosidad
por conocerla. A medida que fui
creciendo me fui entusiasmado y le pedí a mi mamá que cuando creciera me
matriculara en el colegio Macaya. Entré
a kínder cuando tenía cinco años y me gustó.
Fui conociendo a mis compañeros, el carácter de cada uno y a mis
profesores. Ahora en la actualidad me
encuentro en tercer año y estoy más grande, participando en actividades. También fui premiada en primer año y segundo
por modales y cortesía, ya aquí doy por terminada mi enseñanza básica por el
momento.
Ahora pasaré a conversar referente a mi colegio.
Lo que me gusta de mi escuela es que tienen normas
de seguridad y plan de evacuación para sus alumnos, las cámaras están en el
patio, también la vigilancia de tránsito es permanente porque han ocurrido
muchos accidentes y peligros para los estudiantes y ustedes, alumnos y papás,
están claros en que la delincuencia cada día crece más y más, entonces la
responsabilidad es de nuestros padres en ir a dejarnos e ir a buscarnos.
Por lo tanto les recomiendo mandar a sus hijos a
esta escuela que tiene mucha vigilancia y que está preparado para recibir y
educar a nuestros hijos.
Yadhira
Neculán M.
3° B
Basta
de Bullying
En una escuela llamada “Somos iguales”, llega un
niño nuevo muy tranquilo, estudioso y el mejor de la clase aunque muy callado y
miedoso. Al pasar los días un grupo de
ocho alumnos lo comienzan a molestar y acosar, o sea, estaban usando esa
palabra “bullying”.
El niño le contó a su mamá lo que estaba pasando y
la madre con un abrazo le dice que él es único, el más inteligente, con las
mejores notas, el hijo que cualquier madre quisera tener. Al siguiente día, él se va muy contento
porque se le había ocurrido hacer lo siguiente:
Cortó un cartón en forma de armadura y la pintó de un color dorado y
entró a la sala de clases.
Los niños que siempre lo atacaban le preguntaron por qué andaba así y el respondió con voz forme que esa armadura haría rebotar las malas palabras que le gritaban y lo hacían llorar y sacó además un letrero que decía: “No al bullying” y se le unieron todos sus compañeros y todos juntos, corearon su lema.
Desde ese día nunca más lo molestaron y fueron
todos buenos compañeros.
Ángel Muñoz
3º B
Mi
primer día de clases
Había una vez un alinda familia que tenía 3 hijos y
todos ellos tenían que ir al colegio.
Todos ellos estaban contentos por su primer día de clases, pero uno de
sus hijos no quería ir al colegio porque pensaba que no iba a tener amigos,
pero la mamá le dijo: “no te preocupes porque vas a tener muchos amiguitos y
tus días serán lindos momentos y todo será alegría”.
Luego llegó el gran día de clases y todos se
prepararon para el gran momento. Todos
los niños se tomaron un rico desayuno y muy nutritivo, todos entraron a clases
menos María, pero se acercó una amiguita y le dijo ¿María, entremos juntas a
clases? Seamos amiguitas. María la miró y le dijo que bueno, la niña
besó a sus padres y les dijo “No se preocupen por mí, ya tengo una amiguita
quien será mi compañía” y se fueron juntas de la manito.
Valentina
Garrido
3º B
Carla en el colegio
Había una vez una niña llamada Carla que tenía una
amiga que se llamaba Montserrat. Ella es
mi amiga favorita y jugábamos a las pillas, las escondidas y a pintar. Éramos amigas desde pre-kínder y pasé a
primer año B y estudiaba mucho y tenía promedio 6,8. Pasé a segundo básico y bajé mi promedio a 5,8 porque dejé de
estudiar tanto y lo que más me gustaba era educación física, lenguaje y
matemática.
Ahora estoy en tercer año B y me saqué un 6.6 en la prueba del libro y un 7.0 en artística y juego harto en los recreos con mis amigas y voy al almuerzo y me como toda la comida. Me siento con mis amigas y también se comen todo. A veces estoy aburrida cuando escribo mucho y a veces me divierto jugando al gato con mis amigos.
