domingo, 29 de septiembre de 2013

5° Básico Cuentos Semana del libro 2013


                                 La carrera entre Axel y Fernando

Había una vez dos niños llamados Axel y Fernando.  Ambos son amigos y soñaban en hacer una carrera.  Cursaban 5º básico hasta que un día vieron un letrero de un actividad extraescolar.  Atletismo y se necesitaban niños para correr. 

Los niños se inscribieron cuando terminaron las clases, es decir a las 16.00 hrs., y con permisos de sus padres pudieron participar en la actividad y se fueron rápidamente a cambiar de ropa.  A las 17.00 estaban listos y de regreso después de la práctica. Sus mamás les preguntaron cómo había salido todo y ellos dijeron que muy bien.

Se programó una carrera y Fernando saló hecho un rayo y Axel salió trotando para no cansarse.  Corrió a una velocidad moderada y no se agotó en cambio Fernando se cansó pronto.

Fernando trató de alcanzarlo, pero le fue imposible y así es como Axel ganó.

Juan Rubina
5º A

                                                                        Mi colegio

Les contaré cómo llegué a Iquique y al colegio Macaya.  En el año 2011 llegamos desde Santiago a Iquique por el trabajo de mi papá, más o menos en el mes de febrero a días de entrar al colegio y no estábamos matriculados en ninguna parte.  Cuando íbamos llegando a Alto Hospicio miramos hacia el sector “La Tortuga” y vimos un muro verde y letras blancas que decían: “Colegio Macaya” y mi mamá a viva voz dijo que ese era el colegio al que asistiríamos.  Nos pusimos muy contentos.

Al otro día mi mamá fue al colegio a preguntar si había cupo.  Una señorita de nombre Paulina la recibió muy amablemente y le indicó que sí.  Mamá llevaba unos papeles y nos matriculó de inmediato y pasamos a ser, mi hermano Benjamín y yo, un par de macayinos.

Nos trajimos a nuestros primos Cristóbal y Martín y comenzamos el año y quedé en el 3º A con la señorita Andrea Canales.  Ella es muy cariñosa y todos mis compañeros eran muy amables.  Después pasó un año y pasé al 4º A y me tocó con la señorita Mariana Zarricueta y la técnico, Señorita Sara. Siempre recuerdo que esperaba que mi mamá me trajera el almuerzo y nunca llegó el inspector Eliezer y le conté que no había almorzado y ella me compró una colación y mi mamá me dijo que tenía que almorzar en la escuela y le respondí que bueno, que lo haría así. 

Yo me siento muy bien en el colegio porque me hacen sentir importante y los profesores me enseñan y los inspectores me cuidan.  Además que mejor que la directora nos reciba en la puerta con un gran saludo.

Piera Fernández
5º A

 
                                                               Cambio de escuela

Hola.  Mi historia comienza en mi escuela Academia Iquique de Alto Hospicio, pero  luego me cambié al colegio Macaya donde me encanta estar.  Mis compañeras me tratan muy bien al igual que las profesoras.  Me hice muy rápido de amigas. Entré con mi mejor amigo Bruno Morales y entré a este colegio en cuarto básico y pasamos juntos a quinto básico A y bueno, ahora les contaré lo que me pasó.

Yo no fui los primeros días de clase, pero me contaron que  mi mejor amigo fue y la profesora estaba pasando la lista y me nombraron y como mi nombre es Savka Ella, la profesora lo pronunció tal cual “E-L-L-A”, sin saber que se pronunciaba “Ela” y mi mejor amigo corrigió y cuando me lo contó todo me reí un poco.  Días después fui a la escuela y apenas tocaron la campana me hice de amigas y conocí a mis nuevos compañeros y fue un lindo día para mí.  Llegué muy contenta y mi mamá estaba muy feliz.

Savka Ella
5º A
 
                                                    La escuela de Jorgito
Había una vez una escuela llamada Macaya que quedaba cerca de una plaza donde jugaban muchos niños, pero también había un niño que se llamaba Jorgito que no le gustaba la escuela porque decía que los niños ahí se aburrían pero un día en que los otros niños le contaron que ahí ellos aprendían a leer, sumar, restar y cantar canciones en grupos y que era divertido, Jorgito dijo: “Voy a ir a la escuela para ver cómo es por dentro”.
Cuando entro Jorgito justo tocaron la campana para ir al recreo y vio tantos niños jugando, otros corriendo algunos iban  a la biblioteca y los profesores los saludaron  amablemente quiso quedarse ahí.  Desde entonces Jorgito es el primero en llegar al colegio, no falta ningún día.  Estudia en clases se porta bien y en los recreos juega con todos los niños de la escuela Macaya.  Juanito ya sabe leer y escribir y dice que cuando grande quiere ser profesor y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Nayely Monsalve Barahona
5º A
                                                           Al Colegio
 
Las noches permanecen desde marzo hasta mediados de diciembre.  Se me hacen muy  cortos, tan cortos que cuando cierro los ojos para dormir, ya los tengo que abrir para ir al colegio.  No así como las noches de verano que son más largas y aprovechadoras.

Volviendo en los meses que tengo que ir al colegio, en los primeros días tengo sentimientos encontrados, porque son momentos muy importantes de ver a mis compañeros y también tristes porque dejaré de ver tanto a mis familiares.

Tilin, talán.  Todos a correr y formar.  Es el sonar de la campana.  En fila ya en el patio, todos con cara de sueño y cansancio físico por el tremendo ajetreo que tuvimos en vacaciones.

Pasó la primera hora de clases en nuestra sala y al ver a nuestra profesora que la queremos tanto nos anuncia que ya no será nuestro maestro y algunos compañeros nos ponemos tristes.

Al pasar las clases nos presentamos a nuestro nuevo profesor que se ve serio y que no le gustan los niños y pensé que sería un año muy largo y pesado, pero luego nos dimos cuenta que el profesor le gustaba mucho jugar a la pelota y durante todo el año hizo diversos campeonatos en la escuela y las niñas se dedicaban a otro tipo de actividades más femeninas.

Fue un año muy divertido y ahora las noches se hacen más placenteras.

Tuvimos un año completo como si tuviésemos vacaciones.

Jaalam Rivera Chandía
5º A

                                                                      El colegio…

Había una vez dos niñas que estaban en el colegio Macaya y sus recreos eran muy cortos y algunos largos.  El primero eras a las 9.30 a.m. y nos daban desayuno.  El segundo a las 11.15 a.m., nos daban una colación y en cambio el tercer recreo  era a las 12.50 p.m. y nos daban almuerzo.  El nombre de nuestra directora es Ibeth Barrientos Leonelli, la Inspectora General es Andrea Guerra Soto, el jefe de la unidad técnica pedagógica es Mauricio Toledo Suárez y el Orientador es don Marian Castillo Palominos.

El colegio Macaya es verde, grande, tiene figuras geométricas por fuera y unas rejas muy grandes con guardias.

En el colegio he aprendido que su lema “Educar para una vida mejor”, es simplemente estudiar para ser alguien en la vida y es justo eso lo que quiero hacer.  Lo haré de la mano de los valores que se me entregan que son: responsabilidad, honestidad, trabajo y esfuerzo, puntualidad, honradez, perseverancia, patriotismo, lealtad, disciplina y solidaridad.

Michelle Andrea Díaz Castillo
5º A

                                                               El niño que no sabía leer

Había una vez en el colegio Macaya un niño que se llamaba Nicolás y que no sabía leer de segundo básico y un día llegó la temida prueba de velocidad lectora.  Él estaba a punto de entregar la prueba, pero se quedó dormido y en su sueño él aprendió a leer, despertó y corrigió su prueba y la entregó .  Su nota era un 7.0

Caminando se cayó leyendo un cartel que decía Coca-cola y en su sueño él pudo observar la lectura en todo su esplendor y fue hermoso.  Estaba muy feliz, pero él también era malo en matemática y con el pasar de los años fue mejorando su capacidad mental y física.  Con el paso de los años llegó a la Universidad de la U.T.A. y egresó como profesor y consiguió trabajo en el colegio Macaya en la asignatura de lenguaje.  Estuvo en primer año básico y lo dejaron en su puesto por cuatro años en forma muy feliz hasta que un día sucedió un trágico accidente: un niño de kínder lo empujó y se rompió un brazo y estuvo mucho tiempo en el hospital.

Al día siguiente logró superarse y regreso al colegio a enseñar a los niños, pero él tenía el temor de ser empujado por el mismo alumno.  El día era caluroso con una ligera brisa.  Temeroso entró en la sala de clases y justo allí estaba el niño esperando su regreso.  Él confrontó su destino y fue muy valiente.    El niño, que se llamaba Fernando, se disculpó con el profesor y le dijo que nunca fue si intención hacerle daño.  El profesor así lo entendió y se tranquilizó y desde entonces se volvieron amigos.

El profesor fue trasladado a primero básico y entonces se preocupó porque lo iban a cambiar de curso.  Extrañaría mucho su nivel porque ahora debería estar con los segundos básicos y con mucha tristeza tuvo que resistir el cambio y después de tres meses, él conoció la sala.  El ambiente era triste, pero se dio cuenta de que sus nuevos alumnos eran los mismos del año pasado.  Se alegró tanto y sus niños estaban sorprendidos.

El profesor comprendió que su podía estar siempre en un nivel, y que todo de ahora en adelante sería una aventura y fue feliz por siempre.

Stevan Cebrian
Cristian Jans
5º A

                                                                       Mi escuela

Hola, me llamo Patricia Palta y vivo en Alto Hospicio, muy cerca de una feria, muchos almacenes y panaderías, una junta de vecinos o sede, parques, un jardín de niños o jardín infantil, un colegio y un liceo…tengo 10 años y claro, voy al colegio.

El colegio en el  que voy es bien grande, hay niños de pre-kínder hasta 8º básico.  Yo voy en 5º básico A en donde pasé por muchas cosas y les voy a contar de cuarto para abajo. 

Fui demasiado tranquila o vergonzosa  en primero y segundo, en tercero y cuarto tuve un poco más de personalidad y ahora en quinto estoy tratando de tener más  que antes, pero me sigo portando igual, no tan porfiada sino que como siempre, pero con más personalidad y algo inteligente.

Bueno, te voy a contar del bullying que he pasado o que he sufrido, la verdad es que no he pasado por muchos ataques ni tragedias, yo diría que la verdad es que no alcanza a ser ni la mitad del bullying.  Lo que sucede es que cuando iba en primero a principio de año se reían y me molestaban por mi apellido: “Palta”.  Me molestaron un mes completo en segundo básico un poco menos.  Ya en tercero sólo la primera semana y mis compañeros no volvieron a molestarme.

Cuando se murió mi abuelito yo tenía tres años y cuando pase a tercero, murió mi abuelita y me costó mucho concentrarme y retomar mis estudios y estuve muy triste esos días que fueron casi una semana completa.

El siguiente año pasé a cuarto básico y estaba jugando al libre con mis compañeros y nos dividíamos entre hombres y mujeres, justo en ese momento les  tocaba a las niñas pillar, yo iba corriendo a pillar a mis compañeros, y de repente veo que esta como si fuese navidad porque la mitad del patio estaba blanco y estaba preguntándole a todos ¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba cayendo eso?

Y todos me respondían que se había caído un extintor, pero lo que había pasado fue que unos niños y unas niñas estaba jugando al lado de un extintor y de tanto que se movían se había caído y al sentir el golpe en el piso se reventó y empezó a caer polvo químico, algo como cenizas blancas o nieve, que sirven para apagar el fuego y parecía que estuviera nevando y los inspectores nos llevaron a todos al segundo patio, cerca cada uno en la columnas de su curso.

En los cursos que voy pasando vamos aumentando el número de alumnos: En primero éramos 37 alumnos, en segundo 39 alumnos, en tercero 45 alumnos, en cuarto 47 alumnos y en quinto básico 37 alumnos.  Espero que siempre seamos muchos para que la diversión nunca acabe.

Patricia Palta
5º A

                                               Mi colegio es especial


Había una vez una niña llamada Paulina.  En ella encontré una amistad muy bonita.  Nos conocimos, nos presentamos, le dije a esta niña que mi nombre es Selena y se puso muy contenta y así fuimos conociéndonos más con el resto del curso.

Mis profesoras son muy buenas y nos enseñan muchas cosas dentro de este lindo colegio.  Hay muchas cosas preciosas, un multitaller bonito.  Hay una cancha dividida para los niños más pequeños y para los niños más grandes.  Es bacán ir al colegio porque aprendemos cosas nuevas y trabajamos viendo imágenes y videos.  Los profesores son muy buenos en especial mi profesora de matemática.  Ella nos hace sumar y restar, multiplicar y dividir.  El profesor de Inglés también es muy bueno, nos hace poner los números en inglés. 

Otra cosa divertida son los talleres porque hay mujeres y hombres como jardinería y banda escolar.  También es bonito el día del libro, el de la mamá, el papá, del niño y el 18 de septiembre.

Celebramos muchas cosas y las combinamos con estudios.  Estamos felices de pertenecer a nuestro colegio Macaya.

Paulina y Selena Álvarez
5º A


                                                               Yo conocí a una niña

Me llamo Sofía y cuando era pequeña conocí a una niña en el colegio Macaya que se llamaba Michell y nos hicimos amigas por siempre aunque yo tenía tres años y también ella.  Fuimos creciendo t después apareció una niña que fue mi amiga por siempre.  A mí me gusta el colegio porque siempre me enseñan mucho y hago nuevos amigos.  Un día la niña fue al patio, pero otra alumna la hizo caer y entonces una niña al ver todo esto del susto se desmayó.  La mamá de la niña accidentada vino al colegio y se la llevó, después de eso no volvimos a verla.

Pasaban los días y mis amigas y yo pensábamos en tener más edad y cumplir los quince años.  De un día a otro llegó una niña al colegio de ojos vedes y pelo negro y le preguntamos si quería ser nuestra amiga y ella dijo que sí.  Nos contó que su nombre es Sofía y desde entonces no nos separamos jamás.

Dafne Díaz
5º A

                                                           Mi colegio

Hola.  Mi nombre es Cristóbal Álamos y mi colegio se llama Macaya y siempre están sus diarios murales adornados y bonitos.

También ha habido muchos accidentes aquí, por ejemplo hubo un día que un niño se partió la cabeza en el patio corriendo, entonces no podemos correr o nos llaman al apoderado y en el peor de los casos, nos suspenden, pero este colegio es el mejor del mundo.

Aprendí que en todos los lugares hay peligro, y debo cuidarme siempre.

Cristóbal Álamos Campillay
5º A

                                                               Mi colegio y yo

Me encanta mi colegio en especial las clases de lenguaje porque es tan divertida la tía y a todos, bueno casi a todos, nos gusta esta clase.  La profesora nos enseña las partes de un cuento, nos hace pruebas de cómo poner las tildes en las agudas, graves y esdrújulas, etc.  Cuando no entendemos o tenemos un problema, la profesora Patricia nos ayuda a solucionarlo y antes de salir a recreo nos dice que no debemos correr o jugar bruscamente y por eso todo eso y muchas cosas más, me gusta mi colegio.