Y en las vacaciones me divierto mucho porque
viajo a Arica y Coquimbo y me quedo
donde mis primas que se llamaba Kathy y Jenny.
En el colegio corro porque juego a las pillas porque es lo más divertido
y lo más entretenido es jugar a las escondidas porque hay muchos escondites y
lo jugamos todos los recreos con mis amigas y a veces juego a las pillas, pero
no cambio esconderme.
Carla Menay
3° B
Mi nuevo
colegio
Había una vez un niño llamado Francisco que vivía
en un pueblo llamado Cantarito. Era la
época del término del año escolar y Francisco debía seguir sus estudios en la
ciudad.
La familia del niño estaba muy triste porque debían
separarse de su hijo que aún era un niño pequeño, pero sabían que era la única
forma que tenían para que su hijo pueda ser un profesional.
Francisco estaba muy ansioso, pero triste a la
vez. Era la primera vez que se separaría
de sus padres, de sus amigos y de su escuela.
Cuando llegó al nuevo colegio, lo encontró tan grande, con tantos niños
que sintió mucho miedo, vio a tantos profesores, que pensaba que ojala su
profesor fuese bueno y comprensivo.
De a poco se fue acostumbrando a su nuevo
colegio. Comenzó a tener amigos y jugar
en los recreos. Le gustaba la lectura y
escribir poemas y así ganó un concurso de poemas que organizó el colegio. Lo premiaron frente a todos los alumnos. Francisco se sintió feliz y orgulloso. Había valido la pena, el sacrificio de venir
a estudiar a la ciudad.
Martín
Carvajal
3° B
Mi mesa
Cada año desde que puedo recordar el ir a la
escuela siempre el primer día es el más importante y con más nervios, ya que
pienso si seguiré con mis amigas o amigos, si tendré la misma profesora o si
estaré en mi misma sala donde he dejado algún recuerdo, en la mesa de clase
donde hay pegado algún chicle bajo ella, desde donde me portaba un poco mal al
no prestar atención en clases o reírme de alguna broma a la profesora o de
contarle a mi amiga de algún compañero que encontraba lindo o conversar de las
cosas que hago en la casa al no faltar a clases.
El faltar a clases es lo más importante para mí, ya
que no me gusta quedarme en casa. Pienso
que van a ocupar mi lugar dentro de la sala de clases o escribir en mi querida
mesa, ya que la considero de mi propiedad aunque sé que sólo por un año pero
trato de cuidarla porque es mi lugar de trabajo en donde paso más tiempo y
puedo recostarme en ella por la mayoría de los días y esperando encontrar la
misma mesa amiga con el mismo dibujo y chicle bajo ella.
Camila
Troncoso Calderón
3° B
Mi escuela
Desde que era pequeña siempre imaginaba como sería
ir a una escuela.
Mis padres en casa siempre comentaban de su niñez y
de sus escuelas que a todo esto fueron muchas.
Además me contaron que existían personas que son muy inteligentes, que
les llamaban profesores, estos de mucho carácter, paciencia y sobre todo
dedicación le enseñaban a los niños a leer y escribir, así aprendieron ellos.
Hoy en día, curso tercero básico de mi querido
colegio Macaya y me doy cuenta que lo que decían mis papás era verdad.
En mi escuela hay muchos profesores y bastantes
buenos que me enseñan día a día a ser mejor persona. Me enseñan a mirar la vida con otros ojos y
con herramientas necesarias para mi futuro.
Además siempre existe una palabra de aliento, un espíritu de superación
que me llena de ganas para estudiar.
Dicen mis papás que disfrute de mi escuela, porque
es donde haré mejores recuerdos. Yo ya
comienzo a tener los míos como los de esta mañana cuando aprendí sobre la
envidia al terminar de leer el libro llamado: “El rey solito”.
Bonizuth T.