Angela Dominguez
5º A

                                                       En mi colegio

En mi colegio la paso muy bien, me encanta ser la nueva.  Cuando llegué me trataron muy bien mis compañeros y compañeras nuevas.  Mi colegio lo encontré divertido y lo que más me encantó fue la biblioteca y por eso voy muchas veces, es tranquilo y hay muchos libros y también está la tía que trabaja ahí.

Las tías de la cocina hacen muy rica la comida.  Me encantan todos los profesores que me tocaron, son muy inteligentes y me enseñan mucho.  A mis compañeros no sé si les caigo bien porque no me conocen mucho, pero espero mejorar eso y quiero estudiar para darle un buen ejemplo a mi hermana pequeña para que después ella alcance cualquier meta.

Siempre me pongo feliz, pero no me gusta que mis compañeros me molesten o se burlen de mí.   Es mucho más divertido jugar con mis amigos, como por ejemplo con mi amiga Jacqueline.  Ella es muy divertida al igual que mi amiga Dafne.  Son las mejores amigas que he tenido.  Algunas veces discutimos y cuando una de nosotras quiere jugar a algo y una no quiere decidimos entre todas o si no jugamos primero a algo que le guste a una y después jugamos a algo que le guste a la otra.  Los baños siempre están limpios gracias a las tías que limpian y cuando uno quiere entrar al baño nunca le da asco me encanta leer y escribir.

Francisca González V.
5º A

 
                                                               Aventura en mi colegio

Hace tiempo atrás, cuando iba en tercero básico un niño chocó contra una pared y le salió sangre y empezó a llorar.  Ese fue el primer accidente que vi, luego el año siguiente un niño se dobló el brazo. Eso me sirvió para aprender a cuidarme. 

Debo reconocer que me portaba mal y me sacaba malas notas, pero estoy cambiando y portando mejor, trato de mejorar mis notas para que todos se sientan orgullosos de mí.

Enzo Castillo
5º A

 
                                                                   La salida del colegio

Ya cae la noche, el domingo se va…!uf!  Llega el lunes, que día tan agotador, pero con mi amigo Vicente esperamos con muchas ganas la hora del recreo.  Jugamos, corrimos y Vicente se cayó y me asusté al ver como sangraba.  A él se lo llevaron al hospital.  Tocaron la campana y muy triste entré a clases.  Lo único que quería era que llegara la salida del colegio. 

Llegué a casa y le conté a mi mamá que Vicente se había caído en el colegio.  Mi mamá me explicó que en el colegio no se debe correr tan rápido y sin cuidado. 

Llegó el día martes y mi mejor amigo no llegó a clases.  Con el resto del curso trabajamos en clases y en artes no dieron una tarea en grupo de máximo cuatro personas, pero en el grupo faltó Vicente… Llegó la hora del recreo como todos los días y como siempre nos divertimos juntos jugando hasta quedar sin aliento.  -¡Ay, como duelen mis pies!- dijo Claudio.  –A mí también- dije, pero teníamos que regresar a clases.  Yo lo único que quería era que nos dejaran salir del colegio.

El día miércoles…como me gusta ese día, porque nos tocaban educación física.  Ese día llegó un compañero nuevo, llamado Elieth y todos nos acercamos a darle la bienvenida y ocupó el banco de mi amigo Vicente.  En el recreo lo invité a jugar y así lo hicimos.  Jugamos, reímos y le conté sobre Vicente.  A la salida del colegio nos fuimos juntos de la escuela y me llevé una sorpresa: Llegó  al fin mi amigo Vicente y estaba recuperado.  Vicente conoció al nuevo compañero.

Ahora somos tres amigos que andamos juntos para todos lados.  En los recreos nos divertíamos mucho, disfrutábamos y nos hicimos amigos inseparables.

Llegó por fin el último día de clases… en la sala nos poníamos de acuerdo para juntarnos el fin de semana porque lo que más quería era que tocaran la campana para irse a casa para levantarme tarde el sábado.  De lunes a viernes lo que más espero es que llegué el viernes.

Rubén Quiroga P.
5° A       

                                                              Una escuela especial

Había una vez una escuela especial en donde todos se querían, jugaban juntos y a la hora de desayunar iban al comedor, esperaban sus desayunos, que a todos les gustaba.  Era jugo, pan con queso y jamón, leche con cereal, yogurth y una rica fruta.  Todos esperaban el desayuno con ansias, jugaban con muñecas de trapos, autos, peluches y animales de peluche.

Las tías querían a los niños, mucho y cuando llegaba la hora del almuerzo también les gustaba mucho porque daban legumbres, sopas y cazuela.  Terminando de comer había niños de seis meses hasta ocho años que iban a la sala de diversión y esperaban a alguien importante.  Ellos eran huérfanos.  A la persona que esperaban era a un padre adoptivo que quisiera que algún niño se convirtiera en su hijo. 

Los niños se ponían sus mejores ropas porque querían conocer a la persona que adoptarían, sea niño o niña.  Se peinaban.  Todos los niños querían ser elegidos para poder estudiar. 

El orfanato se llamaba “vida feliz” y un día le pegaron a un niño pequeño de cinco años.  El atacante fue un niño mayor y todos corrieron a ayudarlo.  Su amiga lloraba sin parar por su pequeño amigo porque pensaba que le podía ocurrir algo, pero llegó la tía y lo solucionó rápido.  El niño grande había hecho eso porque quería un juguete y después entendió que era un error hacer esas cosas.

Los días pasaron y también los años y algunos niños fueron adoptados y otros no.  Los que se quedaron estudiaron mucho para ser alguien en la vida y siempre sentirse orgullosos  de sus orígenes.

Yaquelin Uribe M.
5ºA
                                                                             

                                                               Eric y la máquina del tiempo

Hola.  Me llamo Eric.  Déjenme contarles sobre mí.  Tengo 11 años y me gustan las palomitas.  Odio que me hagan cosquillas en los pies y me encanta participar en la feria científica.  Estudio en el colegio Macaya y mi curso es el quinto año básico “B”.

A propósito de mi curso, me molestan diciéndome nerd y cuatro ojos porque uso lentes y porque participo en todo lo que tenga que ver con Ciencias.  Otra cosa mala es que como mis lentes están malos, siempre me va mal en las pruebas y además me equivoco cuando voy al baño porque en vez de entrar al baño de hombres, hay veces que voy al de mujeres en partes donde voy por primera vez. 

En toda historia hay un niño antipático y esta no es la excepción.  Su nombre es Andy y se cree muy guapo, pero es horrendo.  Además me envidia porque las niñas siempre me piden respuestas a mí y a él, nada.

Un día estaba en mi casa pensando que podía hacer para la feria científica y se me ocurrió fabricar una máquina del tiempo.  Días después la hice y funcionó así que la llevé para ser exhibida y gané un trofeo enorme.  Luego decidí ir a mi futuro. 

Habían cosas geniales, autos voladores, animales que hablaban y sin darme cuenta yo era famoso por mi máquina y además era millonario y decidí quedarme allí por un tiempo y disfrutar de todo lo que me entregaba l ciencia hasta que un día comencé a sentirme solo y a extrañar a mi querido colegio.  Como sería que hasta extrañaba las bromas de mis compañeros así que volví a mi realidad y me di cuenta que con bromas y todo igual era feliz.

Francisca Cabello Álvarez
5º B

                                                               Mi colegio favorito

Había una vez una niña llamada Valeria Riveros que vivía en la ciudad de Iquique con sus padres y abuelitos.  La matricularon en una escuela local de kínder a primero básico.