Díaz Palma
3° B
Mi
educación en el circo
Mi nombre es Bárbara, tengo 10 años y actualmente
vivo en Alto Hospicio. Mi familia
consiste en mi mamá, mi papá y mi hermano mayor Javier, quien tiene 23
años. Mis padres no quisieron tener más
hijos, pues su trabajo los mantiene ocupados.
Ellos son dueños de un curco llamado “Simba”. Es muy entretenido vivir en él, pero a veces
me da mucha pena porque no puedo tener amigas y que viajo mucho. Una vez el circo de mis papitos tuvo que
quedar por tres meses en la ciudad de Antofagasta y en una función conocí a
Macarena. Ella tiene mi misma edad y me
dijo que en su colegio todos los viernes hacían tardes recreativas e incluso
dijo que una vez fue Monter High a visitarlas.
Eso a mí me gustó y le dije a mi
mamá que quería ir a ese colegio. Era
muy lindo y súper grande. Las tías eran
buenas.
Un día tuvimos que volver a viajar y eso me dio
pena porque tuve que dejar a mi amiga Macarena y a todas las tías de los
colegios y así viajamos hasta Tocopilla y ahí mis papás me volvieron a
matricular en otro colegio, pero este era extraño porque no había ni un
hombre. Eran sólo niñas. Me costó
acostumbrarme porque como siempre viajo no conocía a nadie, pero cuando llevaba
tres días una compañera se acercó a preguntarme de dónde era y le les conté que
del circo y ellas quedaron muy confundidas con mi respuesta y les explique que
como mis papás son dueños de un circo, yo viajaba mucho. No era de ni una ciudad específica.
Me hice amiga de ellas y me mostraron todo el
colegio. Era una escuelita pequeña, con
muy pocas niñas. Tenía algunos árboles y
nosotras podíamos regarlos. Lo único que
no me gustaba del colegio era que mi sala de clases no tenía ventanas y no
había tardes recreativas. Echaba tanto
de menos a mi amiga Macarena que de vez en cuando la llamaba por teléfono para
preguntarle cómo le iba en el colegio y contarle como era mi nueva escuela,
bueno, con mis nuevas compañeras nos entreteníamos regando las plantas de la
escuela y les ayudábamos a las tías con los niños de kínder hasta que tuvimos
que volver a viajar y fue de nuevo lo mismo.
Mi mamá empezó a buscar un colegio para mí. Ella no quería que yo dejara de estudiar por
eso me matriculaba apenas llegábamos a cada ciudad. A la escuela que llegue me recibieron súper
bien, eran todos muy amables conmigo. Me
hicieron presentarme delante de todos mis compañeros y yo les conté lo mismo de
siempre, a veces no sabían cómo explicar mi situación, pero de todos modos me
aceptaron.
Había un niño súper lindo en mi curso, pero era tan
pesado, pero igual me atraía. Una vez me
hablo en la fila cuando íbamos camino a clase de natación. Esta clase y la de computación son mis
preferidas, pero ahora sólo me hacen computación, no importa porque en el
colegio que estoy actualmente me gustó mucho, es muy bonito. Las tías son amables y lo mejor de todo es
que mis papis decidieron quedarse a vivir aquí ¡para siempre!
Estoy muy contenta porque ahora tengo muchas amigas
que no dejare. Tengo una tía que es muy
amorosa y me enseña mucho. Tengo un
colegio lindo y limpio al cual no dejaré hasta que se a muy grande. Mi colegio se lama Macaya y es aquí donde me
siento segura y feliz.
Monserrat
Castillo Huerta
3º B
Las niñas apresuradas
Las niñas del colegio Macaya eran muy apresuradas. Al sonar la campana dejaban muy rápidamente la sala de clases y eso es malo, ya que podían sufrir o causarse un accidente.
Trataban de ser responsables, pero les ganaba el
ser muy apresuradas y finalmente llegó
el día en que sufrieron un evento negativo.
Las niñas por correr se cayeron de la
escalera. Después las niñas llamadas Francisca, Mónica y
Marcela, las llevaron al hospital y los
padres de las niñas fueron al hospital
muy asustados.
Los padres preguntaron: ¿Qué les pasó a nuestros
hijos?, dijeron los papás. –Tuvieron un
accidente- dijeron los doctores, pero están bien y recuperándose.
Finalmente las niñas prendieron una gran lección.
Belén
González
3°B
Mi colegio
En mi caso tengo muchos recuerdos, pero hoy les
contaré de uno en especial. Yo, en mi
primer día de clases estaba tan nerviosa por empezar una nueva vida para mi
futuro académicamente hablando. Me iba
bien en la materia de matemática y lenguaje.
Es por eso que trabajo directamente con el profesor. En sus clases hay mucha disciplina, eso es
otra cosa. Cada semana hay muchas
tareas. El momento que no entiendo, es
cuando empieza el problema. Elhablar, el
chistear y todas las instrucciones. En
una reunión que hablaron de los estudiantes y del respeto hacia ellos. Pensar que no estudiar por culpa de otros
tiene que dar un poco más.
Fernando Flores
3° C
El diente de Augusto
Había una vez en el norte de Chile un niño de 7
años llamado Augusto. Él era un niño inquieto y curioso. El asistía a un
colegio que estaba cerca de su casa. Una mañana soleada de primavera, Augusto
despertó para ir al colegio.
Mientras lavaba sus dientes se dio cuenta que uno
de sus dientes de leche estaba suelto, feliz le mostró a sus padres lo suelto
que estaba. Ansioso y emocionado porque su diente se callera para que el ratón
lo visitara en la noche y dejara un billete debajo de su almohada. Él quería
comprar un juguete, se fue al colegio con su madre y ella le dijo que cuando
llegará a casa tratarían de sacar su diente.
Augusto estaba en la clase de lenguaje y no lograba
concentrase, en su mente estaba soltar su diente más y más, no aguanto y metió
su diente dentro de su boca y lo sacó. Estaba algo nervioso ya que su encía
sangraba un poco. Le pidió permiso a la profesora para ir a enjuagarse la boca
al baño, “al fin ya había salido su diente”. El guardó su diente en el bolsillo
y salió a recreo, cuando entraron a clases Augusto empezó a jugar con su
diente. No prestaba atención a la profesora y se pasaba el diente por la oreja
cuando de repente su diente calló dentro de su oreja, él lo quiso sacar con un
lápiz pero ¡no! su diente se metió más a dentro, su corazón latía fuerte,
estaba asustado y nervioso. Un poco avergonzado se acercó a la profesora y le
dijo que su diente estaba en su ¡oído! ¡Que! Gritó la profesora. No podía
entender como había caído ahí. La profesora lo llevó a inspectoría muy
preocupada.
La inspectora Carolina lo llevó al hospital.
Llamaron a sus padres por teléfono y ellos llegaron al hospital. Allí estaba Augusto
con carita de asustado, pero el médico lo atendió y no pudo sacar el diente.
Y sus padres lo llevaron donde un médico
especialista en oído, llamado otorrino laringólogo. Augusto sabía que el doctor
con nombre raro lo ayudaría, el doctor lo subió a una camilla y metió en su
oído unas pinzas muy extrañas, y le dijo: -Augusto cuenta hasta 3-. Sin problema su diente salió y Augusto estaba
muy feliz.
No pensó que ese diente le haría pasar tanto susto.
Ya era de noche cuando llegó corriendo a su casa, dejó su diente bajo su
almohada y se durmió. A la mañana siguiente ahí estaba su billete tan esperado.
Augusto estaba tan feliz.
Colorín
colorado, este cuento se ha terminado.