Valeria es una niña introvertida, de pocos amigos, pero le gustaba estudiar aprender y tenía una buena relación con los profesores.

Sus padres por su trabajo tenían que mudarse a la comuna de Alto Hospicio por lo tanto tuvieron que averiguar colegios para su hija.  Por su excelencia académica no dudaron en matricular a Valeria en el “Colegio Macaya”.

Valeria empezaría a cursar segundo básico, estaba nerviosa, pero entusiasmada por ingresar al nuevo colegio, conocería compañeros, profesores y haría nuevos amigos.

Al terminar el año se dio cuenta que pudo aprender mucho más y mejor con la enseñanza que le dieron sus maestros.  Así cursó tercero, cuarto, quinto y sexto básico hasta que en ese año sus padres le comunicaron que tenían que volver a Iquique.  Valeria se puso triste porque tendría que cambiarse de colegio, pero como ella ya era un poco más grande tuvo una conversación con ellos y decidieron dejar que terminara su enseñanza básica en el colegio Macaya, por su excelente enseñanza, buena educación y disciplina, buena comunicación con sus profesores y compañeros y además ya tenía sus amigos.

El colegio realizaba actividades por el día del libro, festejaba su aniversario, hacían fondas en septiembre y fiesta o paseos en fines de año.  Así participaban los alumnos, profesores y apoderados.  Este le agradaba a Valeria y lo pasaba muy bien.

Tenía que bajar los días desde la escuela a Iquique donde estaba su casa.  Era un pequeño sacrificio ya que la micro venía llena, pero sabía que en su casa estaban sus abuelitos esperándola con su almuerzo rico y calientito.

De esta manera Valeria pudo terminar el octavo básico con un segundo lugar con honores y felicitaciones con sus padres y abuelitos en primera fila mirándola.  Para ella su colegio Macaya va a ser su colegio favorito del cual va a tener los mejores recuerdos de su primera etapa escolar.

Constanza Fuentes Paz
5º B

                                            El joven terrorista en el Macaya

Había una vez un joven que era terrorista llamado Camilo.  Era capaz de matar.  El niño no tenía amigos y todos sus compañeros le tenían envidia, pero a él le daba lo mismo.

Camilo iba en tercero medio, y estudiaba en el colegio Macaya.  Vivía en Alto Hospicio.  El colegio Macaya era un buen colegio, de hecho era el mejor colegio de la comuna. 

Un día sonó el timbre del colegio como de costumbre en señal de recreo.  Camilo iba caminando en el patio del colegio y los jóvenes de cuarto medio empezaron a molestarlo.  Entonces él se quiso vengar de estos niños y buscó a sus compañeros terroristas y en la salida de clases los llamó para que lo ayuden a golpear a estos chicos.  Camilo y sus amigos se vengaron cruelmente. 

Después de la pelea Camilo consumió droga junto a sus amigos, sin pensar que al día siguiente tenía clases de educación física.  En las clases Camilo se mostró lento y con mucho desgaste físico producto de su consumo.  Un compañero le gritó que era muy lento y desde ese momento el resto de la clase lo comenzó a molestar también con lo mismo.

Camilo se enojó.  Ya no soportaba que lo molestaran y creo una bomba infecciosa para asesinar a las personas del colegio Macaya, incluso sabiendo que alguno de sus amigos terroristas iban en el mismo colegio e incluso en su curso.  Ellos al enterarse le preguntaron por qué quería activar una infección en el mejor colegio de Alto Hospicio y el niño respondió que a él no le importaba el colegio, lo único que le importaba era la venganza y hacer sufrir a quienes de burlaban de él y lo insultaban.

Sus amigos terroristas aún incrédulos le preguntaron dónde podría la bomba y Camilo les contó que la pondría en el curso de cuarto medio para que fuesen los primeros en morir ya que la infección explotaría en tres días más a contar de ese momento. 

Al día siguiente la Inspectora General pasó revisando los cursos, viendo si estaban las salas limpias o sucias y de pronto encontró algo raro.  Se acercó y descubrió un artefacto explosivo con un reloj en cuenta regresiva donde indicaba que explotaría en 24 horas.  Muy asustada llamó a la P.D.I.  Rápidamente el escuadrón antibombas llegó al colegio y la Inspectora les mostró el lugar de la bomba la que tenía cables.

Los policías no sabían que cable sacar y no querían arriesgarse, así es que llamaron a expertos de otros lugares, pero la bomba infecciosa era muy complicada y una mujer policía fue la primera voluntaria en desactivar el artefacto.  Llevó la bomba a un cerro muy lejos del colegio y estaba muy nerviosa porque sólo faltaban 4 horas para la explosión.  La mujer decidió cortar un cable y logró desactivar la bomba que tenía el experimento infeccioso.  Inmediatamente comenzó la búsqueda del creador de este acto malévolo y pronto identificaron a Camilo y lo llevaron detenido y el Colegio Macaya agradeció la valentía de aquella mujer que lo arriesgó todo por los alumnos de aquel colegio de alto Hospicio.

Profesores, inspectores, apoderados, alumnos y toda la brigada de la P.D.I. hicieron un brindis por el éxito del trabajo realizado y por siempre quedaron agradecidos y felices.

 
Camilo Anson Salazar Vergara
5º B

                                                               La nueva vida de Raúl

Esta historia ocurre en chile con un hombre llamado Luis Camus quien por su trabajo tuvo que viajar a Perú.  Ahí estuvo como cuatro meses solo, sin adaptarse hasta que conoció a María Choque en la plaza de Tacna.  Conversaron toda una tarde, hablaron de sus vidas y se citaron para el día siguiente.  Así se enamoraron y se casaron, tuvieron dos hijos llamados Raúl de diez años y Carolina de dos añitos.  Todos ellos vivían felices en Perú.

Luis fue citado por su jefe y le dijo que tenía que volver a Chile, porque lo necesitaban en un nuevo cargo.  El sueldo sería el doble, era una oportunidad muy buena para su familia.  Luis estaba contento, pero nervioso con la reacción de su familia.

Esa noche, Luis le contó a su esposa y tomaron la decisión de irse a Chile.  Cuando Raúl se enteró se puso demasiado triste y nervioso y no pudo dormir en toda la noche.

Llego el día del viaje.  Estaban muy ansiosos por llegar luego a Chile, a la ciudad de Alto Hospicio.  Cuando llegaron Raúl encontró diferente el clima, su mamá llegó limpiando la casa de inmediato y su papá fue a  su empresa a avisar de su llegada.  Por otro lado su hermana estaba dormida, pasaron las semanas y su papá le comunicó que había sido matriculado en el colegio Macaya.

El día jueves fue su primer día de clases y de nuevo volvió a desvelarse.  Al llegar la mañana su madre lo levantó temprano para ir a clases.  Sus padres le sacaron muchas fotografías.  El niño estaba nervioso y asustado. 

En los recreos no jugaba, no hablaba con nadie hasta que a la hora de almuerzo conoció a un niño llamado Alan.  Se hicieron muy buenos amigos y se contaron lo que habían hecho en las vacaciones.  Las de ambos habían sido muy entretenidas.  Las de Raúl fueron en Tacna junto a sus primos.  Fueron a unas cabañas con piscinas muy cerca de la ciudad

Alan por su parte había viajado a la ciudad de Viña del Mar a visitar a sus abuelos y se comió un rico asado de cordero y en la mañana jugaban a las escondidas.  La estaban pasando muy bien los dos en el recreo cuando de pronto se acercó un niño llamado Bryan y empezó a molestar y golpear a Raúl por su color de piel y su forma de hablar.

Alan quería ayudar a Raúl para que no se sintiera mal, pero Bryan era muy alto y agresivo.  Le temían mucho.  Raúl llegó llorando a su casa y le contó a sus padres lo que había ocurrido.  Los padres se lo contaron a la directora tal como se los había relatado Raúl.  Le preguntaron a Bryan porque era así con su compañero y el niño respondió que sus propios padres discriminaban al resto así que debía ser o normal.

La directora hizo un taller para padres y pronto todos los niños del colegio tomaron conciencia sobre la discriminación.  Bryan pidió disculpas a Raúl y se hicieron muy buenos amigos hasta que salieron de octavo.

Felipe Pereira Rojo
5º B

 
                                                               Mi nuevo colegio

Amigos, profesores y nuevos compañeros.  Les quiero contar que estaba muy nervioso y a la vez, ansioso porque no sabía cómo me iban a recibir en mi primer día de clases.  Todo fue muy tranquilo porque hablé con muchos niños y todos me trataron bien, los profesores eran muy estrictos, pero me enseñaron muchas cosas.

El segundo día pude hablar más con mis compañeros y creo que ya puedo decirle que tengo un amigo en el colegio.  Nos reímos en clases y la profesora nos retó, pero no tuve mayores problemas.

El tercer día hable más con mis compañeros y nos hicimos amigos, nos juntamos en el recreo y luego nos fuimos juntos para la casa.  Hablamos mucho y nos pusimos de acuerdo para la próxima tarea que nos mandara la profesora.   Así seguimos todos los días y la pasábamos muy bien en la sala y mucho mejor en el recreo, aunque nos retaban mucho por conversar y reírnos.  Cada día era una diversión diferente.   Cuando llegaron las vacaciones de invierno tuvimos que dejar de ir al colegio por dos semanas.  Luego terminó el descanso y seguimos disfrutando como lo hacíamos antes de salir de vacaciones, divirtiéndonos hasta que  terminó el año, pero me enteré que mi papá nuevamente tenía que viajar y que nosotros debíamos ir con él.  Me dio mucha pena porque tuve que dejar a mis amigos que me acompañaron todo el año.  Por suerte me hice un Facebook y nos podemos comunicar.  Lo malo es que ya no podemos divertirnos como antes, todo el año y que tendré que cambiarme de colegio y volver a conocer a gente como la conocí aquí en Iquique y pueda aprender mucho más de lo que aprendí aquí.

Fue un lindo año y espero volver a vivir una experiencia parecida y seguir en contacto con mis amigos por siempre.

Abraham Guillermo Vega Julio
5º B

                                               La bomba en el colegio Macaya

Había una vez un niñito llamado Julián que estaba muy triste porque su familia había muerto en el trágico terremoto del año 2010.  El niño vivía en un orfanato en donde creció y se mantuvo protegido. 

Pasaron los años y fue adoptado por una pareja muy buena que no podía tener hijos.  Con el tiempo la familia se mudó a la comuna de Alto Hospicio y a su hijo Julián, lo matricularon en el colegio Macaya del mismo lugar. 

En su primer día de clases, el pequeño observaba a sus compañeros y veía que ellos eran felices y él en cambio, no.  Volvió a sentirse triste y por un lado, enojado porque toda su vida se había sentido solo, en mal estado.  Él tenía una rabia y envidia a sus compañeros y decidió activar una…¡Bomba!  El niño se preguntaba: ¿Dónde la detonaría? Y pensó hasta que se le ocurrió.  En la cacha de educación física.

Julián era muy inteligente y pensó que más seguro era activar esta bomba en el cuarto en donde la profesora guarda las pelotas.  También se le ocurrió que si armaba el artefacto ahí debía hacerse un disfraz de pelota para que la profesora y los niños se confundieran aún más y que al mirarla pensaran que sólo era un implemento deportivo.

Julián preparo todo.  La bomba estaba programada para demoler un colegio entero y todos quienes estuviesen en él.  Pero esta bomba estallaría en 48 horas.

Pasaron las horas y los niños del primero básico B estaban en clase de educación física y la profesora les dio unos minutos de juego a los niños.  Ella decidieron ir por las pelotas y de pronto uno de ellos vio una nueva pelota, pero era la bomba camuflada como una pelota.

-¿Qué extraño que la pelota pese tanto?-, pensó el niño y se la llevó a su profesora.  La profesora observó el implemento esférico y calculó que debía pesar más de dos kilos.  Fue a investigar lo que tenía la pelota en su interior porque la profesora quedó con dudas de su contenido.  Corrió a biblioteca para abrirla y se dio cuenta que era una bomba.  Se enteró al ver el reloj en cuenta regresiva y ver que sólo quedaban 46 horas para su detonación.  Ella se desmayó del miedo, pero antes de perder el conocimiento lanzó la bomba muy lejos y fue a dar a un basurero. 

Al despertar la profesora de educación física, con miedo aún, pero más calmada llamó a la P.D.I. y les explicó la situación.  Los policías comenzaron a buscar en el área y se tardaron casi ocho horas en rastrear sin ningún resultado.  La bomba seguía activada y en cuenta regresiva.  Los efectivos se decidieron por traer perros rastreadores, los mejores nueve caninos y todos por separado.

Mientras tanto Julián estaba muy emocionado, sentado en un cerro de Alto Hospicio esperando para ver la explosión, entonces un perro encontró el artefacto.  El animal ladró y ladró hasta que un policía corrió y comprobó que era la bomba.  Ya habían pasado siete horas más. 

De pronto el policía aviso a sus colegas que se había desatado una terrible tragedia: La profesora al lanzar la bomba había destruido la pantalla del marcador de reloj, por lo que era imposible saber la hora exacta en que haría detonación.  Todo el personal de la P.D.I. estaba asustado.  Tal vez sólo quedaran 19 horas y no era una cifra confiable.

La P.D.I. no tuvo más remedio que ir al cerro a desconectar la bomba, pero no podían subir en vehículos así que solicitaron refuerzos a Carabineros los que les facilitaron un helicóptero.  Sólo quedaban aproximadamente dos horas para la detonación de la bomba. 

El helicóptero recibió la bomba y la soltó muy lejos de la comuna de Alto Hospicio, en los cerros de arena que están en el desierto cuando a la bomba sólo le quedaban veinte segundos de tiempo.  Por fin la bomba estalló dejando un agujero de diez metros de profundidad. 

Pronto todo volvió a la normalidad sin que nadie saliera herido y todos quedaron agradecidos, tanto los valientes hombres de la P.D.I como Carabineros de Chile y también el colegio Macaya por siempre.

Julián Anson Salazar Vergara
5º B

                                                                              Los aztecas

Hace muchos años atrás, existió un pueblo azteca.  En él había una familia compuesta por un papá y una mamá que querían tener un hijo.  Pasó el tiempo y tuvieron un niño llamado Olin.

Olin era muy respetuoso y estudioso de su cultura.  Cuando su padre iba a cazar siempre lo acompañaba porque esa era su escuela, esa era la forma en que ellos aprendían.

El niño debía acostarse temprano para levantarse y tener las fuerzas para salir de caza.  Al mañana siguiente fueron a un prado cercano y cazaron una liebre.  Su padre día a día le traspasaba sus conocimientos para que también él lo hiciera con sus hijos y así todo ese conocimiento nunca se perdiera porque su padre le explicaba que: “El saber, lo haría grande”.