Basthian Godoy Cubillos
3°C
Juanito
el desobediente
Había un niño que se llamaba Juanito que vivía
junto a su mamá que era muy cariñosa con su único hijo Juanito y no le gustaba
ir al colegio. Un día decidió no ir y se
despidió de su mamá y se fue caminando y caminando hasta que se desvió por un
parque muy grande y lindo. Juanito
estaba contento y se acercó a una mujer que al parecer era buena. Conversó con el niño y le regaló un caramelo
y se fueron caminando a la casa de la mujer.
Juanito pensó que lo iba a pasar muy bien fuera de
su casa y grande fue su sorpresa al darse cuenta que esa mujer lo quería para
hacer labores de casa: lo mandaba a limpiar, a trapear y muchas otras cosas que
en su casa no hacía porque su mamá lo cuidaba mucho y así pasaron dos días que
fueron una verdadera pesadilla para él.
Miraba por la entana y lloraba porque se acordaba de su mamá. Lo único que le pedía era que fuese al
colegio.
Cuando la mujer salió de casa, dejó escapar la
puerta con llave y Juanito rompió el vidrio y se escapó, corrió y corrió hasta
uqe llegó a su casa llorando. Abrazó a
su mamá y le dijo que lo perdonara y que nunca más lo volvería a hacer y que si
quería ir al colegio. Le dijo que la
quería mucho y ella le dijo que también ella a él.
La lección de Juanito fue que se debe ser obediente
con la mamá y ser responsable en el colegio, ya que es la única obligación como
hijo.
Hernán Huerta
C.
3º C
Mi Colegio
He aprendido mucho en materias como lenguaje y matemática,
religión, historia y muchas otras cosas.
He aprendido porque he tenido buenas profesoras como la tía Carolina a
la que le estoy muy agradecida, a la tía Rosita, Luisa, Nicole también, pero lo
que yo más quiero de mi colegio son a mis compañeros, directores y profesores y
profesoras. Siempre estarán en mi
corazón.
Dairiz León
3° C
A mi Colegio Macaya
Había una linda escuela frente a mi casa. Yo soñaba con que mi mamita me llevara todas
las mañanas a ese colegio que era tan grande.
Tenía muchas plantas y árboles por todos lados y cuando yo me levantaba
miraba por mi ventana y veía llegar a muchos, pero muchos niños. Unos llegaban con sus papás y otros
solitos. Yo quería ir a esa escuela y le
decía a mi mamá que yo quería estar ahí, en esa escuela.
Mi colegio quedaba muy lejos de mi casa y era una
escuela muy pequeña donde sólo había cincuenta alumnos y por fuera había un
timbre y yo quería que hubiese campana como lo que estaba frente a mi casa.
Un día, mi mamá me dijo que faltaba poco para
terminar el año y si me portaba bien el próximo año iría a la escuela del
frente. –Me portaré muy bien, mamá- yo
le decía.
De vuelta de vacaciones mamá me dijo: -Hija,
entrarás a la escuela, pero ahora irás aquí, a tu escuela de aquí
enfrente-.
Y así termina la historia con una gran campana,
aquí, en mi escuela Macaya.
Kiara Cuello
3º C
Mi escuelita, mi segundo hogar
Había una vez un pueblo muy apartado donde iban
niños de lugares muy lejanos.
Llegaban niños de escasos recursos, alegres, porque
les gustaba aprender muchas cosas nuevas.
Bueno, el clima en invierno era helado y muy
lluvioso. En las casas de los niños sus
padres los abrigaban mucho porque estaban felices de que los niños aprendieran
más de lo que ellos sabían, ya que ellos no pudieron estudiar por tener que
trabajar, desde niños ayudaron a sus padres en los campos.
Los niños al llegar a la escuelita comentaban con
sus compañeros y profesora las historias de sus padres. La profesora conversaba con los niños de sus
clases para que siguieran aprendiendo más y más, ya que sabían leer, escribir,
sumar y restar, pero siempre hay que aprender más para poder enseñar a cada persona
que no sepa y los niños orgullosos de su profesora y escuelita, ya que la
querían como su segundo hogar.
Constanza
Andrea Cortes Freire
3º C
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