Katherine León
5º B

                                                               Un día de Esperanza

Tengo diez años y estoy en el colegio Macaya desde los seis años, el examen de ingreso que toman en el colegio, me lo tomó una profesora muy simpática y amable que nunca ha sido profesora mía, pero lo fue de mi hermano mayor.

Mi hermano tenía que presentar obras de teatro en el cual se disfrazaban con sus compañeros, ensayaban en mi casa, se reían mucho porque nunca les salía bien.

La profesora siempre valoraba que se esforzaban y preparaban su trabajo, fueron muchas veces los diferentes trabajos y aparte de las tareas mi hermano se ofrecía para salir en las presentaciones del colegio y mi mamá corría para buscarle su disfraz. 

A diferencia con mi hermano, a mí no me gusta salir en presentaciones del colegio porque me da mucha vergüenza pero, qué le vamos a hacer, no todos somos iguales.

Hay algo bueno de todo esto, que les acabo de contar, que la profesora simpática y amable.  Todavía se encuentra trabajando en este colegio y no pierda la fe que algún día sea mi profesora, ella es la profesora Esperanza Vives.

Fabián Hernández
5º B


                                                               Mi colegio Macaya

Mi colegio Macaya es muy bueno y tiene características como para ser un colegio perfecto.  Los alumnos son muy inteligentes, pero los niños de octavo son más inteligentes aún y de seguro serán futuros profesionales.  Hay muchos niños con lentes que también son inteligentes aunque esto no es una característica obligatoria.

Lo malo del colegio es que a veces hay niños que molestan a otros compañeros o no falta alguno que no sea obediente con los profesores.

También existen niños a quienes les cuesta más estudiar, pero mi consejo para ellos es que no se rindan, que se pongan metas y eso les ayudará a sacar 7.0 y ser felices.  También sirve de mucho ser amigable y dar buen trato al resto.

En el colegio existe reforzamiento y talleres que nos ayudan a ser mejor.  Eso significa que es muy interactivo y también que así, al crecer, pueden ser profesores, profesionales o lo que ellos quieran.

Fidel Challapa
5º B

 

                                                      Carlos en el colegio Macaya

Había una vez en el colegio Macaya un niño llamado Carlos.  Él era distraído y no entendía mucho las tareas.  Sus amigos intentaban ayudarle, pero aún no entendía lo que trataban de enseñarle y mientras se acercaba la prueba SIMCE que era la más temida de todas.

Un día Carlos quiso ponerse a estudiar, pero no sabía si lo podría lograr.  Al día siguiente su profesor llamado Luis, lo preparó para que estuviera listo para la prueba.  Los sueños de Carlos eran obtener el primer lugar del curso y cuando grande poder graduarse en ingeniería mecánica de la universidad con el mejor puntaje de la P.S.U. y de que sus padres estuviesen orgullosos de él porque ya no era distraído.

Finalmente llegó la prueba y Carlos ya estaba preparado para el examen.  Al término de la difícil prueba todos se felicitaron entre sí y se pusieron a esperar los resultados de aquella prueba tan difícil, después de tres meses de larga espera supieron los resultados.

Carlos sacó el mejor puntaje y su profesor lo felicitó y él dijo que sacó el primer lugar de su curso.  Con el pasar de los años Carlos llegó a la universidad y luego se graduó en ingeniería mecánica cumpliendo así sus sueños y también logró ser alguien en este país.

Después de algunos años Carlos llegó a ser Presidente de la República y dijo que a todos los niños que les costaba estudiar repasaran y los que tengan más de 6.0 en promedio final les ayudaría regalándoles notebooks a cada uno de ellos, ya que a Carlos también le costaba estudiar y le puso empeño y así llegó a ser el mejor Presidente.

Pasaron algunos años más y se reencontró con su profesor que le enseñó a estudiar y lo recibió gustoso en la Moneda quien le aconsejó que siempre fuese una persona responsable, justa, amable y dedicada a ser el mejor.

Sin nombre
 

                                                               El cambio de escuela

Tengo diez años y estoy cursando quinto año básico.  Cuando empecé mis estudios estaba en un colegio distinto al que me encuentro ahora.  Antes, en mi primer colegio había muchos alumnos en mi sala y a veces me sentía muy incómoda porque los niños gritaban y no me ayudaban a escuchar o concentrarme.  La solución que encontré fue hablar con mi mamá que no me sentía bien en ese establecimiento.  Ella, muy comprensivamente, me entendió y me dijo que buscaríamos otro colegio.

Cuando al fin encontramos otra escuela. Yo me sentía un poco asustada porque todo sería nuevo, entonces conocí a mis compañeros y a mi profesora y me pude dar cuenta de que no era tan difícil adaptarme.

Mi nuevo colegio me gusta mucho.  En mi curso no son tantos niños como en el otro, pero tengo nuevos amigos y disfruto de mis recreos.  Los talleres que se realizan son muy entretenidos.  Aprendí que los cambios pueden asustarnos que finalmente nos hacen más fuertes. 

Alejandra Díaz Araya
5º B
 
                                             La escuela en medio del bosque

 
Hace algunos años atrás en un lejano pueblo del Sur de Chile, vivían tres pequeños amigos y sus familias.  Ellas se dedicaban a la pequeña agricultura, a la pesca y a la crianza de animalitos como ovejas, patos, pollitos y algunos caballos y perros.  Un día estos amiguitos llamados Sebastián, Nicolás y Diego se adentraron en el bosque por encargo de sus padres para recoger leña y cocinar además de abrigarse en aquel lluvioso invierno.

Caminaron y caminaron para recoger la suficiente leña que pudieran cargar cada uno…al haber recorrido bastante uno de los tres amigos se desvió por un sendero de espesa vegetación el cual parecía un largo túnel verde.  Nicolás, quien era el más aventurero, iba primero, delante de sus amigos y casi al terminar fue grande su sorpresa y sus ojos se maravillaron al ver una pequeña y linda escuela en medio de aquel bosque.  Estaba rodeada por grandes robles y araucarias.  Su pared derecha estaba cubierta por una enredadera con hermosos copihues en su techo donde crecía un verde pasto llamado musgo que hacía parecer a la escuela como casas de duendes del bosque.  Un poco más allá había un armónico riachuelo que alegraba el ambiente con su hermoso murmullo de aguas cristalinas.  Los amiguitos estaban maravillados y sorprendidos por la belleza de tal paisaje.

Diego, el más curioso se acercó más a la puerta de aquella vieja escuela y cuando esta se abrió de improviso, dejó ver a una amable abuelita.  -Buenos días-, dijo ella y nosotros saludamos de vuelta a coro: “Buenos días señora”.  Sebastián que no pudo aguantar las ganas y la curiosidad por preguntarle el por qué esa escuela estaba allí, tan aislada y protegida por el bosque, difícil de ubicar a lo que ella respondió: “Esta es una escuela muy especial a la que no cualquiera puede llegar, pero ustedes, tres amiguitos, por sus ganas de aventura, de curiosidad y de aprender cada día más, no se asustaron por lo alejado o solitario del lugar y siguieron avanzando sendero tras sendero, árbol tras árbol para aprender más de aquel lugar.  Esta escuelita ya no funciona como tal, sólo estoy yo en este lugar recordando a mis niños, sus risas, sus juegos y sus libros llenos de aventuras que en el tiempo quedaran.  Mi nombre es Rosa y fui la última profesora de este hermoso lugar.  Los niños alegres y sorprendidos por aquella aventura volvieron a sus hogares y les contaron a sus papás y desde ese día aprendieron que las ganas por aprender, aunque pase el tiempo, no se pierden jamás.

Nicolás Guzmán
5º B

                                                              Un niño muy valiente, Alex


Había una vez un niño llamado Alex que vivía en una casa con su abuela en un espacio verde con flores y pájaros cantando.  El niño tenía un amuleto y un día, un tipo llamado Juan y su pandilla se lo robó.  Alex le contó a su abuela y ella se enojó y le dijo ¡por qué no te defendiste!  Y de repente la abuela se cayó al piso porque era viejita y su vida se estaba yendo.

La llevaron al hospital y Alex lloraba y se acordó de que su abuela le había contado sobre una bola mágica que estaba en la montaña más alta, pero era peligroso porque había monstruos y oscuridad.  Aunque era peligroso decidió ir.  Preparo comida y partió caminando y se encontró con un hombre desconocido que le preguntó ¿a dónde va? Y él respondió: “A la montaña más alta”.  El hombre se ofreció a llevarlo en su camión, pero le dijo que antes fuera al baño porque era un viaje largo.  Alex fue y cuando regresó el hombre se había llevado toda su comida y había huido.

Alex caminó hasta que encontró a otro niño llamado Juan y decidió acompañarlo en su viaje. Le devolvió su amuleto y después llegaron a un bosque con lobos.  Estaban asustados, pero fueron rescatados por una bella dama que les dio comida, cama y cuando se iban a dormir, Alex recordó que no debía confiar en personas ajenas y escaparon. 

Tenían que cruzar por un puente de madera y cuerda, desafortunadamente Juan cayó y Alex tuvo que ir solo hasta que lo encontró y pidió un deseo: Que su abuela volviera a la vida.

De pronto, una luz bajó del cielo y fue grande su sorpresa al ver que era su tátara-tatarabuelo que bajaba desde lo alto en una nave pequeña.  Él les dijo que todo ese tiempo no había sido la bola mágica lo que los mantuvo con vida, sino su valentía.

Daniel Mollo
5º B
 

                                                              El Camello mágico

Había una vez un camello que cumplía los deseos cuando se lo pedían.

Un día un niño se perdió jugando a la pelota y no sabía cómo volver entonces le preguntó al camello si lo podía ayudar, pero no le dijo nada.

Más tarde vino un millonario escuchando sobre el mágico animal y quería llevarlo con él, pero no sabía de qué forma lograrlo.  En la noche fue al bosque en donde se encontraba el camello y lo secuestró y lo llevó a Australia donde estaba su casa.

Finalmente cuando le pedía deseos se los cumplían, pero erróneamente para hacerle entender que no cumplía más deseos si no estaba en su hogar natal y se lo llevó, lo devolvió y el pueblo vivió feliz por siempre.

Francisco Soto
5º C

                                               En busca de la verdad

Había una vez en una escuela llamada América, un niño llamado Pedro que fue al baño y le sucedió algo muy grave.  Lo empujaron por detrás y al caer se pegó en la cabeza.  Uno de sus compañeros llamado Sebastián fue en su ayuda y lo llevo donde el directo de la escuela.  El director preguntó quién había empujado a Pedro, pero le niño dijo que no se acordaba y lo llevaron a la cínica de urgencia.

En la clínica le dijeron a la madre de Pedro, que el golpe fue tan fuerte que perdió un poco la memoria.  La madre de Pedro en su desesperación por saber quién había dañado a su hijo, ya que nadie quería contar lo que había sucedido, se le ocurrió llamar a un detective.  El detective llamado César de inmediato empezó a buscar pistas preguntándole a todos los compañeros y amigos de Pedro quien había visto lo que había pasado en el momento del accidente, pero ninguno quiso responder, entonces el detective César le pidió al director del colegio que e mostrar el video de vigilancia.  Luego de un rato fueron a buscar el video, pero este fue robado (¡chan! Chan! ¡channnnn!)

Pedro aún en la clínica no podía recordar lo que sucedió y su madre muy preocupada por su amado hijo, preguntaba a cada momento al médico si su hijo quedaría con alguna secuela, pero solo le decía que estaba en observación.  En el colegio el detective César recorría una y otra vez el baño donde Pedro tuvo el accidente, y no lograba entender quien quiso hacerle daño.  En ese momento sintió que alguien lo observaba y se dio vuelta, pero estaba solo.  El detective al salir del baño se dio cuenta que Sebastián, compañero de Pedro, se escondía de él.  Lo siguió y vio que Sebastián escondió algo detrás del patio de la escuela.  Espero que fuese de noche para ir a buscar lo que Sebastián había escondido, y logró descubrir que el mejor amigo de Pedro había robado el video que mostraba todo lo que había sucedido con Pedro en el baño.

Al día siguiente, el detective llamó a Sebastián a la oficina del director y le mostró lo que había encontrado y que él había escondido.  Sebastián se puso a llorar y le pedía disculpas por haber callado, pero tenía mucho miedo de lo que fueran a hacer con él.

Sebastián confesó que él había empujado a Pedro, pero que nunca quiso que Pedro perdiera la memoria, solo quería botarlo para burlarse de él y hacerlo avergonzar frente a sus demás compañeros.  El detective lo llevó inmediatamente a la clínica para que confesara a la madre de Pedro lo que había sucedido.   En ese momento le daban la cruel noticia a la madre de Pedro, de que su hijo nunca más recuperaría la memoria.  Ella lloraba desconsoladamente cuando llegó Sebastián y le confesó todo, pero también le pidió perdón ya que nunca se imaginó que sucedería algo así.  La madre de Pedro le dijo a Sebastián que “el hacer cosas para avergonzar a tus amigos o compañeros jamás serían valoradas, porque hacer daño a otros es hacerse daño uno mismo, ahora te sentirás culpable toda la vida sabiendo que tu amigo nunca más podrá recordarte y jamás volverá a ser el mismo”.

Nicolás Arriaza C
5º C

                                                                   Mi historia 2013

Cuando estaba en primero básico en el colegio Macaya todos me molestaban y me decían negra fea.  A mí no me gustaba y muchas veces lloraba.  En segundo básico fue más de lo mismo.

Repetí tres años, estaba en el curso de mi hermano y aún así me seguían molestado.

Pasé de curso a cuarto básico C.  Hice nuevos amigos como por ejemplo una amiga que me acepto tal como soy. Con el correr de los días me empecé a divertir en clases, hicimos el SIMCE, aprendimos de honestidad y responsabilidad y me valoran por mi persona.  Tenía el año pasado un muy profesor de lenguaje y además hicimos una gran fiesta de fin de año.  Ese día, todos nos pusimos a llorar.

Ahora estoy en el quinto básico C y seguimos destacando los valores cada mes y recuerdo con mucho cariño a mi profesor Lorenzo Cortéz que me ayudó mucho y gracias a él, estoy aquí...Mi colegio Macaya es el mejor.

Isabel Aliaga
5º C

                                                           Mi colegio

Érase una vez un niño llamado Raúl que era nuevo en su colegio, entonces su primer día de clases no se hizo ningún amigo, pero ya al segundo se hizo dos amigos, entonces él se empezó a sentir muy alegre porque ya tenía amigos.

Unos días más tarde conoció a casi todo el colegio, pero él se empezó a olvidar de sus primeros amigos que tuvo, entonces una de ellos habló con él y le dijo que eso no se hacía a los amigos entonces él les pidió perdón y ellos volvieron hacer amigos y todos vivieron felices por siempre.

Javier Cabrera
5º C

                                               Cambios de Escuela

En el año 2007 comienza sus estudios un niño llamado Nicolás que tenía unos amigos llamados: Mauro, Bruno, Sebastián, Javier y estábamos en el colegio Manuel Castro Ramos en Iquique en kínder y todos ellos forjaron una buena amistad.

Nicolás se cambió al colegio Robert Johnson porque su familia se fue a vivir a Alto Hospicio, ya que es allí donde les entregaron una casa, pero cuando llegó a ese colegio lo maltrataron golpeándolo y molestándolo y así pasaron tres años en donde el niño se sintió muy solo.

El joven estudiante se cambió al colegio Macaya y ahí fue tratado con respeto, escuchó lo que le decían sus profesores y se comportaba muy bien.  Lo otro es que iba a la biblioteca todos los días a prender mucho más y por eso sus papás me dieron un televisor grande.

En la casa nueva había dos perros llamados Lucas y Sultán, un gallo y una gallina.  Nicolás se sentía muy bien con su familia que además estaba compuesta por dos pequeñas hermanas.  Una de nueve meses, Antonella que era muy celosa de su mamá y buena para comer y Fabiana. 

El niño estaba dispuesto a tener muchos, muchos amigos siempre que fuese tratado como él trataba el resto, o sea con respeto.

Nicolás Alvarado
5º C

                                                               Familia Lillo Flores

Hoy lunes, en mi primer día de clases, llegaron cuatro alumnos nuevos al curso en el que estoy, pero hay un problema: mi curso es el 5º C.

Pablo, un compañero al que le hacen bullying por ser de personalidad un poco distinta y el otro niño que se llama Andy lo defiende para que no le sigan pegando y atacando verbalmente.  Los otros dos niños del curso también les pasa lo mismo.  Unos niños de un curso mayor que los molestan, pero ellos no saben qué hacer porque no hay una sola persona que los pueda ver y defender cuando esto pasa yo siempre estoy presente cuando pasa eso me da rabia porque no puedo defenderlos porque son varios, pero trato de hacerlo igual para que nadie los pase a llevar y ni un solo niño los siga molestando.

A mí no me pasa nada porque yo no peleo con nadie y últimamente ha habido bullying y robos en todo el colegio, pero al parecer no están tomando medidas aún de esto a mí se me extravió dinero y no hubo ninguna solución y el otro año por lo menos en mi curso no sucedía esto y lo peor que el colegio se está poniendo malo en ese sentido y si sigue así la reputación de él va a quedar por el suelo y los apoderados no van a querer matricular a sus hijos en el colegio como es mi caso lo peor de todo que no quiero que me cambien de colegio extrañaría mucho a mis compañeros.

Esta ha sido mi experiencia y mi relato de todo lo que ha pasado en el colegio desde que comenzó el año escolar.  Espero que las cosas mejoren por el bien de todos.

Dilan Lillo Flores
5º C

                                                           La escuela

Había una vez n niño llamado Juan que en el recreo jugaba a las espadas.  Él usaba una de color verde y su amigo Alexander usaba una de color roja.  Cuando terminaba el recreo, Juan y Alexander pusieron sus espadas en sus estuches.

En el según recreo, algo sucedió.  La sala se llenó de agua y jugaron al waterpolo y después en el tercer recreo jugaron al golf y se fueron a la casa.   Al día siguiente en el primer recreo jugaron al tiro al arco y entrenaron y entrenaron todo el día.  Luego jugaron hasta que la flecha llegará a  puntuación 10.  En el siguiente recreo jugaron basquetbol tratando de acertar al aro.  En el último recreo jugaron tenis de mesa. 

Mi escuela s tan divertida que siempre puedo hacer todos los deportes, aunque sea en mi imaginación lo importante es que siempre disfruto con mis compañeros.

Elías López Osorio
5º C
    

                                    Mi colegio y mis compañeras

Un día en el colegio había cuatro amigas muy chistosas y felices.  Se llamaban: Ashley, Javiera, Constanza y Daniela.  Se reían a carcajadas porque Javiera que era una de las niñas, ponía caras feas y chistosas.

Tocaron la campana para ir a las salas.  Iban subiendo por la escalera y Constanza estaba jugando a saltar y un niño la empujó y casi se pega en la cabeza y desde ese día se dijeron que nunca más iban a jugar en las escaleras porque era muy peligroso y arriesgado.

Pasaron algunas horas y por fin tocaron la campana para ir a la casa.  Las niñas cansadas de tanto escribir llegaban a sus casas con casi todos los dedos con callos en sus manos, pero a ellas no les importaba porque sabían que era un síntoma de aprender y además porque así seguirían compartiendo todos los días su amistad que nunca cambiaría.

Daniela Castillo Duarte
5º C     

                                               Mi colegio del desierto

Había una vez una niña llamada Camila que llegó de la capital de Chile, Santiago, a Iquique.  Para Camila el cambio fue muy drástico porque de donde ella venía había de todo: fantasilandia, parques, toda clase de árboles, flores, pasto, muchos juegos y muchas personas que daban vida a la gran ciudad.  Aquí todo era seco, sin verde, sin parques, sólo desierto y mar.  Llegando  a Iquique entró a una escuela muy linda de pre´-básica y era todo lo que le agradaba.

Pasó el tiempo y se cambió de colegio en primero básico.  Para esto, sus padres le buscaron un colegio con mucha dedicación porque querían una escuela buena para ella y encontraron el colegio Macaya.  

Camila es una niña ordenada, respetuosa y que le gusta mucho su escuela.  Ella dice que la ama y que quiere a sus amigos, profesores y a todo el personal del establecimiento que trabaja ahí.  Tiene muy buenas amigas y se entretiene mucho.  Le gusta estudiar.  Está muy contenta en biblioteca porque hay muchos libros.

Le encanta el trato que le dan sus profesores y dice que todos los tiempos que no quiere crecer para no irse de su escuela y ha cambiado ahora.  Encontró en el desierto otro tipo de belleza.

Camila aprendió que siempre hay algo lindo por qué vivir y estar feliz.  Ella tiene buenos profesores y muchas amigas y ha aprendido a querer el lugar donde ahora vive.

Camila Bautista Maldonado
5º C

                                              El osito del colegio Macaya

Había una vez un osito que era del colegio Macaya y el osito se llamaba Martín y ese osito todos los días lo querían porque era mágico, suave y de color café.

Entonces un día lunes, el osito Martín se perdió en el colegio y nadie sabía donde estaba y todos los niños andaban buscando al pobre osito, pero lo que los alumnos no sabían era que en el colegio había una persona que era un ladrón y se hacía pasar por un alumno de sexto Ha llamado Brandon y tenía muchas cosas que les había robado a los alumnos y profesores del colegio Macaya y todos los alumnos no iban con deseos de estudiar, más bien, iban con pena porque creían que nunca más iban a volver a ver al osito. 

Martín, el osito mágico les daba energía y los hacía más inteligentes, pero el osito no estaba y los alumnos se pusieron flojos y desganados como antes de que tuvieran a su mascota mágica.

Finalmente descubrieron al ladrón y también descubrieron que él no tenía la edad para ir en 6º A y que tenía 20 años y lo metieron en prisión, pero lo mejor de todo es que devolvieron a los alumnos a su querido osito y fueron felices por mucho, mucho tiempo.

Darling Paulina Yañez Cid
5º C

                                       Mi colegio y mi experiencia de amistad

En mi colegio me he encariñado mucho con todos, con profesores, inspectores y mi orientador, pero muy especialmente con mi profesor de lenguaje Lorenzo Cortez que siempre está apoyándome.  Estos han sido los mejores años de mi vida.

He ganado amigos, y la amistad que más rescato es la de un compañero que me molestaba mucho hasta el año pasado.  Ahora somos buenos amigos, ya que aprendimos a valorar la amistad y por eso me gusta ser Macayino.

Yahir Uren Cortez
5º C

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